Imprudencia
Fernando Cuesta Garrido desde Jaén. El encuentro de fútbol, entre el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid, ha sido utilizado, como un instrumento, para reivindicar la secesión de Cataluña. Muchos de los asistentes han reivindicado la independencia en el minuto 17 y 14 segundos. Es decir señalaban 1714 como el año en el que Cataluña fue anexionada por España. En una grave manipulación del nacionalismo de la historia. Algo que es la tónica generalizada del mundo nacionalista.
El nacionalismo catalán está traspasando límites demasiado peligrosos. Los líderes nacionalistas se encuentran en un callejón con muchas complicaciones para salir de él. El órdago que está preparando el nacionalismo no lo ha sido valorado de forma sensata. No ha calculado suficientemente el daño que puede proporcionar a todos y cada uno de los ciudadanos de este país, incluyendo, claro está, a los catalanes. Independizarse de España supone un problema muy grave para la propia Cataluña. El ser un país independiente significa estar fuera de la UE. Significa poner en peligro las pensiones y el sistema de salud. También supone estar fuera de las decisiones sobre el euro si se aprueba continuar con la moneda europea. Con un añadido muy importante los recelos de los inversores para continuar establecidos en tierras catalanas. Además de las reticencias de futuras inversiones en territorio catalán. Sin entrar a valorar el precio de los inmuebles con la repercusión directa y negativa en los balances de las entidades financieras. Una Cataluña nación significa colocar fronteras a los españoles, significa que sus vecinos españoles les podrían dificultar la entrada a España. Al igual que los productos procedentes de tierras catalanas podrían colocarles aranceles muy elevados. Un detalle, tan demoledor, que significaría estrangular las exportaciones catalanas. Los espectadores, que reivindicaban la secesión catalana, se encontraban en un estado de abducción nacionalista. Si todos los que gritaban independencia fueran conscientes de lo que puede reportar una escisión de España es seguro que el silencio se hubiera adueñado del campo. Los responsables políticos y del FC Barcelona están cometiendo un gravísimo error de consecuencias imprevistas. Consecuencias que pagará la sociedad catalana, muy a su pesar.