Mucha fe y veneración en la “madrugá” y el Viernes Santo
El venerado Santísimo Cristo de la Fe y el Consuelo fue el protagonista de la “madrugá” tuccitana. La Cofradía más conocida y esperada hizo su salida desde la Real Parroquia de Santa Marta para desfilar por las calles del casco antiguo de Martos, cuyas luces fueron apagadas en señal de luto. Cada momento y cada paso dado por los costaleros era estudiado por los numerosos vecinos que quisieron ver a Jesús en la Cruz. Más de un centenar de nazarenos vestidos con las túnicas de un riguroso negro veló el cuerpo de Cristo mientras retumbaba el sonido de las cadenas que llevaban amarradas a sus piernas.

El Viernes Santo, Martos disfrutó de cuatro desfiles. Dos por la mañana, uno por la tarde y el último por la noche. La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de los Dolores Reina de los Mártires y María Magdalena salió desde la Parroquia de Santa Marta sobre las nueve de la mañana. Este mismo lugar fue el punto de partida la Cofradía de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena. Ambos desfiles estuvieron arropados por la presencia de decenas de marteños. Por la tarde, la Cofradía del Santo Entierro y María Santísima de los Dolores iniciaban su estación de penitencia desde el Santuario de la Virgen de la Villa. El momento más emotivo se vivió con la Soledad, la cofradía que salió durante la noche. Acompañada de un tambor, la imagen fue llevada desde el convento de las Trinitarias durante toda la madrugada. En San Bartolomé se quemaron las cruces ante un riguroso silencio, algo típico de este desfile.