Loren Laut Antonaya, empresaria consolidada: "Nuestros ojos están puestos en Europa"

A sus 52 años, la vilcheña Loren Laut Antonaya está acostumbrada a vivir y a competir en un mundo de hombres. Es la gerente de Aduana del Guadalquivir S. L., una empresa afincada entre Andújar, Guarromán y Córdoba que ofrece un servicio especializado a las empresas en sus proyectos de internacionalización, que acerca a su domicilio los servicios que habitualmente se prestan en las zonas portuarias o aereoportuarias. Es Operador Económico Autorizado (OEA), por lo que puede operar en todos los puertos de España. 

    14 jul 2013 / 08:51 H.

    —¿A qué se dedica concretamente Aduanas del Guadalquivir S. L.?
    —Nos dedicamos, por un lado, a la importación y a la carga de contenedores y a la exportación de vehículos para Marruecos, Líbano, Guinea Ecuatorial y Nigeria. Además, ofrecemos la gestión de trámites aduaneros, tramitación de permisos y licencias, etcétera.
    —En época de crisis económica, ¿cómo logran capear el temporal?
    —Vamos bien. Como yo digo, estamos vendiendo España. Trabajamos en un sector de transportes y vehículos que es de los pocos que se mueven en la actualidad. En este sentido, aunque la coyuntura es la que es, nosotros aguantamos. Tenemos tres sedes, Andújar, Guarromán y Córdoba, además de trabajar en todos los puertos de España.
    —El sector de los transportes está muy masculinizado todavía. ¿Se ha sentido alguna vez marginada por su condición de mujer?
    —Soy la líder —asegura medio en broma—. Es verdad que se trata de un sector compuesto mayoritariamente por hombres, pero yo nunca me he sentido marginada o discriminada. Sí que es cierto que, al principio, cuando fui a la asociación de empresarios de transportes y a la Cámara de Comercio, se sorprendieron, pero nada más.
    —En su trayectoria al frente de Aduana del Guadalquivir, ¿ha solicitado apoyo de las administraciones públicas? 
    —Por supuesto, desde el principio. He recibido ayudas tanto del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), como de la Consejería de Innovación y Ciencia y del Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE).
    —¿Ha sido económica o de otro tipo?
    —La verdad es que la Junta de Andalucía me ha ayudado en todos los sentidos. Iniciamos nuestra andadura con la ayuda del IAM. En esa época adquirimos nuestra nave, creamos el software, etcétera. También nos aconsejaron sobre los diferentes procedimientos. Lo cierto es que en todos estos años hemos solicitado diferentes tipos de ayudas, como cuando hicimos la ampliación de la empresa. Por otro lado, nosotros hemos colaborado con la Red de Mujeres Empresarias dando charlas sobre el comercio exterior y la importación. También lo hemos hecho con el CADE. Ellos nos han ayudado mucho y es nuestra forma de agradecerlo. 
    —¿Recomendaría los servicios de orientación a otras empresarias?
    —Por supuesto. Hay gente muy profesional que sabe hacer bien su trabajo.
    —¿Tiene planes de expansión?
    —Nuestros ojos están puestos en Europa, queremos operar en todos los puertos.

    Ana María de la Torre Marchal, empresaria emergente: "Si estoy donde estoy es gracias a la Junta"

    Es el ejemplo de una mujer valiente que no se deja arrastrar por la dificultad. Ana María de la Torre Marchal, de 37 años, siempre trabajó en el sector de la limpieza. Hace algún tiempo le diagnosticaron una discapacidad sensorial del 59%. Le afecta al oído y, además, tiene artrosis reumatoide y fibromialgia. Esto le complicó su inserción en el mundo laboral, por lo que decidió crear su propia empresa, Limpiezas Marchal y Servicios Generales, una compañía que sabe de la importancia de las nuevas tecnologías, por lo que cuenta con página web (http://www.limpiezasmarchal.es/), un perfil en Facebook y WhatsApp. 
    —¿Le fue difícil dar el paso adelante para poner en marcha su propio negocio?
    —Se me cerraban muchas puertas por mi discapacidad, a pesar de que tenía un buen currículum. Yo estoy divorciada y tengo un niño enfermo. Me di de alta como autónoma, vendí mi vivienda y decidí que mi empresa sería de limpieza, que es el sector que mejor conozco.
    —¿Cómo fue el proceso de formación? ¿Ha contado con el apoyo de las administraciones públicas?
    —Primero me alquilé un despacho en la Cámara de Comercio. También me puse en contacto con la Fundación Inserta de la ONCE, que me concedió una ayuda para el transporte y, también, me ha mandado a trabajadores. En la Cámara me hablaron del CADE (Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial) y me puse en contacto con sus profesionales.
    —¿Qué tal la experiencia?
    —Fue fantástica. Me asignaron un técnico, Emilio. Es un gran profesional. Vino a visitarme y me informó de todo. Me dio la posibilidad de instalarme en el  CADE de forma gratuita. He estado alojada allí un año. Me fui hace unos días. Por otro lado, he realizado cursos, como de internalización, por ejemplo, y mis trabajadores han ampliado su formación. También he registrado Marchal como una marca de productos de limpieza. El año pasado me concedieron una subvención bastante alta.
    —Entonces, se siente satisfecha del trato  recibido en el CADE.
    —Si estoy donde estoy es por la Junta de Andalucía y el CADE. Aunque ya no estoy alojada en el CADE, recibo allí a mis clientes y me siguen asesorando. También continúo con los cursos de formación.
    —¿Cuáles son sus planes de futuro?
    —Empecé el 17 de enero con un servicio de limpieza. He ampliado el campo de acción. Hacemos reformas, cuidamos los domicilios para que estén a punto en el regreso de las vacaciones, paseamos perros, papeleos, etcétera. Me gustaría montar unos grandes almacenes de productos de limpieza de todo tipo. Por otro lado, me encantaría que se confiase más en nosotros. Hay empresas que no ha confiado en nosotros porque hay trabajadores discapacitados, pero saben y pueden hacer su trabajo. A veces, nos hemos sentido marginados.