La odisea de dejar de ser María José siendo Mario

Aveces, la madre naturaleza juega malas pasadas y no por el cambio climático ni porque los leones sean carnívoros y las orcas asesinas, sino porque no se pone de acuerdo y la lía. Una de sus víctimas es Mario Garzón Gasco, un joven de Torres de 30 años, que nació María José por arte de birlibirloque de la madre naturaleza, que, al nacer, no determinó con claridad su sexo.

05 feb 2015 / 15:38 H.

Mario nació, el 1 de diciembre de 1984, en el hospital de Jaén, con una malformación genital. Tenía un micropene y debajo de él una especie de uretra por donde orinaba. También los testículos los tenía metidos dentro y nunca se le desarrollaron bien, por lo que, a los ocho días de observarlo, los médicos determinaron que era niña, al menos tenía un 80% de probabilidades de ser más costilla de Adán que varón de nuez prominente. Ante la evidencia facultativa, sus padres lo bautizaron como María José y su infancia fue de niña. Pero él siempre se sintió niño, jugaba al fútbol y disfrutaba con los juegos de niños, aunque para ello tuvo que pagar el peaje del escarnio permanente y cruel de la chiquillería. “Mi infancia no fue un camino de rosas”, confiesa Mario Garzón.
Donde peor lo pasó fue en el instituto de Mancha Real: “Fue muy duro. Yo físicamente era un muchacho, pero los profesores me pasaban lista como María José. A pesar de que les rogué muchas veces que no lo hicieran, me nombraban cada día y los compañeros se burlaban. Ese curso fui un rebelde y me tocaba pelearme cada día. Fue mortal, el peor año de mi vida”.
Su transformación definitiva la realizó a los 14 años, en octavo, durante el viaje de fin de curso a Palma de Mallorca: “Como me consideraban chica, tenía que dormir en el cuarto de las mujeres, pero yo me sentía hombre y se lo dije a los profesores. Todo mi aspecto era el de un muchacho, musculado y con pelo en el pecho. Paseando por la calle unas chicas me preguntaron que cómo me llamaba. Les dije que Mario. El nombre me salió sin pensar, al pronto”. Como a medida que crecía las hormonas se le manifestaban masculinas, a los 16 años, Mario comenzó el proceso de cambio de nombre y le hicieron un nuevo DNI con su nueva identidad.
A los 18 años se sometió en Málaga a una primera operación de cambio de sexo y le extrajeron los testículos que tenía metidos y sin desarrollar. Dos años después, le hicieron una segunda operación y, en 2012 se sometió a la tercera y definitiva. “Ya todo está bien, el conducto de la orina me lo recondujeron por el del pene, ya que, hasta los 28 años, no podía orinar de pie. También me han puesto una prótesis con los testículos”. Ahora Mario realiza una vida normalizada como varón. Hace diez años conoció a su novia en Torres, María,  y desde hace dos viven juntos. Ella lo apoya en todo. Ambos trabajan en Granada en la hostelería: María en una cervecería y Mario es camarero en un restaurante. Su sueño es montar su propio negocio hostelero en Granada.   
Su historia será una de las que protagonicen mañana viernes, a las 22:30 horas, el programa de Cuatro “Conexión Samanta”, con testimonios de sus padres, novia, profesores, médicos, amigos y otras personas.