Hasta siempre

Rosario Martínez Castro de Jaén
Fuiste para mí una lección de valor y entereza

Querida amiga: Hace unos días cambiaste la vida de muchas personas y, entre ellas, estaba yo. Y digo cambiaste porque, en dos semanas, me has dado una gran lección, me has hecho más fuerte y me has demostrado el coraje y el valor que hay que tener para partir hacia ese lugar donde, espero, nos veremos algún día.

    10 feb 2013 / 10:30 H.

     Entrasteis en mi vida una tarde porque queríais aprender a bailar. Jamás se me olvidará. Con tu sonrisa infinita y esa alegría que te caracterizaba. Nos hicimos amigas y compartiste grandes momentos en mi vida. Uno fue el día de mi boda. Allí estabas abrazándome constantemente y bailando sin parar. Otro fue cuando vinisteis a casa a visitarme. Hicisteis que sintiera que entre Huelva y Jaén apenas hubiese distancia. Me regalaste tantos y tantos momentos que, al menos, este quiero que lo tengas tú.
     Es cierto que nos has dejado, pero sé que estarás con cada uno de tus amigos siempre, viva en nuestros corazones. Por eso, me he tomado la libertad de escribirte esta carta en nombre de todos los que te conocimos.
    Nuestras lágrimas eran de dolor, pero tú no hubieras querido eso y, por ello, ahora sonrío al recordarte. Seguramente tú ya lo sabías, pero nosotros, en estos días tan difíciles, hemos aprendido de Pedro la entrega, la fortaleza y la serenidad con la que llevó tu enfermedad… Puedes seguir orgullosa de él.
     Lo dicho, Chari, me quedo con tu infinita sonrisa, con tus ganas de bailar y con tu amistad incondicional. Eras, eres y serás especial en mi vida. Tú me has hecho fuerte. Gracias por haber existido.

    Por Nuria González Rodríguez.

    Manuel Rodríguez Ballesteros “el algarrobo” de Jaén
    Un padre ejemplar y un gran luchador en la vida

    Hola papá. Ya hace apenas un año que te marchaste. Parece que fue ayer, esa noche del 9 de febrero de 2012, cuando decidiste dejarnos y marchaste con Dios para descansar para siempre.
    No sabes el vacío que has dejado en nuestras vidas y corazones, aunque nosotros te recordamos todos los días y, para nosotros, estás presente siempre.
    Papá, nos acordamos mucho de ti porque fuiste un padre ejemplar, nos diste todo lo que pudiste y fuiste buena persona, trabajador y luchador en la vida y mira si fuiste grande que hasta el autor del libro “Aquellos veranos de Jabalcuz”, José Carlos Vargas, habla de ti, de aquel adolescente que tanto le gustaba el toreo y de cómo enseñaba a los niños a coger la muleta y a entrar a matar al toro. ¡Cómo te gustaba y adorabas los alrededores de Jabalcuz! Sobre todo, “La Casería”, donde te criaste con toda tu familia y a donde voy cada sábado, siempre que puedo, para recordarte.
    Papá, me acuerdo mucho de algunos fines de semana que pasábamos en el campo “del Jesús” todos juntos. Las migas que hacíamos que a ti tanto te gustaban y que tú nos hacías a nosotros de pequeños. Estaban para chuparse los dedos y, ¡cómo no!, de la tabarra que te daban tus niños, “el Álvaro y la Gema”.  Te lo tomabas todo con gracia o con ese genio, que tú tenías de los buenos, para ellos, ¡ja, ja, ja ...! Ellos también te echan mucho de menos. Recuerdo lo bien que se lo pasaban cuando subían algunos domingos a la casa a verte. Se lo pasaban genial y sé que para ellos eres el mejor abuelo del mundo. ¡Ah, papá! Que sepas que vas a ser abuelo otra vez. Es una niña. Te lo digo para que le des toda la salud y fuerza con la que tú has luchado en esta vida.
    Papá, ¡cómo me acuerdo de esa equipación del Real Madrid que me regalaste de chico en esa tienda de los Jardinillos tan famosa llamada “Fuñales”. Me hizo tanta ilusión. Con ella jugaba al fútbol todos los días y también me acuerdo de las escopetas de petardos que tanto me gustaban.
    ¡Cómo te recuerdan tus amigos cada vez que me ven! Me hablan de lo buena persona que eras, lo mucho que te gustaba el campo cuando ibas con ellos a por setas, espárragos, etcétera, y de lo buen amigo que eras.
    Papá, no sabes cuánto te echamos de menos y lo que te seguimos queriendo tu mujer, tus hijos, tus nietos, tus nueras, tus hermanas, tus sobrinos y cuñados, que nunca te olvidan.
    Bueno, abuelo, me despido de ti diciéndote que no te preocupes, que si algo bueno hizo Dios es que algún día volveremos a estar juntos. Te queremos, “Algarrobo”. Hasta siempre.


