Histórica tarde en Andújar
Una lección de toros a cargo de tres magníficos diestros, con un maestro, de los de siempre, Morante de la Puebla, y dos de la nueva hornada, el galo Sebastián Castella y José María Manzanares. Una tarde para recordar en los anales de la centenaria plaza de toros de Andújar que se inauguró el mes de julio del año 1898.
Morante de la Puebla, nuevo en torear en la plaza iliturgitana, dio una gran lección de torería muy completa, de cómo hay que estar en un ruedo ante un toro, tanto con los pies como con la cabeza. A su primero lo recibió con unos bellos lances a la verónica. La faena la basó en tres tandas con la mano derecha y otras dos con la izquierda, tandas perfectamente hilvanadas y muy bien rematadas. No tuvo tanta suerte con el acero y su labor fue ovacionada. A su segundo lo lanceó a la verónica de una forma difícil de superar. Y es que supo sujetar muy bien la embestida del toro, que demostró una gran movilidad por su parte. La faena la realizó en el centro de la plaza, matador y animal se fueron lejos para desarrollar una magnífica faena de dos tantas con la derecha y dos de naturales. Muy cerca toro y torero parecían susurrarse la entrega de los dos. De nuevo, la espada impidió un triunfo rotundo de orejas y rabo que fue suplida por una gran ovación —con la plaza en pie— que le hizo dar una triunfal vuelta al ruedo.
Por su parte, el matador francés Sebastián Castella, nuevo también en torear en la plaza de Andújar, recibió al primero con unos ajustados lances. La suerte de banderillas fue excepcional, en la que fueron aplaudidos su cuadrilla plata. De su faena, en la tarde de ayer, hubo que destacar unos bellísimos pases con la mano baja, con la que encerró al animal para que no mirase las tablas. Respecto a su segundo, destacaron unas chicuelinas que le hicieron llegar a una faena muy completa en la que le dio siempre sitio y tiempo al burel. Una labor que fue aplaudida por el público y que fue premiada con dos orejas para salir a hombros por la puerta grande.
El tercer y último matador, José María Manzanares salió a hombros en el mismo escenario que en junio del año 1968 vio a su padre vestir de luces por primera vez. Su actuación estuvo a la altura de la tarde, con buenas tandas de naturales y con la derecha en la que demostró sentimiento y profundidad, especialmente, a su segundo toro, en el que le bajó la mano. Acciones por las que fueron vitoreados por el público que llenó más de la mitad del aforo de la plaza de toros de Andújar, en su segunda corrida.
Ficha:
Plaza de toros de Andújar
Ganado: Toros de Lagunajanda, encaste Domecq; muy bien presentados, nobles, que dieron un magnífico juego, les faltó algo de fuerza; el tercero se le dió la vuelta al ruedo toro de nombre “Díscolo” con el número 36; el cuarto fue aplaudido en el arrastre.
Toreros: Morante de la Puebla (rosa y oro con remates de azabache); pinchazo hondo y 3 descabellos, ovación; entera que escupe el toro al tercer intento, vuelta.
Sebastián Castella (malva y oro), entera caída y entera, ovación; entera algo tendida, 2 orejas.
Jose María Manzanares (nazareno y oro) entera, 2 orejas y rabo; entera algo caída que necesitó de cuatro descabellos, ovación.
Incidencias: Presidencia correcta. La suerte de banderillas sobresaliente de los tres espadas. Curro Molina y Pedro Delgado saludaron montera en mano, subalternos de Castella. Alfonso Barroso, picaor de Manzanares fue aplaudido por un buen puyazo. La Agrupación Musical “Maestro Amador” amenizó el festejo.
Juan Vicente Córcoles / Andújar