La base de idiomas, esencial para salir “a la aventura” al extranjero
Según el informe anual del Instituto Cervantes, dentro de tres o cuatro generaciones el diez por ciento de la población mundial se entenderá en español. Estos datos presuponen que trasladarse a cualquier parte del mundo supondría una comunicación básica con los habitantes de la zona. La realidad laboral parece otra. Con los últimos registros de desempleados, que sitúan a Jaén como la única provincia española con mayor número de parados que en el año anterior, según datos del Ministerio de Trabajo, los jóvenes deben marchar al extranjero para estudiar o trabajar.

Las academias suelen ser las más recurridas para completar los currículos, por ello los emigrantes se afanan en tener una buena base antes de dar el salto a otras fronteras. La Escuela Oficial de Idiomas Xauen (EOI) es el único centro de la capital que ofrece un título oficial desde el A1 (básico) hasta el C1 (avanzado) en inglés y francés, y hasta el B2 en alemán e italiano, según las bases del Marco Común Europeo. “Todos los años hay gente que se queda fuera porque tenemos un límite de número de grupos. Damos prioridad a desempleados y estudiantes”, aseguran desde el centro.
Lo comprueba María Gallardo, directora de EnglishTM Casa Almansa, que percibe un incremento de idiomas. “Desde que apareció el Plan Bolonia es una necesidad imperiosa del estudiante”, asegura. Dice recibir a personas que precisan asesoría: “Sin una base no pueden irse a la aventura y con el B1 apenas haces nada en Inglaterra, por ejemplo, porque equivale a una edad de seis o siete años”.
La Universidad de Jaén, desde hace cinco cursos, cuenta con el Centro de Estudios Avanzados en Lenguas Modernas (Cealm). Jesús Manuel Nieto es el director y ofrece cinco vías: inglés, francés, alemán, italiano y español para extranjeros. “Aceptamos a cualquier persona que tenga una vinculación directa con la UJA o a antiguos alumnos”, asegura Nieto, que insiste en que su objetivo es brindar servicios a la comunidad.
Según el Eurobarómetro publicado por la Comisión Europea, solo los húngaros están por debajo de los españoles a la hora de comunicarse en inglés. El informe refleja que cuatro de cada diez ciudadanos de la UE pueden desenvolverse sin problemas, mientras que en España son solo dos de cada decena, en Holanda, nueve, en Suecia y Dinamarca más de ocho y en Finlandia, siete.
¿Cómo se puede salvar esa brecha? Una de las vías es acudir a los centros de enseñanza para perfeccionar, aunque hay otras, en las que los emigrantes deciden saltar a la piscina, a la aventura, para aprender el idioma a pasos agigantados. Como Fátima Ramírez, que sin tener conciencia ni haber dado clase alguna de italiano se marchó con la beca Erasmus a Trento, donde recibe clases en ese idioma que necesita para relacionarse con otros estudiantes. “Debo aprenderlo y es inevitable”, expone, que también tiene el B1 certificado por el Cealm. “Vine teniendo en cuenta que me iba a servir el inglés, y así fue. Sin él, hoy en día, no haces nada”, comenta la estudiante de Derecho.
Daniel Mata cruzó el charco para vivir una nueva experiencia en Estados Unidos por varios motivos: “Terminar la carrera y saber que iba ser difícil incorporarme al mercado laboral me hizo dar el paso”. Desvela, además, que quizá se introduzca en otras lenguas, como el alemán, porque “el saber es conocimiento, riqueza”.
Guadalupe Pulido ha vivido durante diferentes etapas en Gran Bretaña y domina el idioma con fluidez. Su currículo luce varios diplomas, trabaja desde octubre en Mánchester y considera que se necesitan unos estudios previos para avanzar en el país. “La gente piensa que sin saber nada, en unos meses viviendo aquí, van a alcanzar un nivel alto. Nada mas lejos de la realidad”, asevera.