José Carlos Sanjuán: 'Serán unos días históricos que la Iglesia y los jóvenes necesitan'

Jesús Vicioso Hoyo/Jaén
El ubetense José Carlos Sanjuán es el jefe de protocolo civil de la JMJ madrileña, uno de los principales responsables de la organización de una de las citas más importantes del catolicismo y en donde hay poco lugar para los imprevistos.

    15 ago 2011 / 11:28 H.

    —¿Cómo afronta el reto de dirigir el protocolo de un acto tan importante como la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)?
    —Con una ilusión tremenda porque una oportunidad como esta se presenta muy pocas veces en la vida y, además, la JMJ de este año será histórica. Además, será muy especial poder vivir cerca del Santo Padre un acontecimiento de esta envergadura, en el que no solo hay que tener en cuenta a las autoridades, sino a los destinatarios de estas jornadas, que son los jóvenes.
    —¿Cuáles son las principales labores que desempeña como  responsable del protocolo civil?

    —Hay muchas tareas, como controlar las tribunas y parcelas de los distintos actos en los que está presente el Santo Padre y autoridades y representantes institucionales. También hay que supervisar todos los escenarios en los que va a participar el Papa, la distribución de sillas y espacios con los asistentes, no solo en las zonas de invitados sino también escenarios de las ceremonias. Por ello es importante la labor de los voluntarios.
    —Los entresijos de un acontecimiento así deben de ser complejos y especiales, ¿no?

    —La verdad es que hay que estar pendientes de muchísimos movimientos. Por ejemplo, el Santo Padre visitará un centro de discapacitados y el escenario es bastante pequeño y hay que estar pendientes de la ubicación de las personas que acompañan a los discapacitados cuando se acercan al Papa para decirles cómo tienen que dirigirse y cómo hacerlo. Luego, coordinar a los voluntarios, la vestimenta... Es un compendio de muchas de las cosas que hay que controlar, son muchas cosas, muchos actos y mucha gente.
    —¿Cómo es una cita como esta vista desde el protocolo?
    —Lo más importante es evitar que haya lugar para las improvisaciones. Por eso hacemos ensayos con los voluntarios y los movimientos que se esperan para evitar cualquier imprevisto. Sabemos que va a haber algunos, porque es inevitable, pero, desde luego, nuestra función es evitar que puedan surgir. De ahí que se hagan continuamente ensayos, programaciones y reprogramaciones, para que cuando lleguen los actos estemos preparados. 
    —¿Qué solución le ponen a los imprevistos cuando llegan?
    —A los voluntarios les he dicho que busquen soluciones con tranquilidad, sin nervios, porque lo peor que puede tener un departamento de protocolo son personas transmitiendo nervios. Hay que hacer todo lo contrario, transmitir serenidad y control, para que cuando surja algo inesperado se dé la sensación de que esperábamos esa improvisación. Esa es la clave. 
    —¿Qué recuerdo le gustaría tener como responsable de este importante departamento?
    —Me gustaría que pasemos totalmente desapercibidos, porque eso significaría todo un éxito para nosotros. Evidentemente trabajamos con una idea clara: que la JMJ sea recordada por los mensajes del Santo Padre, por lo que trabajamos para que no se produzcan interferencias.  Somos una pieza más para que lleguen los mensajes.
    —Personalmente, ¿qué espera de esta cita histórica?
    —Espero que me enriquezca, que sea algo muy personal en la que se vivan experiencias en torno a la gente joven. Esto ya lo vivimos en Madrid, pero sé que también ocurre en otros lugares, como en Úbeda. El hermano mayor de la Cofradía de la Caída me contó cómo vivieron la ceremonia religiosa que se celebró en la iglesia de Santa María con cuatrocientos peregrinos.
    —En Jaén se vive con gran entusiasmo la llegada de la JMJ.
    —Sé que los peregrinos y los que participarán en la JMJ viven estos días con cariño. Los jiennenses nos volcamos con los invitados. Pero solo es un aperitivo de lo que se va a vivir en Madrid a partir del próximo jueves. Si allí lo están viviendo con mucho entusiasmo, que vengan con las pilas cargadas porque en Madrid las pilas se les van a agotar de la cantidad de actividades.
    —¿Qué le dice a los jóvenes?
    —Que participen en la JMJ. Será algo histórico y la Iglesia y la gente joven necesitan acontecimientos como este.