La Virgen de la Cabeza abre su manto para acoger a los enfermos

Esperanza Calzado/Jaén
Diaporama.-Una día más, la Catedral se quedó pequeña para acoger a las cientos de personas que ayer por la tarde se acercaron a ver a la Virgen de la Cabeza. En esta ocasión, se trataba de la unción comunitaria de enfermos, un acto que se vio desbordado ante la posibilidad de poder besar el manto de La Morenita.

    17 nov 2009 / 11:22 H.

    Desde que la Virgen de la Cabeza llegó a la capital, el pasado sábado por la tarde, la Catedral es un hervidero de vecinos de toda la provincia que no quieren perder la ocasión de ver a la patrona de la Diócesis. Ayer le tocó el turno a los más desfavorecidos, con la unción comunitaria de enfermos, un acto en el que se bendicen a aquellas personas que padecen algún tipo de patología. Sin embargo, la marea de gente que se acercó hasta el templo catedralicio desbordó las previsiones de los organizadores que, por un momento, temieron que se produjera algún “incidente” al bajar a la Virgen de la Cabeza del altar mayor para que los enfermos la besaran.Así lo explicaba el hermano mayor de la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza, Rafael Márquez, que reconocía que “ni por asomo” se imaginaban que podía asistir esa multitud. Tanto es así, que las visitas guiadas de los catequistas y educadores cristianos a la exposición sobre imágenes marianas previstas no se pudieron realizar.


    La eucaristía estaba programada para las cinco de la tarde. Por la mañana, se ultimaban los últimos detalles y la cofradía tomaba la decisión de modificar el protocolo y bajar a La Morenita del altar mayor para que todas aquellas personas que no podían subir, como por ejemplo, las que iban en sillas de ruedas, pudieran besar su manto. A las cuatro empezó el goteo de autobuses, llegados de diferentes puntos de la provincia y de otras regiones, como Córdoba. También se acercaron hasta Jaén vecinos de Castilla La Mancha, Valencia o Madrid. Esto provocó un pequeño caos en la circulación en el entorno de la Plaza de Santa María y colas para poder acceder.
    “No pensábamos que hoy iba a venir tanta gente. Creíamos que el fin de semana habían sido los días fuertes y que hoy estaría todo más tranquilo”, comentaba un turista de Ciudad Real, que se afanaba por encontrar un sitio para poder sentarse. En el mismo sentido se manifestaba el presidente de la cofradía matriz, José María González. “Esto es demasiado. Hay muchísima gente y no lo esperábamos”, enfatizaba.
    De esta manera, todos los rincones de la Catedral, incluido el coro, se llenaron de fieles que siguieron la eucaristía, como podían, a través de las grandes pantallas instaladas en los laterales. Justo delante del altar mayor, se habilitó un recinto para los devotos que iban en silla de ruedas y que, por sus dificultades de movilidad, no podían colocarse en otro sitio. Pero mientras esto ocurría, varios sacerdotes no daban abasto para atender a todos aquellos fieles que querían recibir el sacramento de la confesión en esta semana tan especial. Así, cualquier espacio de la Catedral era bueno para confesarse.
    Con media hora de retraso empezaba el acto ante la atenta mirada de los asistentes que, en algunos momentos, no pudieron contener sus lágrimas. En ese momento, la cofradía optó por no bajar la imagen y evitar, así, incidentes. Además, Rafael Márquez alertó de que si dejaban que todos los presentes se acercarán a besar a la Virgen, no podrían acabar “hasta las dos de la mañana”. Sin embargo, los devotos de la Reina de Sierra Morena no pudieron contener las lágrimas al pensar que estaban a escasos metros de una imagen tan venerada como es la de la Virgen de la Cabeza.
    De esta manera, por tercer día consecutivo, los fieles de la Virgen de la Cabeza inundan la capital para dar el máximo esplendor a los actos conmemorativos del cincuentenario de su patronazgo. El domingo, la imagen mariana volverá a su camarín, en el Cerro del Cabezo, y lo hará de la misma manera en la que vino: en procesión. En esta ocasión, visitará los pueblos de Fuerte del Rey, Lahiguera, Arjona, Arjonilla, Marmolejo y Andújar, para emprender el camino hasta el Santuario. En esta ocasión, lo hará con la Rosa de Oro, la máxima distinción que el Vaticano concede a una imagen mariana y que, hasta la fecha, no se había otorgado a ninguna española. La procesión comenzará a las once de la mañana y la Virgen llegará al recinto ferial a las cuatro de la tarde para ser montada en el tractor que la llevará a encontrarse con sus fieles hasta el Santuario.