Hasta siempre

Pedro raigal guerrero de Torreperogil
“Adiós al alcalde Raigal”

Fue siempre nuestro estilo y nuestra postura decir adiós a nuestros alcaldes fallecidos. Para nosotros lo que realmente cuenta es el comportamiento de las personas y su forma de servir a sus semejantes desde la Alcaldía y desde la calle, midiendo a todo el mundo con la misma vara.

    21 jul 2013 / 08:55 H.

    Este sincero adiós al señor Raigal ha sido retrasado por motivos que no son del caso, pero entendemos que nunca es tarde para hacer justicia.
    Tuvimos el honor de conocer a don Pedro Raigal cuando nuestro hijo mayor fue internado en los salesianos de Úbeda, y compartía patio y balón con los alumnos, entre ellos, nuestro hijo, travieso y vivaracho como los demás. Don Pedro fue sincero consigo mismo y vio claro que el camino que había elegido no era el suyo. Dio un giro a su vida y sirvió a Dios y a los hombres desde otras perspectiva, desde su entrega a los más desprotegidos y su entrega al servicio de sus paisanos.
    Como alcalde, qué vamos a decir nosotros que no digan las actas capitulares, fieles testigos de su buen hacer. Elegido alcalde en las elecciones municipales del 19 de abril de 1979, rigió los destinos de nuestro pueblo hasta su cese, el 30 de junio de 1987. De su buen hacer sabe más que nadie el pueblo llano y el menos llano.
    Personalmente, aparte de valorar al buen gobernante, reconocemos la inquietud cultural que siempre profesó. De él es hija la Asociación Cultural “Historia Viva”, que con tanto acierto y actividad sirvió. Si al alcalde le prestamos cuantos servicios nos encomendó, como padre de tan meritoria asociación lo hicimos con el mismo desprendimiento y servicio. Esta asociación ha quedado huérfana y esperamos que sobreviva para honrar su memoria.
    Era un hombre lleno de vida, pero, un día, quebró su salud y, el 15 de junio último, se nos fue de este mundo en desajuste y su pueblo, al que tanto amó y sirvió, le dio su triste y sentido “hasta siempre”, porque siempre será recordado como hombre que supo darse, como ejemplar de esposo y padre, y, cómo no, como amigo sin dobleces ni falsedades. Visto su proceder, a buen seguro, ya estará gozando de las Bienaventuranzas. Que en paz descanse.
    Por Ginés Torres Navarrete, cronista de la Villa.

    MIGUEL SÁNCHEZ RUIZ MATAS de Loja
    “La huella de la masonería en Alcalá”

    Hasta ahora la vida de los masones alcalaínos ha recibido un tratamiento superficial y desigual por parte de algunos estudiosos. Tan solo una cita de las logias, realizada por el profesor Gay Armenteros en sus estudios comarcales, ha dado lugar a un pequeño artículo en internet escrito por Luis Jiménez; también una referencia a una casa del Llanillo ha tratado sobre la existencia de masones en el siglo XIX y, por último, un artículo más profundo del licenciado Manuel Romero ha abierto nuevas perspectivas a la influencia de los masones en la vida municipal en el programa a la patrona de los años noventa. Recientemente, una conferencia mía y un libro de José Belbel sobre la masonería alcalaína han completado el arco de los estudios. De entre todos destaca Miguel Sánchez Ruiz Matas. Nació en Loja y se hizo médico. Se trasladó a Alcalá y viviendo en la calle Llana, posteriormente en la calle Caños. Se casó con la madrileña Enriqueta Martínez Galinsoga, con la que tuvo dos hijos, uno médico, Miguel, también republicano como el padre, que se casó con la castillera Enriqueta Ruiz Álvarez. Ejerció su oficio de médico durante 40 años, a la vez que fue escritor y masón de la logia Acacia 170, en la que alcanzó todos los grados hasta el más alto, como Alisarta, y Venerable Maestro. Fue un gran intelectual, al principio perseguido por las autoridades de los años ochenta del siglo XIX y, luego, reconocido en el mundo médico, en el que participó en algunos congresos nacionales y, en el pueblo, por los servicios sanitarios que prestaba. Siempre lo hacía con el conocimiento y la experimentación de todo tipo de fármacos y vacunas que, por aquellos tiempos, se extendían en la ciencia médica. Era consciente de que tropezaba con un ambiente a veces poco propicio, como manifestaba con respecto a la implantación de la vacuna contra la viruela: “Aquí entra otra serie de hablillas de vecindad, rancias en demasía, y que ni los esfuerzos mejor dirigidos por parte del médico, ni aún de la autoridad, han podido hacer que se desechen, siendo un trabajo ímprobo conseguir que se saque la vacuna, aunque previamente haya sido así pactado con la madre y llevado a cabo con el mayor desinterés. Es extraña y casi criminal esta conducta, pero, afortunadamente, solo a escasas inteligencias, faltas de ilustración, les está reservada”.
    Asistió a varios congresos de la Asamblea Médica en Madrid siendo reconocido por su fama y su intelectualidad. Famosos fueron sus artículos dedicados a la medicina en la revista “La Voz de Alcalá”, en los que, con una pluma ágil y doctos conocimientos, lograba expandir los avances de la técnica y la ideología de la Ilustración en la población alcalaína. Republicano, fue fundador del Casino Republicano en 1903, recibiendo la confirmación de los estatutos de esta ciudad como presidente. Otros miembros eran Vicente y Juan Alameda Coca. Se retiró del cargo de médico oficial en 1910, aunque siguió ejerciendo su oficio de forma particular. Falleció 4 de abril de 1920. La Corporación le rindió homenaje el mismo día. Su hijo siguió la línea del padre y se avecinó en la ciudad en 1923.
    Por Francisco Martín Rosales.

