Entrevista. Esmeralda Moya: 'El personaje de Mel es más inocente que la Lolita de Kubric'
Diana Sánchez / Jaén
La actriz de Villargordo, de 24 años, será la protagonista de la serie Diario de una adolescente de Antena 3, en la que interpretará a Mel, una joven que trabaja en una agencia de modelos. La producción se estrenará en septiembre.

La actriz de Villargordo, de 24 años, será la protagonista de la serie Diario de una adolescente de Antena 3, en la que interpretará a Mel, una joven que trabaja en una agencia de modelos. La producción se estrenará en septiembre.
—¿Qué significa protagonizar una serie de televisión?
—Es una experiencia maravillosa. Para mí es de lo mejor que me ha pasado en el tiempo que llevo en la profesión. Es la primera vez que tengo un papel protagonista y llegar hasta aquí cuesta. Esto no es venir y besar el santo, pues son muchas horas de trabajo.
—¿En qué punto de la grabación se encuentran ahora?
—Estamos terminando de rodar la primera parte. ¡Y vamos con un ritmo impresionante! Es muy frenético, pues después de los rodajes, cuando llego a mi casa, tengo que ponerme a estudiar los textos y sacar a mi perro, que por cierto, es de Villagordo, es un yorkshire.
—Representar el papel de una modelo en la nueva serie, ¿no le recordó a sus comienzos en el mundo de la moda?
—Claro, porque está relacionado con todo a lo que me dediqué y luego, estudié Arte Dramático. Fue como un dos en uno. Además, estoy muy contenta con mi personaje, que se llama Mel. Tiene 16 años y se queda huérfana, con una hermana pequeña, a la que tiene que sacar adelanta para que la asistente social no las separe. Entonces se ve obligada a trabajar, pues la madre dejó deudas importantes. Es cuando su mejor amiga, África, la introduce en la moda.
—¿Qué tal se lleva con el resto de compañeros de reparto?
—Muy bien. La verdad es que son un regalo, porque se agradece, que después de tantas horas de trabajo, en una serie en la que soy la protaganista y tengo gran parte del peso, la gente del reparto me arrope y me ayude mucho. Lo cierto es que hay muy buen ambiente. Algo que no me esperaba y por lo que estoy muy contenta.
—¿Siente algo de vértigo en esta nueva etapa profesional?
—Pues lo cierto es que no, porque como hago lo mismo de antes, una vida normal, no siento vértigo. Sin embargo, lo que ahora, quizá, me de un poco de miedo es que mi vida privada deje de ser privada. Pero, vamos, tampoco lo creo, porque cuanto más inaccesible te haces, más se intriga la gente por ti. Entonces, en ese sentido, no tengo temor, pues no me considero inaccesible, ni mucho menos. Siempre estoy cuando la gente quiere hacerse fotos, por ejemplo. Date cuenta que sin el público, sin espectadores, no somos nada.
—Una de sus ilusiones como actriz era interpretar en el teatro, ¿mantiene, aún, esa idea?
—Más que nunca. Pues hasta ahora, lo que he hecho es mucha televisión, alguna que otra película, pero nada de teatro, por lo que, claro que tengo muchas ganas y cada vez más, así que cuando termine este proyecto espero que pueda hacer algo.
—¿Se agobia cuando piensa en la disciplina que le impone su trabajo en el día a día?
—No, porque estoy haciendo lo que más me gusta en esta vida. Además, lo miro desde un modo muy positivo. Incluso, cuento con gente que me facilita ciertas circunstancias, por ejemplo cuando doy una cena en casa, los invitados procuran irse pronto.
—Uno de los temas que caracterizan la serie es el del amor prohibido, ¿se siente una Lolita en el papel de Mel?
—Creo que a la Lolita de Stanley Kubric le daba igual, iba a por todas y no le importaba pisar, incluso a su madre. En cambio, en la serie, Mel no es un personaje malo, digamos que es más inocente. Lolita sabía perfectamente su objetivo, por lo que se limitaba todo el rato engatusar al hombre, mientras que en la pareja de Secreto del diario de una adolescente, ella se deja llevar y él también.
—¿Cree que todavía no hay prejuicios con las relaciones en cuanto a diferencia de edad?
—Creo que sí, por eso me parece muy interesante que la serie trate este asunto. En mi opinión cuando nos enamoramos lo hacemos de la persona y no de la clase social o de la edad. Antes, era normal que la niña se casara con un hombre mayor y solo importaba el estatus, mientras que ahora hay más liberación para la mujer.