Hasta siempre

DOMINGO NIETO CARRILlO de Alcalá la Real
"Trabajó por hacer realidad las inquietudes de los residentes en Villalobos"

Hay una figura entrañable en la vida local y, sobre todo, en el mundo rural. Me refiero a todas aquellas personas que asumen el cargo municipal más cercano a sus vecinos. Son los mal llamados alcaldes pedáneos, pues su verdadero nombre, a lo largo de la historia municipalista, han pasado de llamarse alcaldes ordinarios o ministros de la justicia —cuando existían los corregidores, allá por los siglos XVIII y XIX— a vocales de barrio, que es como se le denomina en la legislación actual.

    27 mar 2011 / 09:19 H.

    Estas personas han desempeñado la difícil gobernanza de sus vecinos de barrio, aldea o distrito, pues en Alcalá la Real, lo había del barrio de San Juan, Tejuela, barrio de las Cruces, Centro o Llanillo, así como de todas las aldeas. Pero no se han quedado en la acción de pura representación gubernativa, sino que han sido hasta los más fieles celadores de sus vecinos y de los aldeanos en el lugar que ostentaban su cargo. Muchos de ellos fueron elegidos a dedo por los alcaldes del municipio —eran y son hombres de confianza de los alcaldes—, pero la mayoría de ellos se refrendaron en el cargo por su buen hacer y obtuvieron, a lo largo de sus mandatos prolongados año tras año, el consenso y el aprecio de los vecinos. Cada uno de ellos podría recordar el día que usó su coche para arreglar un trámite administrativo en el Ayuntamiento o la llamada telefónica que le salvó de un apuro en un percance de salud o accidente en la lejanía del campo. Esto por citar dos aspectos de su tarea o ejercicio municipal o el día que trajo una alegría a un vecino anunciando una subvención o ayuda social.
    Claro epítome de las virtudes, la dedicación y la generosidad de los alcaldes pedáneos fue la persona de Domingo Nieto Carrillo, alcalde por los años ochenta y noventa del siglo XX en la aldea de Villalobos. Esta aldea había alcanzado la notoriedad por estar situada en torno al puente de las aguas del río Palancares y, sin embargo, siempre fue víctima de los años de sequía porque este arroyo que atraviesa la parte sudeste de la comarca alcalaína se queda sin agua en muchas estaciones estivales, cuando comienzan los tiempos de sequía.
    Domingo, lo mismo que otros alcaldes, quería solucionar aquel problema endémico de una aldea que se desangraba y se desangra, cuando ofrece las mejores posibilidades para promocionar el turismo rural, por su paisaje, paisanaje y sus recursos en rutas de todo tipo, como ecuestre, bicicleta, de pie, y de tranquilidad y encuentro con la naturaleza. Domingo tenía la virtud de hacerse eco de las peticiones de los vecinos, pero lo hacía con el espíritu más caballeresco y lleno de afabilidad más grande que he podido encontrar. Con razonamiento, analizando pros y contras sin caer en la demagogia ni creando la crispación inútil. Siempre educado, respetuoso con sus superiores y atento con sus representados. Eso no impedía que reivindicara lo que era necesario para su aldea y tratara de que se llevara a efecto para complacer los servicios mínimos de los aldeanos. Por eso, propuso y emprendió miles de intentos para conseguir que la aldea alcanzara el agua.
    Atrás quedó la reforma del depósito, el experimento fallido de la fuente de Ana Ramos... hasta llegar la solución definitiva de la traída del agua de la red de Alcalá la Real. En todos ellos, puso su grano de arena, lo mismo que siempre representó con dignidad a su aldea en todos los actos a los que se le invitaba. Siempre acudía, saludaba afable a todos y conversaba lo justo y siempre con esa mesura que caracteriza al labriego alcalaíno.
    Hombre de palabra y leal como ninguno, nunca defraudaba ni vendía a nadie, sino que estaba a pie de obra para transmitir a su vecindad todas las gestiones, programas y actividades que se organizaban desde las instancias municipales. Así, me lo imagino y con muchas más virtudes entre su familia.
    Hay hombres de la vida pública que se recuerdan por sus grandiosidades, sus obras y sus discursos; con Domingo siempre nos quedaríamos con unas palabras de Ovidio: “Irás con más seguridad por el término medio”. Y qué mejor virtud podemos atribuirle al que supo ser el término medio entre sus vecinos y el pueblo de Alcalá. Por eso, si estuviera en mis manos hacerlo, pondría el nombre de “Domingo Nieto Carrillo” al Centro Social de la aldea, porque sería un homenaje a un hombre generoso y ejemplo del desempeño para los alcaldes pedáneos.   
    Por Francisco Martín.


