Real Jaén.-Sueño roto
JOSÉ EUGENIO LARA / Barcelona
El Real Jaén se despidió anoche de la promoción de ascenso después de una derrota dolorosa en el Mini Estadi, en un encuentro en el que el ataque azulgrana arrolló por completo a la defensa blanca. No hubo guión. El gol de falta de Thiago rompió el muro y empujó al Real Jaén a la eliminación y, probablemente, al final de un ciclo.
JOSÉ EUGENIO LARA / BarcelonaEl Real Jaén se despidió anoche de la promoción de ascenso después de una derrota dolorosa en el Mini Estadi, en un encuentro en el que el ataque azulgrana arrolló por completo a la defensa blanca. No hubo guión. El gol de falta de Thiago rompió el muro y empujó al Real Jaén a la eliminación y, probablemente, al final de un ciclo.
El Barcelona B fue puro nervio en ataque. Sencillamente demoledor. No necesitó muchas ocasiones para anotar tres goles. El Real Jaén no encontró su identidad defensiva ni esa concentración que mantuvo a raya al filial azulgrana en el encuentro de ida. Se abrió la cobertura y el equipo fue clavando la rodilla como un azucarillo que se fue disolviendo poco a poco. Quiso respirar y asomarse al partido en algún momento, pero se encontró con una falta de resolución en ataque que le impidió jugar sus bazas en el juego. El Barca B fue mejor y más directo. Técnicamente manejó la pelota con más destreza que en Jaén porque, con un césped corto y muy rápido, la pelota llevó siempre mucha velocidad. Benefició el campo el toque corto y las numerosas triangulaciones del filial azulgrana.
Aguantó un cuarto de hora el Real Jaén, hasta que Javi Moyano, superado en varias ocasiones por Nolito, cometió una falta al borde de la frontal que puso el gol en bandeja a Thiago. En bandeja porque Gerardo colocó a demasiados hombres en la barrera, hecho que le obligó a pegarse a un poste y a dejar demasiado espacio entre él y el otro palo. Tanta gente terminó por obstaculizarle la visión. Thiago le pegó con maestría, pero el hueco que se observó desde la grada fue infinito. La cadena de errores asomó al Real Jaén al precipicio, sobre todo porque rompió el principio que le mantenía vivo en la eliminatoria y que le permitía soñar con la tercera. Aun así un tanto jiennense lo cambiaba todo. Pero el equipo no estaba hecho para el ataque. Jugadores básicos en la plantilla han llegado a la promoción sin frescura y con las fuerzas limitadas. No apareció el talento de Mena. Ni la calidad de Esparza. Ni la velocidad de Toledo. El Real Jaén creó peligro en una llegada de Navarro por banda y en un centro posterior que Bartra a punto estuvo de introducir en su portería. O en un remate de cabeza en un saque de esquina. Llegadas contadas y casi siempre demasiado forzadas. Consecuencia: el descanso deparó un inquietante uno a cero. Un alivio para los azulgrana y una losa por los blancos.
No tardó en definirse el segundo periodo. Antes de llegar al cuarto de hora Jonathan Soriano ejecutó un extraordinario tiro que sorprendió a Gerardo por el palo que debía defender. Diez minutos después, una estampa similar. Thiago vio el desmarque de Soriano, le puso un buen balón y superó al portero jiennense por el palo más cercano. Todo resuelto. Primero Nolito hizo diabluras en la primera mitad, siempre a los mandos de Thiago, el director de la orquesta azulgrana. Después Jonathan Soriano, ausente en la ida por unas molestias, adquirió el papel que representa el nueve. Nada que objetar. El Real Jaén siguió en pie y mantuvo la compostura como pudo hasta que expiró el encuentro. Quiso, con coraje y pundonor, marcar algún gol, quizás como agradecimiento por el fantástico apoyo que recibió desde las gradas de esos dos mil jiennenses que no pararon de empujar al equipo. Pero el Real Jaén no tenía recursos para frenar a un rival con un inmenso talento técnico y con una capacidad de movimiento increíble. La pelota rodó a una velocidad apreciable. Cuando el grupo perdió el encanto defensivo, el campo fue como una autopista por la que circularon jugadores con mucha clase. Poco pudo hacer entonces el Real Jaén.
Llegó el final y el desencanto. Cervera salió al campo para que sus hombres se dirigieran al fondo norte para agradecer el respaldo de los seguidores. Así lo hicieron. El grupo estaba hundido. Se fueron los jugadores a la caseta y el público reclamó su salida. Regresaron y recibieron el calor de una afición entregada. Fue el final de una experiencia gratificante y el principio del verdadero play off. Se cierra un ciclo con muchas deudas y con un presidente que dejará el cargo. Ahora empieza el encuentro más decisivo.