La Paca vive el Día del Teatro con 'El soldadito de plomo' y 'Cenicienta'
Cuando Hans Christian Andersen escribió El soldadito de plomo no existían aún las normas de calidad europeas y, aunque los artesanos se jactaban del trabajo bien hecho, a veces se escapaba a su control un producto con tara. Gracias a ello, la historia de una figurita con una sola pierna pudo ver la luz y convertirse en un cuento universal.
La compañía La Paca celebra, mañana, el Día Internacional del Teatro para la Infancia y la Juventud con la representación de la obra El soldadito de plomo, una adaptación de Tomás Afán para un público familiar (padres e hijos) del cuento universal del escritor danés. Lo hará con dos funciones, una a las seis de la tarde y otra a las siete, en el escenario de la sede central de la Universidad Popular Municipal (UPM) de Jaén. Las entradas se pondrán a la venta, a las cinco de la tarde, junto a la puerta del salón de actos, a 3,5 euros, y a 3 euros si son más de cuatro los boletos adquiridos. Mari Carmen Gámez, directora de Teatro La Paca, explica así el contenido de la obra: “A través de actores, títeres y canciones, ofrecemos una versión del famoso cuento clásico El Soldadito de Plomo, adaptado para lo más pequeños”. Y añade: “Este es uno de los cuentos más hermosos y entrañables de la literatura universal y ofrecemos la oportunidad de que los niños disfruten con nuestra divertida versión musical”. El objetivo de La Paca con esta producción es que los niños “tengan un primer acercamiento a personajes literarios, en un contexto lúdico, en el que los actores, a través de juegos, invitan al público a utilizar la imaginación y a disfrutar con la trama y los personajes”. Volviendo al cuento original, el artesano fabricante de soldaditos de plomo hoy hubiese demostrado, con la normativa vigente, ser un chapucero sin escrúpulos y, seguramente, la excepción a la regla del gremio, ya que incluyó, con conocimiento de causa, en un lote de 25 soldaditos, una figura con tara, a sabiendas de que le faltaba una pierna porque se había quedado sin plomo suficiente para completarla. Ese acto, quizá irreflexivo, quizá avaricioso o quizá sin mala voluntad, fue el comienzo de la tragedia y de una bella historia de amor platónico sellada en una chimenea.
Ignacio Frías /Jaén
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