El Supremo eleva la condena al asesino de Rocío Estepa

Rafael Abolafia/Jaén
El Tribunal Supremo ha elevado de 13 a 17 años de cárcel la condena impuesta a Martín Javier Olguín por matar a su novia, la maestra Rocío Estepa. Los magistrados enmiendan la plana a sus colegas del TSJA y consideran que el crimen fue un asesinato y no un homicidio. La sentencia ya es firme.

    19 ene 2010 / 11:53 H.

    Es la tercera decisión distinta que adopta la Justicia sobre una muerte violenta que conmocionó a la sociedad jiennense. En diciembre de 2008, un tribunal del jurado consideró a Martín Javier Olguín culpable de un delito de asesinato y la Audiencia Provincial de Jaén le impuso una condena de 18 años de prisión. Apenas cuatro meses después de aquella resolución, el Tribunal Superior de Justicia rebajaba la condena hasta los 13 años de cárcel, al considerar que el crimen fue un homicidio, “una agresión mortal que se produjo en una lucha cuerpo a cuerpo”, en palabras de la propia sentencia.
    Ahora, es el Supremo el que corrige al TSJA y se alinea con la visión que tuvo la Audiencia Provincial. Los togados del Alto Tribunal consideran que Martín Javier Olguín asfixió a su pareja en un ataque “inesperado”, de un modo seguro para él y sin que la víctima “pudiera articular defensa alguna”. Es decir, la mató con alevosía, lo que supone que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato. “No he podido evitar ponerme a llorar cuando lo he sabido”, asegura Francisco Estepa, el hermano de la fallecida.
    El Tribunal Supremo, al igual que hizo el TSJA, considera que no es necesario modificar el relato de hechos probados realizados por los magistrados de la Audiencia Provincial de Jaén. En este sentido, hay que recordar que Martín Javier Olguín acabó con la vida de su compañera sentimental en el transcurso de una discusión que mantuvieron el 12 de octubre de 2006 en el chalé en el que ambos convivían en el Puente Tablas. La pelea fue subiendo de tono “con insultos entre ambos”. En un momento, el acusado empujó a Rocío, que cayó sobre la cama. Martín se colocó encima de ella, la inmovilizó y “anuló sus posibilidades de defensa”. Apretó el cuello de Rocío con sus manos y le tapo la boca y la nariz con una almohada. Ella tardó en morir por asfixia entre cinco y diez minutos, según ratificaron los forenses en el juicio. “Fue una muerte lenta y angustiosa”, en la que la víctima no tuvo capacidad de defensa, ratificó después la Audiencia Provincial en su sentencia para imponer los 18 años de cárcel.
    No obstante, el TSJA entendió que el crimen se produjo en “una lucha cuerpo a cuerpo” entre la pareja. Y que fue en el transcurso de esa discusión cuando Martín Javier Olguín “se vio impelido a agredir a la víctima, seguramente por su carácter violento”. Sin embargo, para el máximo órgano de la Justicia andaluza no fue “una agresión alevosa”.
    El Supremo tiene otro punto de vista, muchísimo más cercano al que pusieron por escrito los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial. Para los togados del Alto Tribunal, el crimen fue un asesinato. ¿Cómo lo argumentan? Aseguran que Rocío estaba totalmente desprevenida y no esperaba “un ataque mortal”. Además, afirma que Martín Javier inmovilizó a su novia sobre la cama, colocándose sobre ella. “El acusado obró sobre seguro y pudo inmovilizar a su compañera durante el tiempo preciso para privarle del oxígeno”, dice literalmente la sentencia. En este sentido, recuerda que la víctima tardó en morir unos cinco minutos “sin que pudiera articular defensa alguna durante su prolongada agonía”. 
    El Supremo, de este modo, rechaza las tesis de la defensa del condenado, que consideraba que la muerte se había producido por una imprudencia de Martín Javier Olguín. Igualmente, niega que el crimen fuera consecuencia de un arrebato o que tuviera sus facultades psíquicas tan mermadas que supusieran unas condiciones de “grave merma de su voluntad”.  El Alto Tribunal mantiene la agravante de parentesco, aunque en su variante ordinaria, y la atenuante de confesión. Por todo ello, consideran que la pena más “racional” para el asesino de Rocío Estepa es de 17 años de cárcel. “Nos proporciona un poco de alivio a quienes llevamos más de tres años sufriendo”, concluye el hermano de la fallecida.