Nadal se cae de abanderado y nos deja huérfanos de su fuerza
En las pistas de tenis de Wimbledon de Londres no podrá estar compitiendo Rafael Nadal. Se cae del equipo olímpico español y por tanto nos quedamos sin abanderado en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Una verdadera pena porque la fuerza y la fe que transmite siempre el mejor deportista español de todos los tiempos era un acicate para el resto de deportistas, entre ellos el arquero jiennense Elías Cuesta.
Una lesión lo retira temporalmente de la competición y hay que desearle una pronta recuperación para que siga dando grandes tardes de éxitos al tenis y al deporte español. Él, y deportistas como Alberto Contador o incluso Fernando Alonso, han catapultado la marca España a todos los rincones del planeta. Mención especial hay que hacer de las selecciones deportivas de fútbol y de baloncesto, que se codeaban con las mejores del mundo y desde hace algún tiempo son incontestables en lo más alto del podio.
Para Londres 2012, esas Olimpiadas que deseaba organizar Madrid, el equipo olímpico español viaja con no las mejores esperanzas, dado que las principales bazas de anteriores Juegos siempre fueron los atletas y en estos momentos el atletismo español está atravesando por un mal momento, sin líderes del mediofondo, donde siempre dominamos, como garantía permanente de medalla. Los casos de dopaje nos han puesto en el punto de mira y hay que seguir exigiendo a las autoridades que extremen la vigilancia para que no se produzca ningún caso. La imagen de España, la del deporte español, está en juego y su prestigio debe estar basado inexcusablemente en la tolerancia cero frente al dopaje. Rafael Nadal, nuestro más deseado abanderado, siempre fue un exponente supremo del juego limpio y sobre él deberían mirarse el resto de deportistas de la delegación española a los Juegos Olímpicos de Londres.