La presión de los padres pone en jaque a maestros de Primaria
¿Dónde está el límite entre la defensa a ultranza de los hijos y el menoscabo de la autoridad docente? Los maestros de Primaria son los que más denuncian conflictos con los progenitores de sus alumnos, hasta tal punto que se ven en la tesitura de demostrar que su comportamiento fue el adecuado. Las administraciones son conscientes de la necesidad de atajar la violencia verbal y física dentro y fuera de las aulas.
Por eso, se pusieron manos a la obra para implantar los decretos de convivencia en los centros, unos reglamentos que, a pesar de contribuir a que se reduzca el número de denuncias, no acaban de ser efectivos. Se constata en los datos del Defensor del Profesor, un servicio que presta el sindicato ANPE.
Amalia Sánchez es la psicóloga que cada mañana descuelga el teléfono para atender a alguno de los 27 docentes que durante el curso pasado interpusieron denuncia, 15 de ellos de la provincia. Las llamadas son muchas más, pero estas son las que requirieron de la apertura de un informe. Sánchez indica que en Secundaria se detecta un mayor número de conductas disruptivas —6 frente a 1 en Primaria—. Sin embargo, en lo que a conflictos con los padres se refiere, se acentúan en las etapas educativas más tempranas. “Generalmente en Primaria los problemas vienen de las presiones de los padres, ya sea por las notas o por el comportamiento. Se meten mucho en la manera de trabajar de los profesores y es él el que tiene que demostrar que lo que dice es verdad, no los niños”, denuncia Sánchez.
Hay una constante que no desaparece y son las quejas por la presión de los equipos directivos de los colegios hacia el profesorado.
Esperanza Calzado /Jaén