    Juan Casas Casas de Mancha Real
    El saetero
    (1936-2012)

    Este año, desde los preliminares de la Semana Santa, echamos de menos a un hombre sencillo y fiel que ya se había convertido por derecho propio en uno de los protagonistas señeros del tiempo pasional: el saetero Juan Casas Casas, fallecido en Mancha Real, su pueblo, el pasado 22 de diciembre.
    Juan Casas era uno de los personajes clásicos de nuestra Semana Santa pues, año tras año, desde el Domingo de Ramos hasta el mediodía del Viernes Santo, se desplazaba “por libre” desde Mancha Real, su pueblo, para ofrecer sus saetas a nuestras imágenes.
    Empezó a venir en 1946, con tan solo diez años y, desde entonces, cumplió devotamente con su obligación. También gustaba de participar en actos de exaltación a la saeta, pero no era adicto a los concursos. Así se lo confesaba a Luis Escalona: “... No soy amigo de los concursos de saetas y menos de recibir dinero para cantarlas. Mi gran satisfacción es cantarle a Cristo y a la Virgen de tú a tú. El rezarles por dos veces teniéndoles de frente a frente, inunda nuestros ojos de lágrimas, sentimientos de música y nuestro fervor de emoción...”.
    A Nuestro Padre Jesús le tenía especial devoción. Por eso, gustaba de participar en nuestros festivales de saetas, se asociaba en la mañana del Jueves Santo a la ofrenda colectiva del pueblo de Jaén y, luego, desde alguna encrucijada, le cantaba a Jesús con aquella su voz recia y tonante.
    Este año no vimos entre nosotros al saetero “manchego”. Pero seguro que estará allí arriba, asomado en los barandales del cielo, haciendo profesión de fe con el lamento de una vieja saeta:
    “Padre Jesús Nazareno,
    mira si es grande mi amor,
    que por dar luz a tus ojos,
    me crucificara yo”.
    (*) Texto extraído de la revista Jesús Nazareno 2013.

    Por Manuel López Pérez.

    Manuel Félix Herrera GómEZ de Pegalajar
    “Tu amistad y tu fuerza nos ayudarán”


    ¿Te acuerdas cuando nos disfrazamos de carta en este último Carnaval? ¿Cuando saltamos con el ascenso del Real Jaén a Segunda? ¿Y nuestras merendillas en todas las casillas de Bercho, en especial, en la tuya de las 7 Pilillas en la que tus padres se portaban como los mejores anfitriones? ¿Y nuestro tapeo cada mediodía, cuando nuestros estudios y trabajos nos lo permitían? ¿Y las miradas al cielo siempre porque querías explicarnos lo que había encima nuestra?
    Nos ponemos a pensar y ni un momento malo a tu lado. Un folio en blanco y enfrentarse a la escritura más difícil de una vida. Homenajear a un amigo que siempre estará entre nosotros. Por eso, este texto para seguir conversando contigo, como desde que éramos niños hicimos casi un día tras otro.
    Hemos tardado varios días en darnos cuenta de que tu sonrisa estará presente siempre que te recordemos, que no se ha ido. Hemos tardado en asimilar que tu amistad y tu fuerza serán ahora las que nos empujen a todos para conseguir nuestros objetivos en la vida, para querer a todas y a cada una de las personas que se crucen en nuestro camino, tal y como tú hacías. Fuiste un soñador, un hombre dedicado en cuerpo y alma a los tuyos, que, ahora, juntos se unirán para ayudarse y recomponer sus vidas.
    Has sido un campeón con tus amigos, con un saber estar que ya quisieran muchos, además de haber sabido hacer reír cuando mucha gente lo ha necesitado.  Desde el momento en el que nos comunicaron la peor noticia de nuestra vida, llevamos días recordando y recordando las largas noches mirando al cielo con tus explicaciones sobre el sistema solar, con esa pasión que le ponías intentando hacernos creer a los Galileo Galilei del presente.
    Te fuiste haciendo deporte, junto al cielo y el amor, otra de tus pasiones favoritas. Tu prueba terminó con esfuerzo, pero con el abrazo y el aplauso de todo el público que te quiso acariciar al marcharte. Aquí abajo nada será igual. En nuestras reuniones y quedadas siempre tendrás un hueco para que puedas sentirlas y abrazarlas.
    Recordad amigos, Lolo siempre estará allí arriba, cuidándonos y, si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejaran ver las estrellas.
    Por tus amigos.

