La Oración decide arriesgar y "pierde"
Antonio Heras/Jaén
No hubo suerte. La junta directiva decidió con arrojo salir a la calle a pesar de que, minutos antes, había granizado. Menos de una hora despué, el cielo volvió a cerrarse y los pasos de la Cofradía de la Oración en el Huerto debieron regresar con rapidez al templo de San Ildefonso. No había mucho optimismo en el interior de la basílica menor de San Ildefonso cuando restaba menos de media hora para la salida.

No hubo suerte. La junta directiva decidió con arrojo salir a la calle a pesar de que, minutos antes, había granizado. Menos de una hora despué, el cielo volvió a cerrarse y los pasos de la Cofradía de la Oración en el Huerto debieron regresar con rapidez al templo de San Ildefonso. No había mucho optimismo en el interior de la basílica menor de San Ildefonso cuando restaba menos de media hora para la salida.
Las noticias que llegaban de las otras dos hermandades de la tarde del Domingo de Ramos eran alarmantes: la Santa Cena se había "empapado" al poco de salir y se había tenido que encerrar rápidamente, mientras que La Estrella —que partía treinta minutos antes que la Oración— optaba por suspender la procesión por una lluvia convertida en puro granizo durante minutos.Con los paraguas alzados en el exterior de la iglesia, dentro nazarenos, costaleros y demás miembros del cortejo se lanzaban miradas angustiosas e intercambiaban frases de consuelo anticipado. "No salimos" era la frase más oída. Sin embargo, minutos antes de las seis, Manuel Peñalver, gobernador de la Congregación de la Vera Cruz, se dirigía a los presentes —entre otros, el presidente del Real Jaén, a quien mencionaba—. "Quiero que abráis las puertas, porque vamos a salir", anunció para sorpresa y júbilo generalizado, que se tradujo en un aplauso que intentó aplacar el gobernador. "Hay que cuidar las imágenes, y en caso de lluvia ya os diré cómo nos encerraremos. Suerte y ánimo", añadió Peñalver.
Al margen del discurso, fuera el sol había vuelto a salir. Las puertas se abrieron y comenzó a aparecer la comitiva, recibida con nuevos aplausos. Los niños con el uniforme del colegio Vera Cruz, los nazarenos de rojo y blanco, los soldados romanos, las bandas que acompañaban a cada paso.Jesús orando en el Huerto se sumergió en la luz de una tarde moribunda en medio de los habituales sones del himno español, ejecutado con brío por la agrupación María Auxiliadora, cuyos miembros recordaban la vinculación de la cofradía con la Benemérita gracias a su indumentaria.Pétalos de flores multicolores recibieron la imagen, que enfiló con brío Muñoz Garnica. La multitud no se movió del sitio. Faltaba por salir aún María Santísima de los Desamparados, precedida por una decena de mantillas de gesto serio y concentrado.A ella no solo le regalaron vítores, flores y aplausos, sino, también, una canción, tras la que la banda de Jamilena “Miguel Ángel Colmenero” se ocupó de mecer con marchas la imagen de la Virgen, obra de Ventura González realizada en el año 2007. Su peso sería llevado con mimo y devoción por tres turnos, dos de costaleras y uno de varones. Sin embargo, no hubo tiempo para tanto.Más información en nuestra edición impresa.