El PP salva el primer escollo para modelar una 'ciudad sin complejos'
Buscaban consenso, pero, en su primera exposición plenaria, el PGOU del PP solo obtuvo rechazo —el de IU— y abstenciones —nueve del PSOE—. Pese a todo, la mayoría absoluta del equipo de Gobierno sacó adelante un documento 'fundamental' para que Jaén 'dé el salto de calidad que otras capitales ya dieron' y en el que la izquierda no ve más que 'humo'.
Podría haber escogido otro. Pero, de entre los dichos relacio
Podría haber escogido otro. Pero, de entre los dichos relacio
nados con el ser jiennense, el concejal de Urbanismo, Francisco Javier Márquez, optó por el “desgraciado” “es que en Jaén no hay ná” para defender el PGOU que, ayer, en un “tiempo récord”, llegaba al pleno para su aprobación inicial. No tenía que convencer a nadie. La mayoría “histórica” que su partido consiguió el 22-M era garantía suficiente para saber que la hoja de ruta que marcará el devenir urbanístico de la capital “para, al menos, dos décadas” —como aventuró el alcalde, José Enrique Fernández de Moya— saldría adelante. Como así fue. Pero, en un ejercicio de “divulgación” y de marketing político, Márquez atribuyó al PGOU los elementos necesarios para que Jaén dé “ese salto de calidad que otras capitales de provincia cercanas ya dieron”. Como si hubiera extraído las ideas de un “best seller” de Bucay, aseguró: “Se trata de hacer una capital sin complejos. Tiene que ser una ciudad de primera, no la hermana pobre. Nuestro destino lo tenemos que decidir nosotros. Jaén tiene un potencial para despegar como capital de provincia y tiene que liderar el desarrollo”.
Para conseguirlo, enumeró infraestructuras que adjetivó de “razonables” y “financiables por sí mismas”. Destacó la tan traída Ciudad Sanitaria; la ampliación de la Universidad —de la que dijo: “Crecerá como deseaba la institución, hacia el centro comercial La Loma—; un Nuevo Ferial; un núcleo para potenciar la I+D+i al que el PP ha bautizado con el nombre de Tecnópolis; el Paseo de las Artes; “la mayor inversión en zonas verdes de la historia”, y, por supuesto, los transportes.
Negando por enésima vez que se contemple una segunda línea de tranvía, como volvió a remarcar el PSOE, el edil de Urbanismo justificó la construcción de la Estación Intermodal y de equipamientos como el parque comercial Santo Reino en el eje Norte de la ciudad en la necesidad de dar viabilidad a algo en lo que jamás creyó el PP —el tranvía— y de hacer un Jaén “competitivo”. “Aquí, no tenemos las infraestructuras que las empresas demandan para invertir. En Córdoba, hay un aeropuerto privado y, a 100 kilómetros, en Granada, uno público. Si aquí nos preguntan “¿tienen trenes?, tenemos que contestar ‘no, el AVE está en Córdoba’. Siempre estamos en desventaja. Por tanto, la apuesta en infraestructuras tiene que ser básica. Queremos competir en igualdad de condiciones con otras ciudades para que el empleo y los jóvenes se queden en Jaén”. En este sentido, el alcalde sumó las inversiones anunciadas por la ministra de Fomento, Ana Pastor, en la A-32 y la conexión de Jaén por Alta Velocidad. “Todo eso lo enlazaríamos con el corredor ferroviario y lo complementaríamos con el tren de cercanías”.
Pero la concejal de IU, Isabel Mateos, no ve más que “humo” en el PGOU del PP. A pesar de que Márquez señaló que hay que “mimar el miniplán estratégico del casco histórico”, apuntó a la descompensación entre el Norte y el Sur que vislumbra en el PGOU. Un documento que rechazó en bloque porque “es un gigante con los pies de barro” y “una orgía para constructores, promotores y propietarios de suelo”. En esta línea, el concejal socialista Manuel López criticó que en él “no se habla de vivienda pública”. La iniciativa residencial “se deja en manos de los privados”, sentenció. Pero —añadió—: “Se puede arreglar”. Para ello, propuso una comisión integrada por los tres grupos con representación municipal y que el PP aceptó para estudiar todas las alegaciones que se hagan al plan y que su aprobación provisional —ya sea en “julio o agosto”— se alcance con el consenso que ayer le faltó a la inicial. Nuria López Priego /Jaén
Las dudas de empleadas de Macrosad
Entre la quincena de personas que nutría el público del pleno ordinario, había representantes de las trabajadoras de Macrosad, que siguieron con extrema atención las intervenciones de la edil de Asuntos Sociales, Reyes Chamorro, y del alcalde, José Enrique Fernández de Moya. Los dos lamentaron la “vulneración de los derechos” que sufren 700 dependientes y el impago de tres nóminas que acumulan las empleadas, a pesar de que el Ayuntamiento y la Junta “han cumplido” en la transferencia de “1.503.606,93 euros” entre agosto y diciembre de 2011. Este es el motivo por el que el Ayuntamiento ha consignado 297.000 euros judicialmente. “No nos fiamos de la empresa, ni del gerente”, dijo el alcalde, que aseguró que el dinero llegará directamente a los bolsillos de las trabajadoras y les pidió que abandonen la huelga. Pero no se fían. “Los trámites judiciales son largos. Tenemos la duda de que se pague antes la deuda de la empresa y, si dejamos este cese, no conseguiremos nada”, indicó María Dolores Contreras.
