Luisa de Castro: “El flamenco me sale de dentro desde chiquitilla”
—¿De dónde le viene la afición por el cante flamenco?
—Desde la barriga de mi madre, porque en mi familia somos todos flamencos. Mi abuela, mis tíos, mi padre, mis primos, mis sobrino, hasta una niña de dos años, sienten esa pasión. Entre ellos, hay nombres conocidos como mi tío Luis al que le decían “El Luichi”, o mi primo “El Pérez”, que tocaba la guitarra, cantaba y bailaba.
—Desde la barriga de mi madre, porque en mi familia somos todos flamencos. Mi abuela, mis tíos, mi padre, mis primos, mis sobrino, hasta una niña de dos años, sienten esa pasión. Entre ellos, hay nombres conocidos como mi tío Luis al que le decían “El Luichi”, o mi primo “El Pérez”, que tocaba la guitarra, cantaba y bailaba.

—¿Se dedica profesionalmente al cante o es una afición?
—Yo soy ama de casa y cantar me gusta mucho, aunque sea en la ducha. No aprendí en sitio alguno El flamenco me sale de dentro desde muy chiquitilla. Pero, en los últimos años, ya he actuado como profesional. Participé, en dos ocasiones, en actuaciones en El Pósito para los mayores, para el comedor de San Agustín. Y luego en peñas como Plomo y Plata, la Taranta y el Cabrerillo.
—¿Qué palos prefiere?
—Dentro del flamenco me gusta todo, pero me decanto más por los tangos, las bulerías, las soleares o los tientos.
—¿Cómo surgió el apodo de “La Rincona”, por el que es usted más conocida?
—Este apodo viene de mi abuela. Ella era un fenómeno al cante y la conocía todo el mundo en Linares por las saetas, las seguidillas, las soleares, los fandangos que entonaba.
—¿Tienen los cantaores locales oportunidades en Linares?
—En muchas ocasiones traen gente de fuera cuando aquí tenemos muchos profesionales que canta muy bien. Por ejemplo, en la Peña Plomo y Plata, hemos creado un grupo de cantaores, del que yo formo parte desde sus inicios, y todos sabemos cantar.
—¿Cuál es el fin del colectivo?
—Que el flamenco se conozca y la gente joven se implique, tanto que la peña está llena, siempre, de gente joven. En las otras cuatro peñas también hay mucha implicación. Eso es muy buena señal porque el flamenco no se puede perder, y menos en una ciudad como Linares, donde gusta mucho a la gente y tiene raíces profundas.