“Las canciones forman parte de nuestras vidas”
—Da la impresión de que Víctor Manuel y Ana Belén llevan toda la vida grabando juntos. Sin embargo, hace treinta años que no compartían estudio. ¿Qué les ha supuesto volver a hacerlo después de tanto tiempo?

—Víctor Manuel (VM): No esperábamos hacerlo, nos lo sugirió un amigo común y nos pareció bien la historia. El caso fue encontrar cómo queríamos ese disco, porque el último, de hace treinta años, era un disco doble en el que solo cantábamos juntos tres canciones, el resto cada uno por su lado. Este es diferente.
—Ana Belén (AB): Aquí hay muchas más canciones compartidas.
—¿Están contentos con la gira después de siete años sin pisar tablas?
—AB: Sí.
—VM: Siete años. En Mérida hace diez años que vinimos a grabar un disco, el 16 de septiembre de 2005.
—¿Son canciones regaladas o con derecho a devolución?
—AB: Yo creo que las canciones, finalmente, que eso es la maravilla cuando se hacen populares, dejan de pertenecer a los autores y pasan a ser de la gente. O sea, que igual que nosotros las hemos tomado regaladas, son del público, porque la gente las hace de ellos. Lo bueno de nuestras canciones es que la gente se ha apropiado de ellas y forman parte de su universo musical, de su memoria. Y a nosotros, con estas canciones de estos autores a los que admiramos, nos ha pasado lo mismo; forman parte de nuestro ADN musical, de nuestra historia y de nuestras emociones.
—¿Les emocionan como el primer día?
—AB: Sí, como el primer día. Son canciones buenísimas que en el momento en el que empiezas a cantar la primera estrofa ves las caras de la gente y te das cuentan de que forman parte de su memoria.
—En el álbum es indiscutible el peso de la música de los países latinoamericanos. ¿Siguen descubriendo canciones en Cuba, República Dominicana, Colombia...?
—AB: Sí, porque una vez que terminamos aquí la gira, casi siempre nos vamos a Latinoamérica. Y, claro, en sitios como República Dominicana o Costa Rica siempre tienes contacto con otros músicos y hay grupos y cantantes que hemos descubierto, incluso canciones. Yo, de repente, he grabado en discos míos canciones que oí en la radio. Afortunadamente, tenemos la suerte de compartir un idioma y cada país es tan diferente entre sí, es un continente tan generoso con las expresiones artísticas… Son simpáticos y muy acogedores.
—Las parejas suelen viajar en verano y, sin embargo, ustedes aprovechan para irse de gira. ¿Les sirve de terapia?
—VM: Este año tocaba cantar. Otros años nos toca simplemente descansar, como otra mucha gente. Pero esto está muy bien. Si hay trabajo y, además, es bonito…
—AB: No hay que quejarse.
—¿Todavía hay nervios en el escenario?
—AB: Hay nervios antes, luego ya no.
—¿Se lo están pasando igual de bien que en aquella gira con Joan Manuel Serrat, Miguel Ríos o Pablo Milanés?
—AB: Lo pasamos estupendo y fantástico.
—VM: Es diferente. Aquel caso fue una gira excepcional, porque de repente nos encontramos cuatro en el escenario, con un repertorio potentísimo y la gente con unas ganas de vernos tremendas. La verdad es que disfrutamos muchísimo.
—¿En qué ha cambiado Víctor Manuel en estos cincuenta años de carrera?
—VM: Supongo que en muchas cosas, pero en lo esencial, no. Sigo cantando porque me apetece cantar.
—¿Escribirá alguna canción más?
—VM: Creo que sí, la escribiré, no sé cuándo, pero la escribiré. Me gusta esta profesión y sigo siendo idealista, a pesar de todos los charcos en los que uno se mete, pero siguen gustándome las mismas cosas que hace cincuenta años.
—Hay que meterse en charcos. ¿No?
—VM: Por supuesto, hay que meterse, sobre todo tener la experiencia de haberse metido y saber en qué consiste.
—Y Ana Belén. ¿En qué ha cambiado?
—AB: Supongo que, con el paso de los años y cuando te haces mayor, vas más a la almendra de todo. Dejas lo superfluo, valoras mucho la amistad, por lo menos yo, y lo cuido y me preocupo, y en unas cosas te haces más sabia y en otras, más tonta. Supongo que la experiencia sirve para equivocarte de nuevo. Te haces más resistente a muchas cosas, pero no a las emociones.
