ETA mata a tiros a un constructor del tren de alta velocidad vasco

Redacción/ San Sebastián
Una ETA descabezada también puede matar. Y, sólo 15 días después de la detención de su número uno, Garikoitz Azpiazu, Txeroki, lo ha hecho. La banda asesinó ayer a tiros a Ignacio Uría Mendizábal en Azpeitia (Guipúzcoa). Tenía 71 años y era consejero de la empresa constructora de la Y vasca Altuna y Uría.
Pese a que la compañía ya había sido saboteada en marzo de 2007, él no llevaba escolta. El atentado, el cuarto mortal desde enero, se produjo minutos después de las 13.00 horas, cuando el empresario se dirigía al restaurante Kiruri, cercano a su casa y al que acudía cada mediodía para jugar a las cartas.

    04 dic 2008 / 19:36 H.

    Hubo tres disparos, de los cuales dos impactaron en su cuerpo –uno en la cabeza y otro en el pecho– . Un terrorista que se acercó de frente a la víctima disparó, mientras un segundo etarra esperaba en un coche pequeño, un Alfa Romeo, en el que después ambos huyeron. Eran varones, rondaban los 30 años e iban encapuchados. Los sanitarios que acudieron al lugar del atentado trataron de reanimar al empresario durante casi 40 minutos, pero no pudieron salvar su vida ante la gravedad de las heridas.
    Según fuentes de la lucha antiterrorista, los etarras habían robado el coche poco antes en el Alto de Itziar, a unos 25 kilómetros de Azpeitia, dejando a su conductor maniatado. Tras tirotear a Ignacio Uría, los asesinos regresaron al Alto de Itziar, lugar en el que quemaron el coche para borrar todas las huellas o cualquier indicio que pudiera aportar datos sobre los autores. Tras calcinar el turismo, y como suelen hacer siempre después de un atentado, los dos terroristas abandonaron el lugar a bordo de un primer vehículo que habían dejado aparcado allí.
    los autores. En principio, las fuerzas del orden atribuyen el ataque a un comando itinerante de ETA, de los que actúan en las tres provincias vascas. Los terroristas siguieron un modus operandi muy similar al empleado en el asesinado del ex concejal socialista de Arrasate-Mondragón Isaías Carrasco el pasado 7 de marzo. En ambos atentados, todavía por esclarecer, la banda ha recurrido a un pistolero para asesinar a sus víctimas, dos objetivos relativamente “sencillos” para los terroristas, ya que los dos carecían de escolta y llevaban una vida completamente normal. Tanto Uría como Carrasco fueron asesinados muy cerca de sus domicilios en una hora cercana a la una de la tarde.
    La Ertzaintza analiza ahora los casquillos de bala encontrados en el lugar del crimen de Azpeitia para tratar de determinar si la pistola podría haber sido utilizada en algún atentado anterior. En el asesinado de Carrasco, el pistolero disparó cinco proyectiles del calibre 9 milímetros Parabellum, munición utilizada habitualmente por ETA.
    El asesinato fue rápido. “No, nosotros no lo hemos visto. Él aparca el coche aquí al lado, un amigo que venía para acá lo ha visto y ha entrado y ha dicho ‘salid, que a Ignacio le han hecho algo’”, relató la dueña del bar Kiruri, donde ocurrió todo. Horas después del atentado, la encargada del restaurante se encontraba aún sobrecogida por lo ocurrido. “Dos jóvenes han salido de un coche y le han dado dos tiros, eso es lo que ha pasado”.
    La Y ferroviaria vasca, que unirá por alta velocidad las tres capitales del País Vasco, lleva años en la diana de ETA, que ha atentado en repetidas ocasiones contra las constructoras adjudicatarias de las obras, entre ellas, la propia Altuna y Uría, que sufrió un sabotaje en marzo del año pasado. Buena prueba es que en uno de sus últimos comunicados, el pasado 16 de agosto, la banda terrorista calificaba al Tren de Alta Velocidad como un proyecto “ajeno a los intereses de Euskal Herria”. En ese comunicado, ETA acusaba al PNV y a sus “acólitos” de querer prorrogar sus ganancias a costa de “enterrar en cemento” el territorio por el que pasará la infraestructura ferroviaria, empleando un argumento muy similar al utilizado en su día contra la inconclusa central nuclear de Lemóniz, la presa de Itoiz o la autovía de Leizarán. En las últimas operaciones contra la banda y sus grupos de apoyo, las Fuerzas de Seguridad del Estado siempre han encontrado documentación e información detallada sobre las obras, así como panfletos contra el proyecto ferroviario. Asimismo, la dirección de ETA había ordenado de forma explícita al comando Vizcaya, desarticulado el pasado julio, atentar contra empresas relacionadas con el TAV.
    feudo peneuvista. La localidad guipuzcoana de Azpeitia está gobernada por ANV que, hasta anoche, compartía las tareas en el Ejecutivo municipal con Aralar y EA, partido este último que abandonó ayer mismo el Gobierno local. El municipio, de casi 14.000 habitantes, había sido gobernado históricamente por el PNV, hasta las pasadas elecciones de mayo de 2007, en las que fue la fuerza más votada, logrando ocho ediles. No obstante, la suma de los seis concejales de ANV, dos de EA y uno de Aralar, le desbancó del Gobierno. La renuncia de anoche de Eusko Alkartasuna se debió a la negativa de ANV a condenar el atentado.

