Fran Carnicer se hace mayor

Francisco José Carnicer Magán (Linares, 1991) siempre tuvo claro desde pequeño que su destino estaba ligado a la pelota. Por eso, no le importó hacer la maleta, abandonar su tierra y enrolarse en el equipo que le hiciera sentirse futbolista. Ocho años después de marcharse de casa y, tras pasar por el Real Jaén, el Osasuna Promesas y La Hoya de Lorca, se ha hecho un hueco en la Liga del Fútbol Profesional con el Mirandés, aquel equipo que enamoró a toda España después de protagonizar varias machadas antes clubes de Primera y meterse en las semifinales de la Copa del Rey, donde fue apeado por el Athletic de Bilbao.

28 ene 2015 / 11:36 H.

Fran Carnicer llegó al conjunto burgalés ante la insistencia de Carlos Terrazas, quien pidió a toda costa su contratación, a principios de verano, después de verlo varios partidos la pasada temporada en un equipo menor como La Hoya de Lorca, con la que estuvo a punto de meterse en la División de Plata.  A Terrazas le gustó de aquel espigado centrocampista su desparpajo con la pelota en los pies, su calidad a la hora de ordenar el fútbol, cuando los partidos se atascaban, y, sobre todo, su proyección.
Sin embargo, a pesar del interés, Fran Carnicer comenzó a frecuentar más la grada que el cuidado césped del Estadio Municipal de Anduva. Nadie entendía la determinación y, de hecho, en más de una rueda de prensa, Carlos Terrazas fue interpelado por la situación de un futbolista que tanto había agradado en la pretemporada, donde se pasó de Segunda B a la Liga Adelante por el descenso del Murcia. “Es un gran jugador y tendrá su oportunidad”, replicaba, una y otra vez, el entrenador bilbaíno a los incrédulos periodistas. Y la hora de la verdad llegó para el linarense el 11 de octubre y en un partido de rivalidad regional ante la Sociedad Deportiva Ponferradina. Ese día disputó solo dos minutos, pero se marchó a casa con la sensación de que había cumplido un sueño. “Fue muy bonito, porque me sentí profesional”, rememora Fran Carnicer, cuyo nombre se hizo indiscutible no solo en las convocatorias, sino también en las alineaciones. Tanto es así que ha sido titular en once de los trece partidos en los que ha participado en lo que va de Liga. Pero otra controvertida decisión técnica dejó al linarense en casa. Carlos Terrazas no contó con él para el desplazamiento a Lugo, a pesar de su excepcional momento de forma. “Pagó los platos rotos de la derrota en Mallorca”, comentan en los círculos futbolísticos y periodísticos de Miranda de Ebro.              
El mediocentro asume la situación con la naturalidad de un joven al que el destino le ha brindado la oportunidad de hacer realidad un ilusión. “Todo es diferente en Segunda A, los campos, las aficiones, la manera de trabajar y de jugar. Te sientes profesional”, indica. La meteórica carrera de Fran Carnicer comenzó a fraguarse en el campo de tierra del anexo de Linarejos, primero, con el AD Santa Ana y, después, con el Linares, el club que lleva tatuado en su corazón. “Todos los linarenses somos del equipo de nuestra ciudad y Miranda me recuerda mucho a Linares por este aspecto. La gente no es del Real Madrid o del Barcelona, sino del Linares o del Mirandés”, explica. “Yo tengo muy presente a mi ciudad y al equipo. Intento estar informado y saber cómo van las cosas”, añade. Prueba de ello es que cada vez que baja para su tierra lo primero que hace es preguntar si el equipo juega en casa. La pasada Navidad acudió al estadio para presenciar el partido ante el Atlético Melilla. Y lo hizo en fondo gol a lado de los ultras del club, como otras muchas tardes antes, cuando coincidía con Rubio o Fran Carles, sus compañeros en el juvenil. Ya, por aquella época, decían de él que era un diamante por pulir y una de las mayores promesas del fútbol local. No tardó en demostrarlo, aunque, por desgracia no en su club. La desaparición del CD Linares obligó a una de las mejores hornadas de jugadores que ha dado la ciudad a poner rumbo a otros lugares. Fran Carnicer, junto con el portero Manu y el delantero Ángel Gómez, recaló en el Real Jaén de División de Honor, donde su talento no pasó desapercibido para José Miguel Campos, quien lo hizo debutar con apenas 18 años en Yecla. Tras ganarse la titularidad, Fran Carnicer fichó por el filial del Osasuna, donde permaneció dos años hasta que se incorporó a La Hoya Lorca. Ahora, ya en la élite, solo pide continuidad.