El Real Jaén asciende tras un minuto de vértigo

José Eugenio Lara /Jaén
Vídeo.-El Real Jaén consumó el ascenso a Segunda División después de trece años y cinco días, en un partido en el que igualó a cero con el Huracán, con lo que agarró el objetivo por el valor doble de los tantos. El final fue como una noria. Santi Villa falló un penalti en el minuto noventa y un instante después Raúl Gaitán evitó el gol en la misma línea. El Real Jaén salvó el partido y ya es de Segunda en una temporada de ensueño.

    30 jun 2013 / 08:28 H.

    El Real Jaén ascendió a su estilo, con un sufrimiento infinito en el último suspiro del encuentro pero con una confianza increíble. Del infierno a la gloria hubo escasos segundos, los que transcurrieron entre el penalti que Santi Villa lanzó al palo y la acción de Raúl Gaitán en la línea de gol. No tiene límite ni mesura el fútbol. Ayer puso a prueba a miles de corazones. El partido tuvo una dinámica controlada, con un guion estable que no se movió durante los noventa minutos. Llegó el primer sobresalto con el penalti y todo se dinamitó. Falló Santi Villa, contra posterior y Gaitán, con un despeje providencial, empujado por el recuerdo de Galera y por catorce mil almas más, cambió el curso de la historia. No tiene piedad el fútbol. Para nadie, aunque en esta ocasión la situación se extremó para darle aún más valor a una hazaña sin precedentes. Un equipo sin figuras y una plantilla modesta han conseguido lo más grande que depara el deporte: la gloria del ascenso. Ese minuto de fatiga, que pareció inacabable, se transformó luego en horas de felicidad. La afición y los jugadores celebraron el éxito como se merecía, con un baño de multitudes y con una emoción enorme. Jaén es de Segunda, con un equipo identificado con los valores de la tierra y con un club santo y seña del esfuerzo por sobrevivir y de abanderar el sueño de una provincia. Este Real Jaén, forjado en el padecimiento, interminable a veces, se encontró anoche con su verdadera medida. Y ahí creció como pocos, arropado por un público impresionante y fortalecido siempre en la adversidad.


         El partido tuvo calma y serenidad. Se ajustó a un guión más o menos establecido y a una línea argumental lógica en este tipo de compromisos. El Real Jaén se afanó en controlar la pelota, en tener el dominio del juego y en no equivocarse en su estructura defensiva. Lo consiguió casi siempre porque el Huracán no fue un ciclón, sino un ligero viento. El equipo valenciano prefirió verlas venir y aguantar la deseada oportunidad que siempre llega. No fue un rival de empaque ni un oponente atrevido. Aguantó todo lo que pudo y, cuando se desordenó, con Fabiani en el campo y con Amarilla como un delantero más, fue cuando dio con su mejor ocasión, producto de una contra nacida en una pérdida de balón jiennense. Hasta el minuto noventa, poco que decir. Santi Villa y Morgado, en los primeros instantes del choque, descubrieron un fútbol que luego no tuvo continuidad. Todo se redujo al control jiennense y a la espera valenciana. Así discurrió el juego, sin ondulaciones notables y sin aparente peligro para las dos áreas. El miedo a encajar un gol hizo abstraerse a los dos conjuntos, porque son encuentros con una carga emocional terrible y con una tensión difícil de contener. Giró el choque en un minuto, explosivo y eléctrico, y hasta estresante. Pudo pasar de todo. La afición vio el ascenso en el penalti. Se contuvo cuando erró Santi Villa y lo vio todo perdido cuando Fabiani remató un centro de Amarilla. Casi por inspiración divina apareció Raúl Gaitán, que se interpuso entre el balón y la red. Corazones a ritmo frenético y sin control. No hubiera merecido ese cruel castigo el Real Jaén, que encontró una alianza con el destino. Le debía una el fútbol al equipo jiennense y anoche ajustaron cuentas. No podía ser de otra forma. Jaén es de Segunda. Trece años y cinco días después tiene otro ascenso, una eternidad para un club que ha encontrado su éxito cuando ha mirado hacia dentro y ha ponderado los recursos más hermosos del fútbol: la humildad y la sencillez. Jaén es de Segunda. Un ascenso conseguido desde abajo, desde la reconstrucción y la supervivencia. Por eso sabe a gloria, a pasión y a vida. Este es el Real Jaén actual.
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