Inolvidables luces y sombras en Úbeda
Luz tenue y un violonchelo. Las graves cuerdas del instrumento sobrecogieron, con cada una de las notas, al público que acudió al Auditorio del Hospital de Santiago. Una actuación inigualable, a cargo de una de las manos más prodigiosas del país. Desde las nueve de la noche, el joven granadino Guillermo Pastrana silenció un auditorio que ovacionó, de forma merecida, al músico al finalizar cada una de sus obras. Con este concierto el Festival Internacional de Música y Danza “Ciudad de Úbeda”, afronta su tercera semana.

Fue el propio Pastrana quien se presentó sobre las tablas del emblemático edificio, y anunció el repertorio con el que deleitó a los asistentes. Empatía y contacto constante con el público, en el que no solo demostró su especial visión y pasión por la música, sino que ofreció una visión personal e histórica de cada una de las obras con las que conformó este sorprendente repertorio.
Su espectáculo Entre luces y sombras se ha modificado, durante años, hasta adoptar finalmente su forma actual. Un programa denso e intenso, en el que se mezclan obras clásicas con otras más modernas. Tal y como explicó el intérprete, se trata de una selección poco “convencional” en el que se combina música anterior a compositores como Bach, junto a otros contemporáneos.
Comenzó por Divertimento, de Penderecki y Pastrana se adentró en un particular paseo por la historia de la música. Una “rara” selección con la que, explicó, “busca simplemente promover la música desconocida, que solo se puede acceder a ella en festivales, además de recuperar a grandes maestros desaparecidos que han caído en el olvido”.
Gabrielli, Gubaidulina, Bach o Vasks fueron el resto de autores que volvieron a sonar en la velada. Caprichos, conocidas suites y obras totalmente olvidadas conformaron un concierto que fue, sin duda un auténtico “privilegio” por la rareza de sus composiciones, que no suelen ser incluídas de forma habitual dentro de los repertorios de violonchelistas. Una noche en la que afloraron las emociones y los sentimientos, gracias a estas obras y a las narraciones de Pastrana, que invitaron en repetidas ocasiones a cerrar los ojos para “dejar fluir” la música y disfrutar de todo lo que ella transmite.
Interpretación y ejecución superaron las expectativas. La belleza del instrumento unido a las prodigiosas manos de Pastrana arrancaron los aplausos de un público sorprendido ante el inusual repertorio. El músico se mostró agradecido en todo momento por poder actuar en este escenario y dejó claro que su función es compartir cada música que sea compuesta, para que cada cual pueda valorarla.