Navegando por el Jándula
Muchos años tendrán que transcurrir para poder volver a contemplar esta imagen de La Morenita, a hombros de sus anderos atravesar el río Jándula. Un camino que se va a recordar durante muchos años. Más de ocho mil peregrinos acompañaron a la Virgen por Sierra Morena. Esplendorosa La Morenita en su travesía, nada más salir de Andujar, por los llanos de San Amancio.

Con su manto blanco y fajín rojo que resalta las facciones de la Virgen de la Cabeza entre los colores del campo en pleno apogeo de la primavera. Por el Arroyo Los Molinos, donde el camino empieza a estrecharse y la vega del Guadalquivir se torna sierra. Después, los parajes romeros de especial sabor: los Cerrillos, la cuesta de los Coloraos, la cuesta del Reventón, la China, el Collao de los Lobos, la cuesta de los Pelones, San Ginés, donde confluyen caballos, carretas y peregrinos. Desde ahí, un pequeño respiro hasta cruzar el arroyo el Gallo, lugar de bautizo de los nuevos romeros, el Gamonal y al fín el Balconcillo, desde donde los romeros pueden ver por primera vez el Santuario, la temida cuesta del Madriño, último esfuerzo que lleva al Puente Romano, donde después de cruzar el puente, los anderos se dirigieron hacia el río Jándula para pasar a la Morenita por sus aguas y llegar por fin a Lugar Nuevo. En el Puente, se vivió uno de esos momentos que nunca se podrán olvidar y se mantendran en la retina de todos los que tuvimos la suerte de estar in situ en el lugar. Los anderos enardecidos, se lanzaron sin pensarlo a las aguas del Jándula, sumergiéndose casi hasta el cuello, dando el efecto que la Virgen navegaba en sus andas. La multitud aplaudió a rabiar, con los ojos llorosos de la emoción. Y en el último tramo, el arroyo del Membrillejo, los Caracolillos, el pino de las tres patas, el sillón del rey y el cerro Marquitos, para finalmente llegar al Cerro del Cabezo.