Sentimiento azulillo desde Montpellier hasta Castellón
En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. Con esta reflexión, el escritor uruguayo recientemente fallecido, Eduardo Galeano, dejó claro que el amor a unos colores no acepta condiciones. Esa pasión de hincha configura el universo que gira alrededor de la pelota y que forma parte de la vida de Alberto Fernández, un aficionado azulillo estudiante de Filología Francesa de la Universidad de Granada que, actualmente, está de Erasmus en Montpellier. Su locura por el Linares no tiene límites hasta tal punto de que tiene planeado viajar desde la ciudad francesa hasta Castellón junto con su novia, su hermano —que reside en Tarazona— y la pareja de este.

Como cualquier universitario, Alberto anda corto de dinero, pero está dispuesto a realizar un esfuerzo para estar en Castalia con sus compañeros de grada de Linarejos y animar a los de Torres para que logren el ascenso. “Me hace mucha ilusión. Este año me he perdido la gran temporada que ha hecho el equipo y no quiero quedarme sin el play off”, asegura. Nada más conocer el resultado del sorteo, Alberto se puso a organiza el desplazamiento hasta Castellón. Tendrá que recorrer 615 kilómetros, unas cinco horas y media de coche. “Un auténtico palizón, pero quiero estar al lado de los jugadores en este momento tan importante para el club y para la ciudad”, reconoce el joven.
Alberto no es el único ejemplo de sentimiento azulillo fuera de las fronteras de Linares. Mario Conejero es contable en una empresa de ingeniería de Castellón, donde reside desde hace quince años junto con su esposa Mariló Galera. A sus 40 años, lleva más de media vida siguiendo al Linares, desde las primeras promociones a Segunda B de mediados de los 90. Mario Conejero siempre tuvo el presentimiento de que el destino uniría al Castellón con el Linares en la lucha por el regreso a la División de Bronce. Esa premonición se cumplió el 24 de mayo, cuando la mano inocente del presidente del Algeciras emparejó a ambos clubes. “Menuda eliminatoria”, fue lo primero que pensó este economista linarense.
Tras digerir el golpe, Mario Conejero esbozó una sonrisa: “Podré ver a mi equipo en Castalia. Será una pasada”, se dijo. Y tendrá la oportunidad, además, de acudir al estadio de la mano de su pequeño Marco, que, desde el mismo día del sorteo, no se quita la equipación azulilla. “Estamos muy ilusionados en la casa y con muchas ganas de que llegue el domingo”, relata. Mario Conejero espera ansioso la llegada de esa legión de aficionados que se desplazará desde la ciudad de las minas, en especial de sus amigos, con los que pasó grandes tardes en el Municipal de Linarejos. Ve “muy crecidos” a la prensa y a los seguidores albinegros y confía en que el Linares le amargue la fiesta a los locales. Además de Mario y de Mariló, en la provincia de Castellón hay muchos más linarenses, que también acudirán al partido, a los que se sumarán seguidores procedentes de Alicante, Valencia, Madrid, Barcelona, Zaragoza, Murcia y Granada, entre otros lugares.