Riqueza popular extraída a partir de los gentilicios de la provincia
Diana Sánchez /Jaén
El origen de los gentilicios, los apodos y los chascarrillos de las 434 entidades de poblaciones de Jaén ya se puede conocer sin tener que preguntar a sus vecinos. El discípulo del Nobel de Literatura Camilo José Cela, Gaspar Sánchez Salas, recorrió la provincia para profundizar su cultura popular en un nuevo libro.

El origen de los gentilicios, los apodos y los chascarrillos de las 434 entidades de poblaciones de Jaén ya se puede conocer sin tener que preguntar a sus vecinos. El discípulo del Nobel de Literatura Camilo José Cela, Gaspar Sánchez Salas, recorrió la provincia para profundizar su cultura popular en un nuevo libro.
Mofarse de los vecinos a partir de sus defectos físicos o por su forma de ser es algo tan común en las poblaciones españolas, que muchos suelen acudir a estos motes más que a los gentilicios oficiales. Así, las rencillas entre unas zonas de la provincia y otras aledañas suelen transmitirse a partir de los juegos lingüísticos o la función lúdica del lenguaje, como denomina Gaspar Sánchez Salas en su estudio La formación de gentilicios, seudogentilicios y otros dictados tópicos de la provincia de Jaén.
Bajo la dirección y la supervisión del Nobel de Literatura Camilo José Cela, la investigación de Gaspar Sánchez, de Torreblascopedro, profundizó en los orígenes de estos nombres y adjetivos utilizados para referirse a los residentes en unas poblaciones u otras. En concreto, el estudio se divide en tres partes que conforman la disciplina de la Dictadología Tópica, creada por el mismo Cela y cuya única cátedra sólo existe en la Universidad de las Islas Baleares. El primer bloque explica la formación de los gentilicios, que atienden a un punto de vista meramente morfológico. Es el caso de los nombres conocidos oficialmente. “Son los que encontramos en documentos de la Diputación Provincial o en los medios de comunicación”, explica el autor de la investigación.
Sin embargo, el estudioso, guiado por su maestro, un apasionado de las peculiares historias de los pueblos, va más allá, por lo que Sánchez Salas se metió en el mismo campo de trabajo para indagar los pseudogentilicios, es decir, los motes por los que se conocen a los vecinos de una población. “Son nombres otorgados por sus vecinos. Casi siempre son despectivos y aluden a cualidades físicas o insultos. Además, los nombrados nunca comentan estos apodos negativos”, explica.
Los ejemplos son múltiples entre los que el autor destaca el gran enfrentamiento entre los baezanos y los ubetenses. Rencillas entre vecinos que, aún hoy, se mantienen como una fuente más de su cultura y folclore. “Cuando pregunté a los informadores de Baeza que si a ellos los llamaban “del tosino de pansa”, me cuestionaron si se lo habían dicho los de Úbeda y que si era así, si no le habían explicado que ellos eran unos “sipotes””, comenta Sánchez. Y es que, a pesar de tener en común un rico patrimonio histórico, los “piques” entre los vecinos de las dos ciudades renacentistas son tan antiguos como abundantes en motes.
Sin olvidar el carácter científico y técnico del estudio, como en casi todas las normas, también existe una excepción: “El único caso de la provincia en el que los residentes aceptan como oficial su pseudónimo son los de Benatae. En este caso, el gentilicio oficial sería benataense, pero ellos sólo quieren que les llamen naberos”, explica.
El tercer capítulo se centra en los refranes o chascarrillos populares. Así, como dice el investigador, con exactitud o sin ella, no se puede olvidar que el pueblo ha sido y sigue siendo ese gran artífice que sabe condensar en una máxima lapidaria su sabiduría sin necesidad de tenerla escrita.