Piden 8 años de cárcel al joven que tiroteó a otro
Andrés M. R., el joven Úbeda acusado de disparar en dos ocasiones a otro veinteañero con el que estaba enemistado, ya sabe a lo que se enfrenta. La Fiscalía ha solicitado una condena de ocho años de prisión por cuatro delitos: homicidio en grado de tentativa, amenazas, daños y tenencia ilícita de armas. El escrito de acusación relata lo que, presuntamente, ocurrió entre el acusado y la víctima.
Sitúa el origen del conflicto en la madrugada del 5 al 6 de diciembre de 2014. Andrés M. R. y el joven que, diez días después resultó tiroteado, tuvieron una pelea. Parecía que la cosa estaba calmada. Sin embargo, no era así. El procesado, presuntamente, intentó atropellar a su rival con su Volkswagen Golf en la zona de la Avenida de la Libertad, cuando caminaba en compañía de un amigo. “Llegó a subirse en la acera, si bien la víctima saltó hacia atrás”, con lo que pudo evitar la embestida, tal y como aclara el fiscal, quien añade que Andrés M. R. ya lo amenazó de muerte con “pegarle un tiro”. Presuntamente, cumplió con sus amenazas en la noche del 16 de diciembre. “Fue desarrollando un deseo de venganza”, dice, literalmente, el Ministerio Público.
El perjudicado estaba en el interior de un coche aparcado en un descampado del cerro de La Atalaya. El presunto autor sabía que estaba allí. Fue a buscarlo y llegó hasta el lugar “a gran velocidad”, de nuevo en su Volkswagen Golf. Se bajó del coche, sacó una pistola de calibre 9 milímetros parabellum —que no ha sido encontrada— y se acercó hasta donde estaba su contrincante, que estaba junto a más personas. Según el relato del fiscal, lo apuntó con el arma y le ordenó que se bajara del automóvil y que se pusiera de rodillas. La víctima se negó. La reacción de Andrés M. R. fue disparar. Efectuó dos tiros contra el vehículo.
Uno de ellos impactó en la pierna del perjudicado. Después, disparó en una tercera ocasión, esta vez al aire para amedrentar a todos los presentes y advertirles de que no llamaran a la Policía, “porque iba a ser peor”. Posteriormente, se montó en su automóvil y se marchó. Pocas horas después, agentes de la Comisaría de Úbeda le pusieron las esposas. Desde entonces, está en prisión preventiva.
Sitúa el origen del conflicto en la madrugada del 5 al 6 de diciembre de 2014. Andrés M. R. y el joven que, diez días después resultó tiroteado, tuvieron una pelea. Parecía que la cosa estaba calmada. Sin embargo, no era así. El procesado, presuntamente, intentó atropellar a su rival con su Volkswagen Golf en la zona de la Avenida de la Libertad, cuando caminaba en compañía de un amigo. “Llegó a subirse en la acera, si bien la víctima saltó hacia atrás”, con lo que pudo evitar la embestida, tal y como aclara el fiscal, quien añade que Andrés M. R. ya lo amenazó de muerte con “pegarle un tiro”. Presuntamente, cumplió con sus amenazas en la noche del 16 de diciembre. “Fue desarrollando un deseo de venganza”, dice, literalmente, el Ministerio Público.
El perjudicado estaba en el interior de un coche aparcado en un descampado del cerro de La Atalaya. El presunto autor sabía que estaba allí. Fue a buscarlo y llegó hasta el lugar “a gran velocidad”, de nuevo en su Volkswagen Golf. Se bajó del coche, sacó una pistola de calibre 9 milímetros parabellum —que no ha sido encontrada— y se acercó hasta donde estaba su contrincante, que estaba junto a más personas. Según el relato del fiscal, lo apuntó con el arma y le ordenó que se bajara del automóvil y que se pusiera de rodillas. La víctima se negó. La reacción de Andrés M. R. fue disparar. Efectuó dos tiros contra el vehículo.
Uno de ellos impactó en la pierna del perjudicado. Después, disparó en una tercera ocasión, esta vez al aire para amedrentar a todos los presentes y advertirles de que no llamaran a la Policía, “porque iba a ser peor”. Posteriormente, se montó en su automóvil y se marchó. Pocas horas después, agentes de la Comisaría de Úbeda le pusieron las esposas. Desde entonces, está en prisión preventiva.