    Por tu niño Josele.


    CAYETANO FERNáNDEZ HERREROS de Villanueva del Arzobispo
    Una persona altruista que luchó por los demás

    El pasado día 6 de enero, nos abandonó Cayetano Fernández Herreros, nacido en Villanueva del Arzobispo, con 85 años. Este villanovense pasó su vida profesional en Asturias, concretamente, en Avilés, donde trabajó en las oficinas de coordinación de la siderúrgica “Ensidesa”. Después de su periplo laboral, volvió a su Villanueva natal, hará más de veinte años, para asentarse de forma definitiva. Aquí residió hasta que falleció. Cayetano dejó viuda a Agripina Arillo, así como a dos hijos, José Manuel y Encarnación.
    En su asentamiento en Villanueva del Arzobispo, fue  pionero, fundador y miembro activo del asociacionismo vecinal. Creando la Asociación de Vecinos La Magdalena, que, en principio, fue solo para el barrio del Camino Viejo, pero que, después, la hizo extensiva a todo el municipio villanovense. La iniciativa tuvo una gran acogida e infinidad de personas y socios participaron en ella durante el tiempo que permaneció activa. Cayetano era una persona muy metida en su papel de defensor de los derechos del ciudadano y, durante los años que permaneció, luchó con uñas y dientes con los estamentos que fueran necesarios para conseguir logros y hechos que la ciudadanía demandaba. Fue la voz en muchos y muchos plenos municipales, hizo campañas de recogida de firmas y todo lo que estaba al alcance de sus manos. Como nos decía su viuda Agripina, “se tomaba el cargo muy a pecho y siempre estaba muy metido, como si para él mismo fuera”.
    Sería largo enumerar algunos de los logros que, durante su etapa al frente de la asociación de vecinos, consiguió. Por nombrar algunos, destacan la consecución de un segundo pediatra para la ciudad, la instalación de una cabina de teléfonos junto al antiguo centro de salud, etcétera. Al estar en el colectivo, también pertenecía a la Federación de Asociaciones de Vecinos Himilce, con sede en Linares. Sus miembros lo asesoraron tanto para la creación de la asociación villanovense, como, luego, al final, para su disolución.
    También formó parte de la junta rectora del Parque Natural de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, donde luchó por los intereses de sus vecinos y de su pueblo.
    Cuando llegó la hora de la disolución de la asociación, todos los bienes que tenía el colectivo fueron donados a varias ONG. Era una persona amante de la fiesta nacional y muy aficionado a la pintura, pues tiene su casa repleta de obras suyas. Incluso, en alguna ocasión, expuso algunas de sus obras coincidiendo con las fiestas de la ciudad villanovense.

    Por Juan José Fernández.

