La marea etnosureña

Viento en popa y a toda vela. Alcalá la Real navega con salsa y ritmo etnosureño. El municipio de la Sierra se convierte hasta hoy en un gran barco que viaja por las raíces étnicas de los diferentes continentes y trae hasta el mar de olivos un foco multicultural plagado de música, actuaciones, talleres y todo tipo de actividades que hacen vibrar a propios y extraños.
Tras la primera noche de la jornada inaugural que remató Kuenta i Tambú y la Etnoteca, a cargo de Boom Bass Brothers, que hizo vibrar a los más bravos, la “marea etnosureño” continuó su navegación con talleres, actividades de calle, conferencias, proyecciones de cine y vídeo documental y narradores. Si a algún jiennense le da por ir a ver una exposición en el Palacio Abacial, no necesita música de ambiente. Los ecos del taller de canto lo acompañan durante la visita.

19 jul 2015 / 08:23 H.


El Paseo de los Álamos es una alegría. Todos los talleres que se hacen allí tienen el “cartel de aforo completo, mientras los participantes alucinan entre inciensos, jabones caseros y pastas de dientes naturales. La fuente del paseo sigue siendo el alivio de los calores estivales y una ducha, sin jabón, permanente para todo el que lo precisa. Allí, el bien más preciado es una pistolilla de agua u otro armamento de más calibre plastiquero. Todos los años, a la misma altura del paseo y a la misma hora, un “pistolero etnosureño” reta a un duelo a muerte acuífera. Entonces, el etnosureño se adentra en el Convento de Capuchinos, entre carpas de ONG’s, para reencontrarse con la magia de la narración oral de la compañía PAI y su espectáculo Coro Cocó, en el aula magna del recinto, un poco acalorada. La normalidad, la fluidez y la ausencia de sobresaltos son la tónica dominante de este festival. Y este año, más. Es una alegría rular con cierta fluidez por el Paseo de los Álamos, a estas horas y con estos calores. El espíritu de Etnosur se respira por los cuatro costados: libertad, tolerancia, cultura, aprendizaje y buen rollo. Sobre todo, buen rollo que lejos de acabar, continuó música, la de El Bastón de la Vieja, un grupo sevillano, que mezcla el “punk” y el rock, todo ello conjugado en un potente directo cargado de “poca vergüenza”, el refrescante sonido del Etnochill, para amenizar la tarde, las “olas” trepidantes y alegres de Los Balcony Players y la nota “humorística” de un buen circo. Ya al cierre de esta edición estaba prevista “la gran salsa etnosureña”. Había mucha expectación por Guadalupe Plata y el trío flamenco encabezado por el bailaor Daniel Navarro. Etnosur concluye hoy con más propuestas. Comienzan con un taller de taoísmo, en el Convento Capuchinos; de canto, en el Palacio Abacial y de historia de la música, entre otros. El Paseo de los Álamos despide la cita, no sin antes llenarse de música , a partir del mediodía.