Para el Hospital Neurotraumatológico
Queridos compañeros y amigos: por medio de estas líneas quiero expresaros lo que, a lo largo de quince años, he vivido y sentido en este centro tan peculiar y extraordinario.
También quiero enarbolar una gran bandera con el nombre de todos y cada uno de los que trabajáis en este centro. Empiezo por la entrada, por ese arco que es guarda y custodia del espíritu del “Princesa”, denominado ahora Neurotraumatológico. Este hospital se fundó con un espíritu de servicio a todas las personas necesitadas y aún se recibe ese cariño gracias a sus trabajadores que lo conservan. Comenzando por el sótano, hasta la octava planta, que está la capilla y nuestro amigo Jesús, donde sube los enfermos y familiares a mitigar su dolor y recibir consuelo. Todo el personal es fabuloso, yo no podría decir otra cosa. Por eso hoy quiero agradecer a mis compañeros celadores activos y en la reserva, como yo, de todos los servicios, y hacerlo extensivo a mis compañeros del Neveral y Médico quirúrgico de los cuales aprendí cuando pasé por ellos. Quiero ensalzar el trabajo de todo el personal de este centro; incluidas las plantas de hospitalización, con un personal especializado y depende de las patologías del enfermo, con un trato exquisito hacia ellos. A los médicos, enfermeras, auxiliares, limpiadoras, personal de mantenimiento, rehabilitación, bacteriología, medicina laboral, sindicatos, personal de farmacia, lencería, cocina, trabajadores sociales, Carlos de almacén, Jesús de la limpieza, Paco el chófer, personal de admisión, archivo, personal de rayos, consulta externas, a todas sus auxiliares que gracias a su gran labor sale todo adelante, Pedro y Toñi de salas de cura, estéril, banco de sangre, todo el personal de urgencias, UCI y observación, dirección de enfermería, a nuestra encargada Ana Teresa, a todo el personal de CMA, de la URPA, a todo el personal del laboratorio, a otorrino, derma, hematología, estomatología, anestesia, nutrición, Antoñita ECG, a los internistas, al personal de quirófano, Capi, Miguel, Concha, Mailo, Rafi, José el jardinero, los capellanes, los guardas jurados y los chicos de las ambulancias, chicos de la cafetería, Mari Carmen de la ropa, también a nuestro anteriores encargado Joaquín y supervisora Estrella. A resumidas cuentas, por si alguien se me olvida, a todo el hospital. Por último, y no menos importante, he dejado a todo el personal de mi planta, muy especiales para mi —Mari Carmen, “mi súper” enfermeros, auxiliares, limpiadoras, médicos, a todo el equipo de otorrino, de maxilo, neuro, personal de quirófano de la tercera e internistas— por haberme dado quince años de felicidad, ya que me he sentido querida y cuidada. De ahí que, justo ahora, cuando me tengo que ir, sienta nostalgia. Muchas gracias a todos, nunca, de ninguno de vosotros, me olvidaré.