La Xixarra | “¡Atención, se ha perdido un niño!”

Quién no ha disfrutado de un domingo en la playa con los ñiños. Aún con las “maletas” sin colocar sobre la arena, los pequeños salen corriendo por el mar. Tanta es la emoción que un menor de apenas cuatro años puede sentir al verse en la playa que camina y brinca sin parar. Cuando se quiere dar cuenta se encuentra inmerso entre un mar de sombrillas, todas ellas iguales. No las distingue. Tampoco logra reconocer la ubicación de su familia.

03 ago 2015 / 08:45 H.


Solo un centenar de metros, donde no cabe ni un alfiler, ha hecho que el pequeño se pierda entre el bullicio de la gente. Entonces, cunde el pánico. Los nervios, la tensión y la ansiedad dominan el espacio. Los padres comienzan a preguntar. El niño solo, arranca a gritar y llorar. En unos minutos, el menor está localizado. Todo queda en un susto. Menos mal.

El fenómeno del “pequeño perdido” se repite cada año. Es una situación que sucede con cierta frecuencia en nuestras playas, los más pequeños se “desmarcan” y en cuestión de segundos papá y mamá lo han perdido de vista… suelen acudir a los socorristas bastante angustiados en busca de ayuda. En las 3.464 playas que hay en España se producen a diario decenas de extravíos, llegando incluso a alcanzar los diez mil por año. Se trata de episodios que termina en final feliz, ya que suelen aparecer en un promedio de treinta minutos, pero la familia pasa un mal trago, mientras se imaginan el peor de los casos.

Por eso, las autoridades suelen activar el protocolo del niño perdido, un procedimiento ampliamente implantado mediante el cual se recogen todos los datos que el menor sea capaz de facilitar tales como nombre de sus padres, hotel en el que están alojados... a continuación se utiliza la megafonía para avisar a los padres y si el niño no aparece en 60 minutos se llama al 112 algo que no suele ser necesario ya que la mayoría de niños aparecen antes de media hora. Distintos ayuntamientos intentan evitar el fenómeno repartiendo, cada año, miles de brazaletes identificativos.

Mamá, papá, tome nota de los consejos para evitar que esta situación se repita, o al menos facilitar su localización y evitar el trauma que puede provocar en el menor y en la familia. Una de las medidas es colocar a nuestro hijo una pulsera identificativa. Es una forma de que al niño en el menor tiempo posible en caso de pérdida ya que en ella debe constar su nombre y el número de teléfono de los padres. Resulta de ayuda para poder identificarle entre las numerosas personas del entorno. Un gorro o un bañador con colores fosforitos son las ropas ideales para distinguirle del resto. Llevarlo siempre de la mano y, por supuesto hablar con él. Es importante explicarle que en caso de extravío es necesario mantener la calma y no moverse del sitio para que se pueda localizar más fácilmente. También hacerle entender muy bien que jamás debe irse con un desconocido y explicarle los riesgos si lo hiciese. Llega el verano y es el momento del merecido descanso en familia. Cojan los bártulos y diríjanse a la playa para disfrutar de una jornada estival. Que los juegos en el agua, helados y placeres veraniegos no se vean repentinamente interrumpidos por ningún imprevisto. Sean cautelosos.