Familias en extrema necesidad

Miles de familias jiennenses viven en una situación de extrema necesidad. Son muy pobres y dependen de otros familiares o de la caridad para comer, vestirse o para no los echen de su casa. La última Encuesta de Población Activa (EPA) revela que existen 103.100 personas sin trabajo, aunque solo 13.201, tal y como revelan los últimos datos del Ministerio de Empleo, cobran algún tipo de prestación.
El resto sobrevive gracias a las “chapuzas” —habituales en la economía sumergida y que destacan por hacer labores más baratas y con menos beneficios de lo que lo haría una empresa—, al cariño de otros familiares, que los acogen en sus casas, les hacen la compra o, directamente, les llevan un plato de comida y, también, a las obras de caridad que se sustentan en organizaciones que tienen los presupuestos más altos de su historia.
El director de Cáritas Interparroquial, Rafael López Sidro, afirma que, el año pasado, atendieron a 38.000 familias solo en Jaén, lo que da una idea de las personas que se han quedado atrapadas en este gran agujero de desigualdad que ha generado esta gran depresión económica. “Todavía nos quedan unos meses, por lo que aún no sabemos a cuántos atenderemos en 2015. Creemos que serán algunos menos porque hemos recortado algo el presupuesto en alimentación para destinarlo a otros gastos más acuciantes, como el pago de recibos de agua, de electricidad o de alquiler de familias que están al borde de quedarse en la calle sin nada”, manifiesta Rafael López Sidro.
A nadie le gusta ser pobre, por lo que este calificativo hace que la pobreza permanezca escondida. Hay pocas familias —como las que aparecen en este reportaje— que quieran ofrecer su rostro y su testimonio, ya que saben que se enfrentan a un “estigma” social. Sin embargo, la situación es tan grave para algunos que lanzan una señal de auxilio desesperada.
Es cierto que de los 103.100 parados que marca la última EPA, hay muchos que viven gracias a los ingresos que recibe su otro cónyuge, pero esto hace que, en ocasiones, existan hogares en los que se instala la pobreza, pese a que se cuenta con un sueldo. La carga hipotecaria, el paro de uno de los miembros, las bajadas salariales o la inestabilidad laboral han creado el “gremio” de los trabajadores pobres. También de los jóvenes que tienen vivienda, pero no pueden instalarse en ella, ya que todo el dinero que ganan se destina a pagarla. Si se baja un escalón más en el agujero de la pobreza, están las familias que han quedado en el paro, pero cobran algún tipo de subsidio y de prestación. Nunca antes se había hecho tan popular la cifra 426, hasta que fueron los euros que se dedican a la última cobertura social. Existen 6.082 personas en la capital y en la provincia que viven tan solo con este dinero.
Y más abajo están los que no tienen nada. Son familias a las que se les han acabado todas las prestaciones y los subsidios. La Encuesta de Población Activa estima que existen alrededor de 13.000 hogares en esta tierra. Viven de pensiones de mayores —incluso residen con ellos—, de la solidaridad de sus familiares y de la caridad. Les fían en las tiendas y piden a sus allegados para comer.

 

“Esto no es vida. Casi no tenemos nada para darles a los tres niños”

Raúl Roldán y Silvia Parra
Tienen tres hijos y solo reciben 426 euros de prestación, que pronto se les acabarán

 

Raúl Roldán y Silvia Parra viven en una vivienda social en el Bulevar. No tienen trabajo y viven con 426 euros que aún le quedan a ella con el subsidio. Él cuenta que no para de ir de un lugar a otro a ver si consigue un trabajo. De hecho, estuvo trabajando en una empresa que construía y arreglaba carreteras con contratos de obra pública a cargo de la Consejería de Fomento. Sin embargo, esto ya se acabó. Vivían en Pamplona, pero se trasladaron a Jaén porque esperaban que, después de marcharse a trabajar fuera, su tierra los recibiría con un porvenir mucho más halagüeño. Sin embargo, no ha sido así.
Tienen tres hijos —de 10 y 8 años los dos mayores y 4 meses el más pequeño—. “Esto no es vida. Con 426 euros tengo que pagar hipoteca, agua, luz, butano y alimentar a tres niños. Resulta imposible sacar de donde no hay. Algo tenemos que dejar sin pagar”, explica Raúl Roldán. Asimismo, continúa: “Esto no es vida. Cuando ponemos la mesa es con cosas que nos dan en la parroquia. Sientas a los niños para que desayunen y te das cuenta que no tienes casi nada para darles. A mí me genera mucha tristeza. No lo puedo soportar”, cuenta Raúl Roldán.
“Solo quiero un trabajo para que a mis niños no les falte lo básico. Esto te hace pensar que eres una persona inferior al resto y eso resulta totalmente desesperante”, indica. Raúl Roldán quiere que se publique su número de teléfono por si alguien le puede ayudar a encontrar un puesto de trabajo. Es el 697 75 09 24. Esta familia ha pedido salir en Diario JAÉN porque considera que ya ha agotado todas las vías para encontrar un empleo. No sabe a dónde acudir, por lo que señala que aparecer en esta página puede ayudarle.
Raúl Roldán busca ahora unos jornales en la campaña de la aceituna. Ha contactado con algunos olivareros, pero, por el momento, no ha obtenido respuesta. Espera hallar una cuadrilla para pasar estos meses en el campo recogiendo aceituna y empezar a convertirse en “una familia normal”, como las que dice que ve por la calle, que pueden comer y pagar las facturas por ellos mismos.

15 oct 2015 / 10:14 H.