Las raíces jiennenses de un actor muy respetado
M. J. Velasco/Jaén
El actor Enrique Villén siente un profundo vínculo con la ciudad de Jaén, donde pasó parte de su infancia y de donde proviene toda su familia. Se trata de un artista que ha tenido la oportunidad de trabajar con algunos de los mejores directores de España y que prepara nuevos y sorprendentes proyectos. A pesar de que nació en Madrid, el actor Enrique Villén pasó gran parte de su infancia en la capital de la provincia, de donde procede toda su familia. Su madre vivía en la zona del Pilar del Arrabalejo y su abuelo estuvo al frente durante décadas de la mítica Sombrerería Cámara, situada justo enfrente de la Catedral.

El actor Enrique Villén siente un profundo vínculo con la ciudad de Jaén, donde pasó parte de su infancia y de donde proviene toda su familia. Se trata de un artista que ha tenido la oportunidad de trabajar con algunos de los mejores directores de España y que prepara nuevos y sorprendentes proyectos. A pesar de que nació en Madrid, el actor Enrique Villén pasó gran parte de su infancia en la capital de la provincia, de donde procede toda su familia. Su madre vivía en la zona del Pilar del Arrabalejo y su abuelo estuvo al frente durante décadas de la mítica Sombrerería Cámara, situada justo enfrente de la Catedral.
Vivió grandes momentos de su juventud en el barrio de San Felipe. Su padre tenía un importante puesto en el mercado de abastos, para el que conseguía frutas y verduras. “Por poco no soy jiennense de pura cepa, pero considero la ciudad mi segundo hogar”, declara. En la capital sucumbió a la llamada del escenario, lo que con el paso del tiempo, le llevó a participar en series de televisión como Eva y Adán, Agencia Matrimonial y Villarriba y Villabajo. Su salto a la gran pantalla lo dio en 1994, cuando apareció en Justino, un asesino de la tercera edad. Al año siguiente comenzó una fructífera relación con un director cuyo éxito le ayudaría a cimentar su carrera. Se trataba de Álex de la Iglesia, que le ofreció un pequeño papel en su aclamada El día de la Bestia. Con él ha actuado en La comunidad, rimen ferpecto y la serie Plutón B. R. B. Nero, que, en abril, vuelve a La 2 de Televisión Española, en la que interpreta a Roswell. También es un habitual en las producciones de José Luis Garci, ganador del Oscar a Mejor Película de habla no inglesa en 1982 por Volver a empezar. Con el madrileño participó en Tiovivo, donde compartió planos con el mismísimo Alfredo Landa. Por su papel en Ninette, junto a Elsa Pataki, fue nominado a un Goya. También formó parte de su última película, Sangre de mayo, que fue presentada en la última edición de la Muestra de Cine Español Inédito en Jaén. Tiene muy claro el motivo por el que los realizadores no dudan en incluirlo en sus proyectos. “Me adapto al director y por eso formo parte de películas muy diferentes que no tienen nada que ver la una con la otra. Intento amoldarme al trabajar con cualquiera. Siempre me adapto a las necesidades de la historia”, comenta. A pesar de que como actor se le escapó la estatuilla del pintor de Fuendetodos, lo consiguió con el cortometraje A ciegas, que él mismo produjo y protagonizó. “Es un premio importante, pero, en realidad, no te eleva a una posición elevada”, comenta con humildad. Ahora baraja varios proyectos que le ofrecen, además de gestionar la empresa Bisojo Interpretaciones, que fundó en 2005, con la que desarrolla labores de producción cinematográfica y televisiva.