"Sin animales poderosos una empresa no sobrevive"

—Pero tampoco se queda ahí su actividad editorial, ¿verdad?
—Estoy tratando de hacer algo que creo que no ha hecho autor alguno hasta ahora. Es publicar, de forma consecutiva, tres libros de tres géneros distintos. Son Esta empresa es un zoo, un libro de empresa y habilidades directivas; en noviembre, Una vida en la oscuridad, una novela contemporánea, un drama, y en febrero sacaré algo inédito para mí, un libro de relatos infantiles, Cuentos para Mateo, ocho historias para niños entre la ficción y recuerdos de mi infancia.

—Todo esto sin dedicación exclusiva a la literatura.
—Lo compagino con mi actividad empresarial y la faceta de asesor en procesos de reestructuración. Me preguntan que cómo es posible hacerlo y la respuesta es siempre la misma, con voluntad. No tengo más aficiones que leer y escribir.

—¿Por qué surge esa necesidad de escribir en estos ámbitos?
—Llega un momento en que uno tiene la obligación de transmitir todo lo que ha aprendido, de aquí no nos vamos a llevar nada. Y esto no solo lo hago en los libros de empresa, en las novelas, también trato de decir algo. De hecho, en esta, exagero el inconformismo que veo en mucha gente. Cada día es irrepetible y aconsejo disfrutar de cada uno, no quemar etapas.

—¿Y qué mensaje lanza con Esta empresa es un zoo?
—Lo llamo un libro de empresa, pero lo mismo podría decir que es un manual de psicología, porque, al final, lo que hago es estudiar y describir el tipo de personas que te puedes encontrar y compararlas con animales. Así los clasifico en tres tipos. Son los depredadores, animales peligrosos porque su instinto es atacar, por lo que hay que saber identificarlos y cómo actuar; neutros, que son divertidos y ruidosos, de los que no tienes que tener ningún temor, pero tampoco esperar ayuda, y, por último, los poderosos, animales líderes, con enorme capacidad de trabajo, de los que hay mucho que aprender. Como es un tema controvertido, decidí hacerlo con humor y mucha ironía.

—¿Son necesarios todos estos animales para que una empresa funcione o hay que evitar unos y buscar otros?
—Primero, los animales existen, tú no puedes decidir. Pero, si lo sabes identificar y conoces lo que puedes esperar de él, puede ocupar un puesto. En un zoo, hay sitio para todos los animales y funciona. Solo hay que identificarlos, aprender a tratarlos y sacarles una utilidad. La única afirmación que hago es que sin animales poderosos es imposible que una empresa sobreviva, sobre todo, en época de crisis.

—¿Un animal, con el tiempo, puede reconvertirse en otro?
—No, un león es imposible que se torne en elefante. Lo que sí pasa es que algunas características cambian. También hay animales que necesitan cambiar de zoo, lo que puede ser bueno o malo, pero depende de sus características. Yo no soy partidario del cambio por el cambio, solo hay que procurar analizarte, saber cómo eres y qué buscas en la vida para reconocer qué zoológico necesitas.

—Pero la clasificación de una persona a otra puede cambiar.
—Varía el criterio del observador. Por eso, para ayudarnos a ser objetivos, escribo este libro. Clasificamos de forma intuitiva, sabemos qué nos podemos esperar de cada uno. Siempre digo que lo más importante de una empresa son sus personas, por encima de su marca y de todo, y al tiempo es lo que más problemas da. Por eso, ofrezco una guía para poner blanco sobre negro lo que ya está en tu cabeza.

—¿José Manuel Muriel con qué animal se identifica?
—Yo, con el lobo y, sin embargo, la gente me dice que soy un león.

—El libro ha despertado interés, pero también controversia.
—Por eso he tratado de hacerlo con mucho sentido del humor. Mucha gente que ha trabajado conmigo me llama para preguntarme que qué animal es. Cuando comencé, tenía una lista con nombres y apellidos al lado, que me sirvió para hacer las descripciones, pero cuando terminé, esa lista desapareció y de mi mente se borró. He trabajado con cientos de miles de personas, no entiendo esa preocupación. Lo único que busco es transmitir una experiencia y ayudar a la gente a racionalizar algo que hacemos instintivamente.