Picaduras que afean la 'manzana'

Un casco urbano que dista de la majestuosidad del templo catedralicio. Esa es la realidad que, día a día, observan los vecinos de la zona. Una evidencia que se aprecia a tan solo unos metros del monumento que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad, donde las casas amenazan con derrumbes y los solares guarden jardines salvajes.

    29 ene 2014 / 11:33 H.

    Cuando el viento sopla y se alza la vista a algunos de los edificios de las entrañas del casco antiguo de Jaén —en la intimidad de calles como Almendros Aguilar después del Arco de San Lorenzo—, es fácil que la imaginación vuele para adentrarse en los balcones abiertos cuyas puertas se agitan con violencia. Casas abandonadas, dejadas de la mano de Dios, que quedaron a merced del paso del tiempo y cuyas fachadas delatan lo que antaño fue el centro de la capital del Santo Reino. “Un claro ejemplo lo tenemos en la fachada del edificio que está junto al Obispado y hace esquina con la calle Maestra. ¡En plena Plaza Santa María!”, dice, con tono amargo, el presidente de la asociación Arco del Consuelo, Antonio Lozano. Y es que, el representante vecinal no logra entender cómo se puede defender la candidatura de la Catedral a Patrimonio de la Humanidad cuando a escasos metros el deterioro amenaza con deslucir la grandiosa obra de Vandelvira. “Sin contar con los focos del suelo de la Plaza Santa María”, apunta. Pero no solo edificios que salpican, cual “manzana” podrida, los barrios que abarcan desde San Ildefonso hasta la Magdalena, ya que otro de los puntos flacos del casco antiguos son los “bosques urbanos” que brotan a su libre albedrío en recoletos rincones como los que toman la parte alta de la Plaza de Santiago. Más información en nuestra edición impresa.