    Manuel Ruiz López (EL SERENO) de Fuensanta
    Un hombre sencillamente bueno y sereno
     
    Aunque sé que él no hubiera querido, no puedo evitar la tristeza, el desconsuelo, la congoja, el tremendo dolor que me ha causado la irremediable pérdida de mi amigo, mi querido amigo Manuel Ruiz, “El Sereno”. Que se nos ha ido en silencio, casi de puntillas, sin dar ningún ruido, para no molestar a nadie... Como en vida. Si dicen que en el pecado va la penitencia, en las buenas acciones va en sí mismo la recompensa personal de haberlas hecho. Y, en eso, Manolo se ha marchado muy satisfecho. Porque toda su vida ha sido una constante sucesión de buenas obras hacia los demás.
    Un e-mail a primera hora de la mañana, cuyo asunto decía “Muerte de El Sereno”,  me da la terrible noticia. Quedo quieto, sin reacción, y las ideas y los recuerdos se me agolpan formando un amargo nudo en la garganta que hace imposible contener unas lágrimas. Alguien dijo que los que se marchan no sienten el dolor de la despedida, sino que son los que quedan quienes lo sufren. Serán los muchos y muchos amigos que hemos sido golpeados con la mano despiadada de la realidad tristemente consumada que tuvimos el privilegio de conocerle, apreciarle, quererle... los que suframos su pérdida. “El Sereno” ha sido un hombre sencillamente bueno y sereno 
    Pero nos quedan los buenos recuerdos, las vivencias, sus anécdotas, sus charlas amenas, esas entrañables reuniones con él, en las que el espacio-tiempo no contaba porque aquellos eran unos de esos momentos por donde esa deseada felicidad, tan perecedera y frágil que tanto anhelamos y necesitamos, se cuela de repente sin esperarla y, cuando nos damos cuenta, queremos emborracharnos de ella para tener su resaca eterna, para grabárnosla en la retentiva de nuestra memoria... Para recurrir a ella rememorando aquellos instantes felices para aliviar  los  momentos tristes —como este—  de desconsuelo y añoranza.     
    El sentimiento de su pérdida no puede paliar ni un ápice la profunda pena que sentimos todos los que lo tuvimos como amigo, poseedores de ese dolor inexplicable que produce la separación de un ser querido tan privilegiado por la bondad y su calidad humana. Las puertas de su casa y las de su corazón siempre las tuvo abiertas de par en par,  para recibir a todos cuanto traspusieron por aquellos pagos, los mismos que, luego, volvieron de forma reiterada. Pero, con el mismo entusiasmo e interés que siempre recibió a importantísimos escritores, poetas, escultores, políticos, actrices y artistas en general en su morada, igualmente lo hizo con el más humilde y anónimo de los viajeros. 
    Manolo, allí donde estés, que seguro será donde están los hombres buenos, harás también feliz a cuantos te rodeen,  como a los que tuvimos la dicha de conocerte. 


    Por Pepe Oneto.

