Nadal alcanza su primera final del Masters tras batir a Murray
El español Rafael Nadal, número uno del mundo, se colocó en su primera final de un Masters tras vencer por 7-6 (5), 3-6 y 7-6 (6) a la tercera bola de partido, al británico Andy Murray en un complicado y arduo duelo en el O2 Arena de Londres.
Después de tres horas y once minutos, el español se aseguró su octava final de este año, después de las de Doha (única perdida), Montecarlo, Roma, Madrid, Roland Garros, Wimbledon, Abierto de Estados Unidos y Tokio.
Por estadísticas, Nadal partía como favorito en este duelo, ya que había ganado ocho de sus anteriores doce encuentros con el escocés. No obstante, las cuatro victorias de Murray habían sido sobre este mismo tipo de superficie (pista dura). Una vez situados cara a cara en la Central del O2, ambos jugadores entraron en una encarnizada lucha que deleitó a los espectadores. Si por algo se caracterizó el primer set fue por la igualdad, el buen tenis y las cifras escalofriantes: Murray logró un porcentaje del 91% en su segundo servicio y llegó a sacar a una velocidad de 220,4 kilómetros por hora. No hubo siquiera una sola bola de rotura para ninguno de los dos. En el quinto juego, cuando servía Murray, Nadal tuvo una opción, pero el ídolo local defendió maravillosamente el punto y resistió hasta el desempate. Los errores no forzados que cometió Murray fueron la mejor baza de Nadal, que a diferencia de su contrincante no flojeó en los momentos clave.
El servicio del mallorquín brilló por encima de sus anteriores duelos en esta pista, pero también consiguió el acierto necesario para romper, por primera vez en todo el partido, el saque de su adversario. La devolución de ese mini-break en el siguiente punto por parte de Murray desató el instante más emocionante vivido hasta ahora. Los dos jugadores buscaban hacerse cada vez más daño. Con 6-5 y servicio para Murray, Nadal acalló la ilusión del público y se hizo con el 7-5 que le otorgaba ese primer set: 7-6 (5).
Al encarar el segundo parcial, el zurdo de Manacor se mostró inquieto y, pese a todo, menos confiado que en el anterior. Eso le valió al británico para crecerse y mantener todavía la esperanza por llegar a la final. Éste fue superior en ese set (51 minutos), rompió el servicio de Nadal en el séptimo juego y se volvió a recrudecer el combate.
Con 1-1 en el marcador, el balear trató de volver a centrarse en el partido y controlar el duelo. Aunque empezó a resentirse del cansancio acumulado, Nadal logró imponerse con determinación en el tercer juego y romper el servicio de su contrincante. El saque del español ya no tenía la magnitud del principio, aunque cuando la situación lo requería éste era capaz de crear servicios directos consecutivos.
La incertidumbre se alargaba. Murray tuvo a su favor dos bolas de rotura (sexto juego) que Nadal pudo salvar, pero surgió de nuevo la ocasión para el escocés cuatro juegos más adelante y éste devolvió la rotura. Otra vez estaban de igual a igual. Y eso no era nada para lo que les esperaba a ellos y al público al final del set. Nada podría haber hecho más mella en Murray que tener que disputarse nuevamente un desenlace.
Nadal empezó perdiendo su servicio en ese desempate, pero el de Manacor se repuso y logró un emotivo triunfo. Un fallo de Murray en el momento más decisivo, que lo precipitó al suelo e incluso parecía que se había lesionado, regaló el gran premio que buscaba Nadal en Londres: culminar la temporada clasificándose para su primera final del Masters.