Inconciencia

Pretender una reforma a la educación terrible y desajustada que atrapará en sus fauces a miles de estudiantes que tendrán que dejar colgadas sus ilusiones y sus aspiraciones, impotentes por no poder hacer frente al gasto que supone avanzar en un sistema educativo en manos de incompetentes, es signo de la máxima inconciencia e incompetencia social.

    02 jul 2013 / 11:44 H.

    Wert se vanagloria con frases sacadas de un manual clasista y sectario y profetiza diciendo que todos aquellos que no superen la media exigida que pretende hacer ascender a 6,5, deberían replantearse su vocación. No se puede tener menos tacto ni menos objetividad. El ministro de la discordia y la vergüenza de un partido incapaz de sacar del puesto a alguien a quien le faltan absolutamente todas las aptitudes, será, si es que se llega a aprobar su proyecto, el responsable de una grave involución a nivel educativo. La propuesta por Wert sería la 13 reforma del sistema educativo español. Desde 1980 se han aplicado en España 12 leyes orgánicas sobre educación, incluida la LGE de 1970 que reguló todo el sistema educativo y que no se aplicó hasta comienzos de los 80. Siete han legislado la enseñanza obligatoria y cinco de ellas se hicieron para reformarla; cuatro han regulado los estudios universitarios, y una, la Formación Profesional. El ministro también ha anunciado la sustitución de la materia Educación para la Ciudadanía por una asignatura de valores constitucionales que se llamará Educación Cívica y Constitucional con la consiguiente manifestación de malestar de la comunidad educativa. Para José Ignacio Wert, “pensar que éxito educativo depende de los recursos es equivocado” e ironizaba diciendo que “Es como pensar que la belleza de una casa reside en la cantidad de cemento que tenga”, habría hecho falta alguien cerca para haberle apuntado que una casa hecha con cimientos escasos en cemento se viene abajo al mínimo contratiempo. Este verano serán muchos los estudiantes que no consigan disfrutar de sus vacaciones bañados por olas gigantes de incertidumbre, a la espera de que una buena dosis de conciencia caiga sobre la cabeza del ministro peor valorado por los españoles, según el CIS.

    Sonia Tirado es Relaciones Públicas