    El Sereno: Un hombre feliz en la Sierra Sur
    Aún recuerdo la cara de felicidad que pusiste en la fiesta de tu 85 cumpleaños —tú, tan amante de los libros—, cuando una treintena de amigos nos confabulamos para escribir artículos sobre nuestra relación contigo y publicarlos en un libro del que la Cofradía Gastronómica “El Dornillo” editó un único ejemplar, exclusivo para ti, con el título: “Manolo el Sereno: Un hombre feliz”. Solo tú sabrás las veces que, desde entonces, lo habrás releído y a cuantas personas de las que hayan visitado tu casa se lo habrás enseñado. Por cierto, Manolo, ahora vamos a hacer una reedición del libro, pero esta vez de 500 ejemplares. En tu recuerdo, hemos elegido varios textos de los artículos de algunos de tus amigos escritores a los que tanto citabas.
    “Hay un hombre sabio que conoce la entrada a un reino de gentes maravillosas, donde viven en paz folclóricas y bandoleros, cofrades y curanderos, beatas y copleros, escritores y vinateros, si no vas con él, pasarás y no lo verás”. Manuel Amezcua.
    “No se conforma con lo mucho que ya ha dado a los demás. Le sobra siempre vida para regalártela y uno se pregunta cómo puede haber tanto hombre dentro de un solo Manolo; cómo son tan fáciles para él las cosas difíciles; de dónde saca esa seguridad para dominar el futuro o quién le dio la exacta inteligencia de la bondad”. Salvador Compán.
     “El personaje inolvidable de mi vida (y he conocido bastantes) ha sido Manolo El Sereno. Muchas cualidades admiro en él, entre ellas, su generosidad, su cordialidad, su curiosidad científica y su pronta disposición a participar en toda iniciativa que pueda ayudar a sus amigos, a su pueblo de adopción, Frailes, y a la Humanidad en general”. Juan Eslava Galán.
    “Porque Manolo es, a su manera, un mecenas. Un mecenas de la vida, de la amistad y de las buenas cosas que hacen que este mundo sea llevadero. Él ofrece todo lo que tiene, que no es poco, en aras de conseguir una convivencia armónica entre la gente que le rodea”. Juan Antonio Díaz.
     “Desde el primer instante de la relación con él, quienquiera que sea, su interlocutor percibe que se halla ante un ser moralmente hermoso y armado de una excepcional generosidad. Esta es la tarjeta de visita de alguien dotado, como pocos, para la práctica de la suprema virtud de los humanistas, la amistad”. Ignacio Henares.
    “Cada vez que veo tu biblioteca me siento avergonzado de que el único libro sin dedicatoria escrita a mano es el mío, ‘La fábrica de la luz’. Ha sido tal mi consciencia de la importancia que das a las dedicatorias (que encima vas enseñando a la mitad del pueblo); y tal ha sido tu papel en el libro (y corren rumores que el verdadero autor ha sido tú), que siempre me ha dado apuro, hasta ahora, hacerlo. Pero hoy, en el día de tu homenaje tan bien merecido, no me queda otro remedio que decirte lo que voy escribir: ‘A mi gran amigo Manolo, a la vez mi Don Quijote y mi Sancho Panza, gracias por haberme enseñado miles de cosas que nunca se aprenden en un libro”. Michael Jacobs.
    “Diez mil gracias, Manolo, por enseñarme el camino adelante, y mostrarme que los años crepúsculos de la vida no son necesarios vivirlos en un estado de decrepitud ni con régimen austero y aburrido. Se les puede vivir como tú lo haces, con dignidad, un puñado descomunal de vitalidad y alegría, y con todo el apetito bestial, y nada disminuido, para los placeres de la vida. Te saludo con todo mi corazón, Manolo, sabio, molinero, sereno, filósofo y querido y apreciado amigo”. Chris Stewart.
    “Vi cómo Manolo preparaba el ‘ajoblanco’ para la fiesta de ‘El Dornillo’ y cómo llenó docenas de botellas gigantes de plástico con el delicioso gazpacho, incluso, le ayudé a pelar las almendras. ¡Aprendí tanto de su manera de cocinar y tanto acerca de la vida en este rincón del mundo! Resultó fascinante y un importante caudal de información para mi libro”. Claudia Roden.
    “Cuando un pueblo honra a alguno de sus hijos, se honra a sí mismo; y de ello no me cabe duda alguna. Por esto es por lo que me sumo complacido, a la par que sinceramente felicito a quienes tuviesen la feliz iniciativa, a la justa decisión del Ayuntamiento de Frailes de declarar Hijo Adoptivo del municipio a Manuel Ruiz López, a mi buen y gran amigo Manolo el Sereno”. Manuel Urbano Pérez Ortega.
    “Brindis emocionado y colectivo con todo tipo de elaboraciones y presidiendo el virgen extra del día de Manolo El Sereno, a quien Dios guarde no muchos años, sino toda la eternidad, pues nos es imprescindible”. Alicia Ríos.
    Querido amigo Manolo, tu recuerdo siempre estará presente entre nosotros. Tu espíritu de curiosidad, energía, ingenio, experiencia, solidaridad, filantropía, sencillez y, sobre todo, generosidad siempre nos acompañará. De nuevo, el día de tu cumpleaños, y, por supuesto, en Frailes, volveremos a reunirnos para rendirte un merecido homenaje y, cómo no, para presentar tu libro.

    Por Juan Infante Martínez,
    presidente de la Cofradía Gastronómica “El Dornillo”.