Especial IFQuesada | Las llamas sumen a Quesada en la desolación
Cuando todavía quedan algunos kilómetros para adentrarse en el término municipal de Quesada el ambiente se enrarece. Poco a poco, el olfato se acostumbra a ese ligero olor a quemado que, una vez pasado Collejares, es ya muy intenso.

Tanto como la neblina que rodea a La Cruz del Muchacho, el paraje que, desde el domingo por la tarde, arde sin descanso. El el primer gran incendio forestal del verano y obliga a los operarios del Plan Infoca a dejarse la piel, en ocasiones casi en sentido literal, para mitigar las llamas. Lo hacen como pueden, ya sea por aire, por tierra con mangueras e, incluso, ayudados de ramas. Porque si algo caracteriza el fuego de Quesada es que, hasta el cierre de esta edición, campaba, de forma peligrosa, por los límites de los parques naturales de Sierra Mágina y Cazorla, Segura y Las Villas prácticamente sin control. Lo hicieron, sin embargo, respetando sendos espacios protegidos, pero, eso sí, haciendo saltar todas las alarmas cada vez que una columna de humo, por pequeña que fuese, se levantaba en el horizonte.
Esa es la esencia del incendio de Quesada y lo que tanto dificulta las tareas de extinción. Puntos que, en principio, fueron extinguidos se reactivaban sin previo aviso, ayudados por el calor y el viento. Un “infierno”, como comentaron algunos de los agentes apostados en el lugar del siniestro natural, que cada vez se ve más oscuro. Tan negro como el paraje desolador que las llamas han dejado tras de sí. Una “lengua” de destrucción que ya ha quemado espacios de alto valor ecológico, según recordó el alcalde de Quesada, Manuel Vallejo. Un perímetro de desolación que, según los cálculos del subdelegado del Gobierno, Juan Lillo, pueden llegar hasta las 1.800 hectáreas, que también visitó la zona para hacer un reconocimiento. Sin embargo, el Infoca no se aventura a dar datos, ni tan siquiera puede, porque todos los esfuerzos están encaminados a controlarlo, sea como sea.
Para conseguirlo, cientos de personas se afanan, desde el pasado domingo, en sofocar las llamas. El martes, a las ocho de la mañana, parecía que se había logrado, pero un cambio en la dirección del viento y una tormenta seca con más de veinte rayos en unos pocos minutos desataron la ira del incendio, que avanzó como la pólvora durante la noche. La jornada de ayer fue igual de virulenta. Medios aéreos se incorporaron a primera hora. Comenzaron tres helicópteros de transporte y extinción, un bombardero y dos aviones de carga en tierra, además del avión de coordinación. Eran el relevo de los trece retenes que trabajaron durante la noche. Durante la jornada, diecisiete medios aéreos y unos 150 retenes trabajaron a contrarreloj para frenar el avance del incendio hacia los núcleos de población de Larva y Huesa.
Amplio dispositivo
A las labores se sumaron los dispositivos enviados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Hasta el lugar se desplazaron cinco medios aéreos y una unidad terrestre. Concretamente, fueron dos aviones anfibios de 5.500 litros de descarga procedentes de la base de Málaga, así como dos helicópteros Kamov de 4.500 litros de capacidad de las bases de Huelma y de Caravaca en Murcia, además de un avión de comunicaciones y observación de la base de Muchamiel, Alicante. que envía imágenes aéreas en tiempo real del incendio que devora el paraje.
Todo indica que el origen del incendio está en un rayo caído sobre el paraje de La Cruz del Muchacho como consecuencia de una tormenta seca, la misma causa que provocó, en la tarde del martes, junto con las altas temperaturas, la reactivación del incendio a las pocas horas de que el Infoca lo declarara controlado. Un reconocimiento aéreo realizado durante la mañana de ayer confirmó que el incendio queda fuera de los límites del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, aunque parte de la superficie arrasada por las llamas es de gran valor ecológico, con pinos centenarios. El que no haya afectado, de momento, a los espacios protegidos, es de las pocas buenas noticias que da este suceso, que ya ha sido calificado de catástrofe natural por la gran cantidad de espacio arrasado.