    José Luis Navarro Pérez de Níjar (Almería)
    Una mente privilegiada, un gran intelectual y un amante de la Historia y del Arte

    Con la marcha de este invierno lluvioso y plácido, se nos ha ido un gran y buen amigo, José Luis Navarro Pérez. Se nos ha ido también un magnífico abogado, una mente privilegiada, un gran intelectual como pocos, y un amante de la Historia y del Arte.
    José Luis Navarro había nacido en Níjar (Almería), en julio de 1944. Después de estudiar la enseñanza del Bachillerato, se vincula a la Universidad de Granada, licenciándose en Derecho en 1967. Más tarde, en 1970, se doctoró por dos veces, la primera en Granada y la segunda en Bolonia, cuya tesis obtiene el premio Luigi Giovannini por su temática agraria. También se licenció en Filosofía y Letras —sección Historia— por la Universidad granadina. Precisamente, esta licenciatura le hizo llegar a Andújar, sobre 1970, como profesor de Historia, en el Instituto Nuestra Señora de la Cabeza. En 1972, se colegió como abogado y abrió un despacho en Andújar. De esta manera, alternó la labor docente con la abogacía. En Jaén, desempeñó la Cátedra de Derecho de la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales desde 1981 hasta 1984.
    En Andújar conoció a Mercedes Cruz, con la que se casó en 1973. El matrimonio tuvo dos hijos, José Luis y Mercedes. Cuando José Luis llegó a Andújar, la ciudad iliturgitana estaba sufriendo una gran transformación debido a su expansión, una etapa que le puso en contacto con el mundo de las antigüedades y, así, comenzó a ser un magnífico coleccionista de obras de Arte de la mano de Antonio y Juan, anticuarios que quedaron unidos a su persona por el carácter comercial y por la amistad.
    José Luis Navarro Pérez publicó 24 libros de materia jurídica sobre Derecho Civil con temáticas como la cesión de créditos, la compraventa civil en el Código Civil, etcétera; de Derecho Mercantil, como la Ley del Contrato del Seguro, Ley cambiaría y del cheque, Código de Comercio, Ley de Sociedades Anónimas; sobre Derecho Procesal, como la ley Orgánica del poder Judicial, el proceso contencioso administrativo, Ley de arbitraje, Ley de Enjuiciamiento Criminal, etcétera; de Derecho Administrativo, el procedimiento Económico y Administrativo y la Ley de Expropiación forzosa; Derecho Fiscal, Recaudación Tributaria, Ley Reguladora de Haciendas Locales, de Derecho Penal El Código Penal con comentarios y jurisprudencia. Esta labor literaria se completa con un sinfín de artículos en revistas especializadas.
    Perteneció a los ilustres colegios de Madrid, Jaén, Córdoba, Sevilla y Guadalajara, pues la abogacía la desempeñó desde 1971 y destacó en todas las facetas como en Civil, Penal y Laboralista. Fue, asimismo, abogado del Ayuntamiento de Andújar desde 1983 hasta 1987, manteniendo una estrecha amistad con Pedro Calero, alcalde de Andújar y diputado socialista por Jaén.
    Su compromiso con la sociedad y el mundo laboral le hizo vincularse a la UGT como abogado laboralista, de ahí que estuviese presente en la refundación del Partido Socialista en Andújar en febrero de 1977.
    Estos últimos años, ha sabido vivirlos con gran entereza en compañía de los suyos, amigos más allegados y Francisca Chillarón, su fiel y eficaz secretaria.
    Por Juan Vicente Córcoles.

