Muere Manuel Nieto, el último bohemio de Jaén

'Un entretenido'
Mi amigo Alberto, aún siendo mi médico, suele sorprenderme, y me comentaba el otro día sobre un libro que en el prólogo citaba a Voltaire refiriéndose a su profesión: las personas nacen y mueren, los médicos las entretienen. Por eso me considero un entretenido, aunque un poco aburrido y, además, esperando lo innecesario, o sea, mi propia muerte. Es verdad que si asisto a ella será de cuerpo presente, el ausente lo tengo vivo, no está, para ser sincero, para muchas bromas que suelen emborronar las digestiones del alma. Aunque me parece una cita genial discrepo con respecto a ella en dos cosas; la primera y la segunda, es decir, menos en la conclusión, en todo. Me explico, ni nazco ni muero. A lo máximo que he llegado hasta ahora —eso sí, sin insistir mucho— ha sido a que me nacieran y espero, con desesperanza, que la libertad me otorgue la muerte teniendo de amante a “doña Eutanasia”. De la vida de una persona dicen que los dos hechos más importantes son el nacer y el morir, lo que transcurre entre ambas cosas suelen ser equivocaciones. (Diario JAEN. Domingo, 21 de mayo de 2006).

 

Escritor y funcionarios
Siempre vivió en la ciudad que le vio nacer hace 61 años, salvo el periodo en el que, tras conquistar una plaza de funcionario del Estado, Manuel Nieto Jiménez o destinado en Barbate. Eran los años 80 y ese destino le marcó en su prosa poética, no tanto como los personajes y los rincones de una ciudad que conocía como pocos en Jaén y en la que se estableció definitivamente después como funcionario de la Seguridad Social. Bohemio y soñador, como la canción, Manuel Nieto no dejó nunca de escribir, aunque ha sido en Diario JAEN donde condensa una vasta obra en las páginas de Opinión durante la última década. 


Selección de las mejores frases creadas por un escritor capital aunque desconocido

 

«Uno se ha pasado la vida en torno a la música. La radio formaba parte de la magia de los atardeceres de mi niñez» (22 de abril de 2001)

«A simple vista, ganar una plaza en la Administración no nos hace mejores ni peores, simplemente perros, y no me lo cuenten a mí que lo sé de “motu” propio» (24 de junio de 2005)

«He sido un hombre de secretos a voces, y a veces, las más, de verdades innecesarias, todo hombre oye lo que le gusta oír, mientras, difícilmente, escucha lo que no le gusta. Todos estamos hechos de verdades a medias» (16 de septiembre de 2001)

«Siempre dije de mi hermano mayor que es el único inteligente de la familia… permanece soltero» (26 de enero de 2003)

«Me confieso indolente, no creyente en banderas, cercanamente disperso, absolutamente difuso; en definitiva, básicamente imbécil» (22 de junio de 2003)

«En Navidad, parece ser que tenemos la obligación de ser felices y uno, que siempre ha ido contra corriente, pues como que no le da la gana de ser más feliz de lo habitual, de lo razonablemente necesario» (22 de diciembre de 2002)

«Quiebra técnica. Tal que así me encuentro, doblado, viejo, sin reloj. La vida me ha cogido por lo que no tengo y me lleva por la barbilla. Yo creo que entre ella y yo hay algo personal» (26 de septiembre de 2004)

«Aunque la técnica nos haya cambiado la vida y nos haya hecho llegar a la luna, los sentimientos siguen siendo los mismos, seguimos enamorándonos, teniendo hijos, odiando, envidiando y conmoviéndonos con la mirada de un niño» (18 de diciembre de 2005)

«Tiempo es la palabra que consumimos para adornar los años que nos han sobrepasad; siempre andamos dándonos excusas para que el puñetero espejo no nos muestre la realidad cotidiana» (7 de agosto de 2005)

«Tengo que confesar que la televisión me aburre soberanamente. Ya sé que no es nada original mi declaración, pero también tiene uno derecho a cabrearse en voz alta» (1 de septiembre de 2002)

«Toda tertulia es un mirarse al ombligo, pero con más gente. Necesariamente, debes ser brillante y, además, que tu brillantez deslumbre al codo que te incomoda del vecino de mesa» (13 de noviembre de 2005)

«Quedará como un estigma de la fragilidad humana. Queda bonito —en palabras de poetas— que unos labios amados pronuncien nuestro nombre; eso no es vanidad, simplemente es necesario, como las lentejas o el aire que respiramos» (16 de mayo de 2004)

 


Recuerdo sincero teñido por el dolor
Querido Manolo. Quiero escribirte estas líneas con el corazón aún dolido por la triste noticia y la mente puesta en tantos recuerdos que ahora asaltan mi pensamiento. Te has ido de esta tierra de olivares para encaminar otros rumbos que, seguro, seguirán siendo el objetivo de tus reflexiones. Quiero, hoy, querido amigo, que mis palabras sean homenaje sincero a tu labor y tu ingenio. Siempre me sorprendiste con tus comentarios, con tus consejos y con tu intuición. Tú fuiste el primero en decirme que llegaría a ser alcaldesa de Jaén. Y ya ves, el tiempo te dio la razón, como siempre fue en tus predicciones. Recibe, estés donde estés, mi cariño y mi recuerdo. Tú amiga, la alcaldesa de Jaén, Carmen Peñalver Pérez.

 

 

    25 sep 2010 / 10:03 H.