Otíñar, historia de un despropósito
Ignacio Frías / Jaén
Unos pronuncian el topónimo Otíñar con acento llano y otros, agudo, con el golpe en la “ar”, Otiñar. Sea como fuere, es uno de los parajes más bellos de Jaén, inscrito desde 2009 en el Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz, y desde 1986 es Paraje de Especial Protección. Pero la realidad es que, lejos de salvaguardarlo, a decir de los vecinos "está dejado de la mano de Dios".

Unos pronuncian el topónimo Otíñar con acento llano y otros, agudo, con el golpe en la “ar”, Otiñar. Sea como fuere, es uno de los parajes más bellos de Jaén, inscrito desde 2009 en el Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz, y desde 1986 es Paraje de Especial Protección. Pero la realidad es que, lejos de salvaguardarlo, a decir de los vecinos "está dejado de la mano de Dios".
La aldea de Otíñar es hoy un lugar fantasmagórico y un despropósito. Como si alguien se empeñase en borrar del mapa su memoria, que, por cierto, se pierde en la noche de los tiempos, ya que abundan abrigos y cuevas con pinturas rupestres. La que fue calle principal de la aldea, por donde pasa la antigua carretera JA-3210 de la Diputación Provincial de Jaén y, por tanto, de dominio público, es una montaña de escombros, inaccesible y peligrosa. Por no llegar, allí no llega ni la carretera Jaén-Otíñar, recientemente asfaltada por el ente supramunicipal desde el Puente de la Sierra hasta su bifurcación con el Quiebrajano. A partir de ese cruce, en dirección hacia la aldea, está la nada absoluta. Ese tramo de la antigua carretera no solo está dejado de la mano de Dios, sino cortado con montones de escombros y enormes piedras. Y, por si no queda claro que allí las visitas no tienen vela, justo en el hito del kilómetro 13 hay una valla que impide el paso, lo que no deja lugar a dudas de la intención. En ese punto, y más allá, la carretera sigue siendo de la Diputación, aunque no lo parece. El historiador y arqueólogo Narciso Zafra, descendiente de antiguos colonos, en su estudio "Arqueología del paisaje y toponimia en la aldea de Otíñar", recuerda que este paraje "es un latifundio ubicado en la Sierra de Jaén, fundado sobre tierras de propios del Ayuntamiento jiennense, privatizadas en 1827 bajo la condición de fundar una nueva población, la aldea de Otíñar o Santa Cristina, que fue pedanía de la ciudad de Jaén y quedó abandonada hacia 1980". Otros descendientes de las quince familias originarias de colonos recuerdan que la relación que sus antepasados tenían con los propietarios del latifundio, la baronía de Otíñar, era "cercana al vasallaje y se sustentaba en el temor; por eso, cuando les dijeron que se fueran, lo hicieron sin rechistar". Desde 1831 la aldea se llama también Santa Cristina, en honor de la reina María Cristina de Borbón, pero tras la Guerra Civil, durante la dictadura franquista, se la desposeyó del rango de aldea y de comunidad campesina y pasó a ser un latifundio llamado Hacienda Santa Cristina. Más información en nuestra edición impresa.