    Alberto Sánchez Estrella de Jaén
    A quien le pueda concernir

    Hay momentos en la vida para los que la persona se prepara y hace cábalas de cómo sería ese acontecimiento, la manera de actuar y la forma de vivirlo. Sin embargo, hay otros en los que prefieres no pensar, a ver si así retrasas su inminente llegada. El verme escribir un artículo sobre mi padre, en su ausencia, es algo que nunca imaginé, que cuesta tanto que la mano se paraliza y la mente se queda en blanco. Pero es una obligación moral que tenemos toda la familia la de agradecer en estas líneas tanto apoyo y afecto sentido debido al fallecimiento de mi padre, Alberto Sánchez Estrella.
    El diagnóstico de su enfermedad supuso un golpe muy duro para él, como para todos nosotros. Sabíamos la gravedad, pero decidimos luchar juntos, unir nuestras fuerzas para combatirla. Mi padre fue el capitán que batallaba con más energía y coraje, incluso cuando las fuerzas le flaqueaban. Ha sido un ejemplo de lucha, resignación, serenidad y optimismo y, en los últimos momentos, de una aceptación plena y cristiana de lo que, inevitablemente, llegó.
    Algunos días vi cómo la tristeza le embargaba, una tristeza y algo de miedo hacia un futuro desconocido, pero tenía la fe y la esperanza de que Jesús y María lo acogerían en la Jerusalén Celeste, donde hoy, seguramente, ya está gozando y cuidándonos muy de cerca. Solo me resta decir que mi padre, amigo de muchos, se ha ido con su calor, con su cariño, con su oración y con su recuerdo. Gracias. En un momento tan doloroso como es asumir su ausencia, nos queda la paz y la satisfacción de pensar en cuánta gente le quería. Ya ves, papá, tanto trabajo, tesón y entrega tienen su recompensa. Tú, con tu túnica blanca, en esta Cuaresma, ya estás de la mano de María Santísima de la Paz y junto a tus amigos cofrades que te precedieron, ayudando a organizar la Semana Santa en el cielo. Te queremos.
    Por María Sánchez Ballesteros.





    CRISTÓBAL LOMBARDO DEL MORAL de Jaén
    Estás más presente que nunca en nosotros

    ¿Cómo poder expresar en tan pocas palabras tantísimas cosas buenas que se pueden decir de ti? Dicen que después de vivir en este mundo, a veces tan injusto, pasamos a una mejor vida, pero como nadie nos ha podido hablar de ello hasta la fecha, no encontramos explicación a lo que ocurre en determinados momentos de la vida. 
    Uno de ellos es la incomprensión a nuestro lógico razonamiento, que, por más que queremos justificar, no encontramos la razón de por qué te has tenido que marchar de nuestro lado. Cuando una persona como tú, llena de tantísima vitalidad y tantas ganas de hacer felices a los demás, se marcha, no hay explicación posible a que debas de irte. Desde que nos dejaste, ha habido momentos muy duros de superar y sabemos que todavía nos quedan unos cuantos por pasar.
    Por eso, y desde donde estés, queremos pedirte que nos envíes y transmitas la fuerza suficiente para que el grandísimo dolor que nos ha producido tu ida se convierta en la ilusión y alegría de recordarte como eras y nos hagas “un poco” como tú, con la palabra adecuada en cada momento para cada uno de los que estábamos a tu lado, con el último chiste, con la broma mas graciosa, con la sonrisa más pura.
    Nunca olvidaremos a tu persona y nunca dejaremos de recordarte, pues creemos que nadie deja de existir si continuamente se está hablando o pensado en él. Cosa que nos ocurre en estos momentos a todos, ya que tu partida nos sirve para que estemos más unidos y tu presencia esté más viva que nunca. Seguiríamos escribiendo multitud de cosas y experiencias que hemos vivido junto a ti  pero, sobre todo, agradecerte de corazón todos y cada uno de los momentos que pudimos disfrutar a tu lado. Para nosotros, estás más presente que nunca y nos quedamos a la espera de que, en cualquier momento, regreses de tu viaje, ese que tantas veces realizabas con una de “las cubas” o con esos repartos del “mejor carbón”. Te queríamos y te seguiremos queriendo momento a momento. Hasta luego… y no hasta siempre, Cris. (Un sentimiento compartido). 
    Posdata: Queremos agradecer, de parte de la familia Lombardo del Moral, a los demás familiares, amigos y conocidos las palabras de consuelo y aliento recibidos en momentos tan duros.
    Por Francisco Peragón Rincón, en nombre de toda la familia.