    Una vida dedicada a su empresa

    Ignacio Uría Mendizabal dedicó su vida a impulsar y fortalecer, junto con dos de sus hermanos, la empresa constructora Altuna y Uría, que heredaron de su padre y en la que también trabajan sus hijos. Pese a sus 71 años, seguía parcialmente activo en la empresa y se dedicaba por las mañanas a visitar in situ las numerosas obras que esta compañía tiene en Guipúzcoa, donde departía con los jefes de obra y se interesaba y controlaba el estado de los trabajos. La empresa fue fundada en los 50 por su padre, Alejandro, un albañil que empezó de cero. Alejandro legó la empresa a sus tres hijos varones, Imanol, Ignacio y Luis Mari, aunque éstos compartían la propiedad con los tres hijos de Altuna, el socio de su padre. Hace más de 20 años los tres hermanos Uría compraron su parte a los Altuna y se hicieron con el control total de la compañía, aunque no llegaron a cambiar la denominación (Altuna y Uría). Casado y padre de cinco hijos, Ignacio tenía una gran afición a los naipes y todos los días, después de comer, jugaba partidas de tute y mus en el Kiruri, el restaurante en cuyo exterior ha sido asesinado. “Trabajar, trabajar y trabajar” es lo que ha hecho “toda su vida” comentó uno de sus amigos, el ex diputado general de Guipúzcoa Román Sudupe.

    “La ‘Y’ vasca se hará por voluntad democrática”

    Una vez más, la repulsa fue unánime. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, garantizó que los asesinos del empresario Ignacio Uría pasarán el resto de su vida en la cárcel y no pudo ser más claro cuando dijo que se concluirá la construcción ferroviaria de la Y vasca, en la que participa la empresa de la última víctima de ETA.
    Expresó su firme determinación de realizar esa obra, “sin duda –dijo– la más importante para la futura vertebración de Euskadi, de Euskadi con el conjunto de España y de Euskadi hacia Europa”. “Esa obra se va a hacer, y se va a hacer porque es fruto de la voluntad democrática”, insistió el presidente.
    José Luis Rodríguez Zapatero aludió, como viene ocurriendo tras los últimos atentados etarras, a la unidad democrática frente al terrorismo. Aseguró que “todos los demócratas permanecerán juntos y resueltos a acabar cuanto antes con la violencia de los terroristas y con su delirio totalitario”. De hecho, los grupos parlamentarios del Congreso están preparando una reunión que, presumiblemente, se celebrará hoy, para expresar, de forma unitaria, la repulsa de todas las fuerzas políticas frente a la banda terrorista ETA.
    En estas circunstancias, el lehendakari, Juan José Ibarretxe, aseguró que el pueblo vasco “no olvidará nunca” los “atroces asesinatos” con los que ETA “está torturando a toda la sociedad vasca” y lamentó que la banda haya matado “a un hijo de este pueblo, a una persona buena como el pan”.
    Por su parte, el líder del principal partido de la oposición, Mariano Rajoy, aseguró que “daremos la batalla conjuntamente, las fuerzas políticas y la sociedad española”. “ETA será derrotada y pronto, y si no, al tiempo”, dijo, para añadir que “ése es el objetivo nacional y a él debemos todos aprestarnos”.
    Mientras tanto, el Comité de Altuna y Uría condenó el asesinato del copropietario de la compañía y advirtió a ETA de que resulta “inaceptable” que pretenda justificar sus atentados vinculándolos al TAV. Además, precisó que este crimen, además de “condenable en sí mismo”, es “una intromisión de la banda terrorista ETA en las luchas populares que se desarrollan en este pueblo”.
    En la jornada de hoy, los minutos de silencio y otros actos de condena se repetirán en todo el territorio nacional, secundados por miles de ciudadanos de norte a sur. Esta tarde quedará instalada la capilla ardiente del empresario asesinado y mañana se oficiará su funeral en Azpeitia.