—Hubo un tiempo en el que la situación en el país daba para muchas canciones. ¿Se repite ahora el esquema?
—VM: Se repite el esquema, lo que no se repite es lo que teníamos antes enfrente. Teníamos unos medios de comunicación, sobre todo de radio, que se ocupaban de cosas, simplemente, porque les apetecía. Ahora es prácticamente imposible que pinchen en la radio a un joven que está empezando si no tiene detrás una multinacional. Entonces la gente se arriesgaba en radios oficiales y te ponía una canción que podría ser inconveniente, pero eso es ahora imposible que ocurra. En la actualidad, la gente tiene que dar muchas más revueltas para llegar a los sitios y encuentra más dificultades para difundir su repertorio que las que nosotros teníamos. Nosotros aparecíamos en los años 70 una vez en televisión y te veían veinte millones de personas. Y, ahora, eso es imposible.
—¿Qué tiene que cambiar en España para que se reactive la cultura?
—VM: La cultura está muy aletargada.
—AB: Es cuestión de educación, no solo en los colegios, hablo de las casas. Si tú no creas la necesidad de la cultura desde que eres niño, la necesidad de leer, de interesarse por un cuento, un juego didáctico, de hacer teatro con sus amigos, de ir a pequeños espectáculos… Eso sí, mucha música, los niños son muy estimulados por la música, pero nada más. Es tan complicada la existencia de una educación musical, se han cerrado las puertas en el ámbito oficial para que los niños puedan estudiar, al no ser que la familia tenga mucho dinero. Criaremos zopencos que no sienten ninguna emoción ante manifestaciones culturales, como colocarte delante de un cuadro y sentir de verdad.
—¿Hay aún motivos para la esperanza, como rezaba en la canción España, camisa blanca de mi esperanza...?
—AB: Yo soy una mujer esperanzada siempre, lo que pasa es que ya te cansas.
—VM: Tienen que cambiar mucho las cosas. La educación está enfocada más a la economía que a las Bellas Artes, la Filosofía o las Humanidades. Es un disparate y lo pagaremos más de lo que lo estamos pagando, si no se remedia.
—¿Cómo vivieron y viven sus hijos sus carreras artísticas?
—AB: Muy normal.
—VM: Bien, con naturalidad, no han tenido la sensación de que estábamos por encima del bien y del mal, y los hemos tratado como a cualquier chaval. Eso sí, siempre han estado al lado nuestro, viéndonos y sabiendo lo que hacíamos en cada momento, y se ve que les ha gustado porque los dos se dedican a esto.
—¿Son críticos?
—AB: Los mayores críticos.
—¿Cómo llevan trabajar y compartir vida?
—Los dos: Bien.
—Habrá tiempo para los enfados. ¿Cómo los olvida Ana Belén?
—AB: Tengo un arranque, un pronto, que decía mi madre, pero luego se diluye.
—¿Y Víctor Manuel?
—VM: Se me va con más dificultad, pero arranco menos.
—AB: Tiene menos pronto (sonríen).
—¿Qué cosas les divierten a estas alturas de la película?
—AB: Muchas cosas, sobre todo las que ocurren y no esperas.
—¿A qué dedican el tiempo libre?
—VM: A escuchar música y leer.
—AB: Y a no hacer nada, a perder el tiempo.
—¿Qué les queda por hacer?
—AB: Espero que todavía me queden muchos papeles por hacer, muchas canciones que estén esperando a que yo las cante. Eso quiero pensar.
—VM: Tengo ganas de escribir canciones, espero arrancarme en este otoño.
—Un mensaje a los jiennenses que esperan su concierto.
—VM: Que nos vemos pronto y que tenemos muchas ganas. No hace mucho tiempo que cantamos en Jaén.
—AB: Yo canté con Rosa Torres Pardo, hicimos “La música callada” en el Auditorio de la Alameda.
—VM: Yo estuve con Vivir para cantarlo, también en el Auditorio. Peor es cierto que hace muchos años que no cantamos juntos en Jaén. Espero que les guste el espectáculo, es muy entretenido y variado.