    Juan Barrionuevo Amador de Jaén
    “Lo único que nos queda es recordarte”

    Querido Juan: Hace ya más de un mes. Sin hacer ruido, nos dejaste, pues un día te fuiste de tu trabajo para pelear con esta enfermedad que, al final, como tantos otros, no has podido superar. Sabíamos de tu enfermedad. Siempre estuvimos cerca de tus familiares para interesarnos por tu estado de salud, pero la respuesta siempre era negativa. Pero nunca perdiste tu sonrisa y agrado para los tuyos y los demás.
    Ahora que no estás entre nosotros, lo único que nos queda es recordarte en vida mientras esperamos que Dios nos una de nuevo a todos los que te quisimos. También nos queda la seguridad de que “tu papá”, como tú le llamabas, te haya recibido en el cielo como a tantos compañeros que también han fallecido recientemente. Estoy seguro de que tenéis la felicidad. Fuiste un continuador de tu padre y, para él, fue una alegría inmensa, antes de que falleciera, ver a su Juan como jefe de personal en el Complejo Hospitalario de Jaén. Tú has formado el compañerismo, amigos donde todos nos atendíamos y, lo que es más, nos respetábamos. Y todo esto en una empresa. Lograste hacer familia entre los empleados. Querido Juan, sabíamos que llevar una jefatura de personal siempre ha sido complicado, pero tú tenías buena mano y el personal a tu cargo conseguía sus peticiones. Luego, ellos te recompensaban en los momentos críticos y todos tan contentos. Esa virtud la adquiriste de tu antecesor “padre” y, después, la hiciste tuya. No quería dejar pasar que también tuviste un cargo como presidente de nuestro equipo de fútbol. Durante mucho tiempo, tus domingos y los días de descanso los dedicabas al equipo, el Centro Hospitalario Princesa de España. ¡Mira que te dimos disgustos! Y también satisfacciones. Fueron muchos los que hicisteis posible que, como empresa, este equipo consiguiera metas de ser campeón durante muchos años. En nuestro centro estaban muy orgullosos de él.
    Has dejado una familia y estoy seguro de que serán continuadores tuyos. Ascensión, tu esposa y compañera en la salud y la enfermedad, siempre ha estado junto a ti. Ya resignada, Dios le dará las suficientes fuerzas para continuar con vuestra familia. Tus hijos, Christian y Juan Carlos; hijas políticas, María e Isabel, y, cómo no, tu debilidad, tus nietos, Christian, Laura y Andrea, siempre te tendrán en sus corazones y pensamientos. No quiero olvidar la mención de tu Pepe, tu hermano, al que le profesabas un cariño muy grande, así como a tu cuñada Salva.
    Yo me he atrevido con la tristeza que conlleva una pérdida de un compañero y un amigo, así como tantos otros de nuestra casa, te testimoniamos el cariño que, en vida, te supiste ganar de todos nosotros. Dios nuestro Señor, seguros estamos, te habrá acogido. Descansa en paz.
    Por Manuel Castillo Jiménez.