La lealtad con el ombligo

La vida en la trinchera tiene sus rutinas. Da igual el frente porque se actúa con la misma inercia, idéntica sobreactuación y golpes en el pecho. El rechazo por parte del PP en el Senado, y en concreto del alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, de una propuesta para mejorar la conexión por carretera con la ciudad patrimonial de Baeza abre la maltrecha caja de Pandora. La vieja e insana costumbre de votar que no a cualquier iniciativa del adversario es una directriz de partido que nadie osa incumplir.

21 dic 2014 / 09:42 H.

Lo ortodoxo en política es bilardiano. Todos a una contra el rival, da igual la circunstancia para quienes tiran del manual del entrenador argentino: “Los de colorao son los nuestros... (al rival) pisarlo, pisarlo”. Y en estas seguimos. Fernández de Moya hizo algo tan feo y tan común como no ponderar la iniciativa y sí la denominación de origen socialista y votó en contra. Al siempre ponderado y medido regidor de Baeza, Leocadio Marín, le duele la afrenta y para devolver el guante comete otro error si cabe mayor y llevará a pleno retirar la apertura de expediente de Patrimonio de la Humanidad que permitió que la Catedral de Jaén se integrara en la de Úbeda y Baeza. Con lo elegante que hubiera quedado recordar que cuando se requirió el apoyo de su ciudad esta acudió diligente  a la capital en su sueño de convertir a la Catedral en Patrimonio de la Humanidad. Pero no, se tiró de manual. Está ajado, las pastas están roídas, pero su utilidad política está fuera de toda duda. Para la vida real de los ciudadanos no sirve para nada, pero para la paralela es una obra coral de obligado aprendizaje. La polémica rueda cuesta abajo y cada vez se hará un poquito más grande. Desfachatez, mezquindad, sectarismo, rectificación, mercadeo son algunas de las palabras que trufan los mensajes. El toque de corneta, además, es efectivo y cada cual está posicionado en su cálida trinchera para cumplir su misión. “¿Está el enemigo? Dile que se ponga. ¿Que si os viene bien que os ataquemos el domingo o lo dejamos mejor para el lunes? Y mientras tanto, Jaén es territorio comanche, con unas necesidades conocidas y tasadas por cada bando. Cada cual, cuando le toca, hace la guerra por su cuenta. Y así seguiremos eternamente enarbolando las banderas de nuestros padres.