    ASCENSIÓN ORTEGA GARCÍA de Torredonjimeno
    Vives en nuestro recuerdo

    “¿Murió?... Sólo sabemos que se nos fue por una senda clara, diciéndonos: hacedme un duelo de labores y esperanzas sed buenos y no más; sed lo que he sido entre vosotros: alma. Vivid, la vida sigue”.
    Antonio Machado

    Hago mío el testamento poético que Machado dedicó a la muerte de Giner de los Ríos, en febrero de 1915, cuando el poeta ejercía como profesor de Francés en Baeza. Tomo prestados los versos del poeta para recordar el año transcurrido desde la muerte de mamá, de la abuela, de Ascensión. Fue un 9 de julio, noche muy calurosa, rodeada y querida por la familia en la habitación 208. Pudimos despedirla, llorarla y cuando le dijimos el último adiós a sus cenizas en el cementerio lo hicimos con unas palabras de su nieta Leticia y con música de Antonio Machín, “Espérame en el cielo…”.
    Fue una mujer adelantada a su tiempo y a su época, que transmitía buenos principios y energía positiva a las personas con las que convivió. Fue una mujer valiente e inteligente sin haber recibido apenas instrucción/formación académica. Tomó una decisión importante: “Hacer de su familia su proyecto de vida”. ¡Qué manera más sabia de prolongar la vida! Ella murió, pero su proyecto continúa en papá, sus hijas, yernos, nietas y nietos. ¡Vivid, la vida sigue!, la vida se regenera. Su proyecto de vida, su familia, desarrollado de manera decidida y paciente, lo concretaba en frases que recuerdo muy bien: “Cuando hay que trabajar, la primera; a la hora de divertirse, también la primera”. Esto lo decía una mujer acostumbrada a trabajar dieciocho horas al día. Siempre tenía una anécdota de juventud que contar para suavizar la tragedia de aquella fastidiosa y represiva posguerra en que andando hacía el trayecto de Jaén a Torredonjimeno para ver a su padre en la cárcel de los vencidos. Cómo no recordar su sentido estético de la vida. “Me gusta que vayáis bien puestas”, utilizando una expresión popular que se aplicaba a ella misma cada día, cuando cuidaba su imagen hasta en los detalles más pequeños. Mamá, la abuela, Ascensión sabía combinar con auténtica maestría las exigencias propias de una persona que todo lo había conseguido con esfuerzo, con el cariño, la generosidad y el respeto a su familia y a las personas de su entorno. Todavía escucho su frase: “¡Qué trabajo cuesta, niña, ser amables!”.
    Fueron 83 años, pero nos hemos quedado con “ganas de mamá”. La hubiéramos querido tener más tiempo, más años con nosotros, y quizás ella pensó que esos años de más no habrían sido tan positivos, no habrían estado acompañados de calidad de vida y decidió irse “por una senda clara” pidiéndonos “un duelo de labores y esperanzas”. Motivos de esperanzas, sus cuatro nietas y tres nietos, a los que adoraba con pasión. El último ejemplo de labor ilusionada, que hubiera disfrutado compartiéndola, la defensa del proyecto fin de grado de su nieta Leti, otro 9 de julio, un año después de la muerte de la abuela Ascensión. Nos sentimos afortunados habiéndote querido y seguiremos tu vida en nuestras labores, nuestras esperanzas y nuestros recuerdos.  
    Por Angustias María Rodríguez Ortega.

    Sebastián Almagro Castellano de Escañuela
    “Bicampeón del mundo”

    Poema a Sebastián Almagro Castellano. Bicampeón del Mundo de Acrobacia Aérea de Vuelo sin Motor. D. P. 
    Eras, del dios Eolo la pesadilla.
    En tu contra, desató los vientos,
    pero tú, esquivándolos por la orilla,
    las acrobacias completaste a cientos.
    Acróbata onírico por momentos,
    insonoras trayectorias, irreales.
    Que fueron realidades, y no cuentos,
    reales piruetas, lúcidas, ideales.
    Tu “Virgen de la Cabeza” te guiaba,
    dos mundiales ganaste en lid aérea,
    mientras la gloria en tierra esperaba.
    Goza en el Olimpo la paz etérea,
    donde tu mente y espíritu indomable,
    ¡ojalá!, alcancen una calma estable.
    Por  José Carlos Castellano Calles.