“Las Protegidas” no espera nada de la moción para descatalogar las casas
“Esto no es más que el apoyo público que ha venido demostrando el alcalde, José Enrique Fernández de Moya, a los vecinos”. De esta forma, describe el presidente de la comunidad Virgen de la Capilla del barrio de La Victoria, Tomás Méndez, la moción que el PP sacó adelante para descatalogar Las Protegidas. Lo consiguió en solitario y con la oposición del PSOE y de IU. Pero —lamenta Méndez—: “Solo sirve para trasladar a la Junta que el Ayuntamiento considera que estas viviendas no deben estar catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC), pero no creo que la Junta lo acepte”. Y de aprobarlo —añade—: “Ni siquiera los vecinos tenemos proyecto para hacer nada”. Apostilla que hubo una época en la que sí se podía haber hecho algo. “Pero nos condenaron”, se queja.
Antes de las elecciones de 2007, “la Junta nos prometió que iba a rehabilitar el barrio y que las viviendas se quedarían como nuevas, sin que los vecinos tuvieran que pagar nada”. “Ahí nos hemos quedado: en una promesa y con un proyecto de 800.000 euros olvidado en un cajón olvidado”. Ahora —sugiere—, “la Junta se encuentra en un callejón sin salida y, aunque sabe que esto fue un error, no va a echar atrás públicamente”.
De vírgenes, cervezas y volantes de Pedrín
Por Nuria López Priego
Si el portentoso alienígena del escritor Eduardo Mendoza, Gurb, se dignara a bajar de nuevo a la Tierra y a calzarse no los “stiletto” de Marta Sánchez, sino las botas de cualquier ciudadano de a pie, no solo la política nacional y la decisión del Supremo de inhabilitar a Garzón le desencajarían la boca y le “platificarían” los ojos, como señalaba John Carlin en una de sus últimas columnas periodísticas. A escala local, un pleno del Ayuntamiento de Jaén, como el de ayer, le llevaría a similares niveles de asombro y a poner en suspenso la fama de riqueza lingüística que tiene el Español y el grado de educación que se profesan los veintiséis que configuran la mesa plenaria.
Pero pónganse en que hubiera decidido arrojarse a este desequilibrado planeta y a su genuina ciudad del Santo Reino ayer. Un día que el calendario solo reconoce cada cuatro años. Evidentemente, su superior le habría advertido, con antelación, que se iba a discutir un asunto de especial importancia para la capital: su planeamiento urbanístico. Y, haciendo un esfuerzo, con las pestañas pegándole los párpados cargados de sueño, a las nueve de la mañana, el alienígena metamorfoseado en cualquier vecino de la “ciudad del ronquío” cruzaría el umbral de un salón de plenos que aparenta en televisión dimensiones de las que carece para ocupar una de sus bancadas de escay blanco. En ese momento, su mente privilegiada empezaría a registrar cada rincón del habitáculo hasta posarse en las veintiséis caras de los “representantes del pueblo”.
Los primeros puntos —le habrían susurrado a este despistado protagonista— son de mero trámite. “Aprobación del borrador del acta de la sesión ordinaria del 30 de enero de 2012. Propuesta de rectificación de un error material en el acta del 24 de octubre. Dación de cuentas de las intervenciones realizadas por el Ayuntamiento en la calle Virgen de Montserrat” y... ¡Quietos ahí! ¡Rebobinen!, Dación de cuentas de las intervenciones realizadas por el Ayuntamiento en la calle Virgen de Montserrat”. Comprobaría, entonces, que los títulos que sugieren bendiciones celestiales se trastocan por el camino y acaban en agresiones e insultos personales entre unos hombres enorgullecidos de su poder y otros, que lo tuvieron y que lo perdieron en un proceso democrático de elecciones y que sacaban las uñas para defenderse de los ataques como fieras. Comprobaría, con espanto y con vergüenza —porque no ni siquiera esta es monopolio del hombre—, que las obras de una calle y el ancho de su acerado pueden desatar la “maldad” entre concejales y descalificaciones en las que “se confunde al adversario con el enemigo”, como apuntaría un hombre de barbas apodado socialista.
Pero no sería el único momento en el que el alienígena habría querido taparse los ojos y, de haber tenido otro par de miembros delanteros, como es habitual en su planeta, también las orejas. Sin entender demasiado, vería a un señor sentado en el centro de la “U” de la mesa plenaria señalando un artículo de prensa y criticando a unos seres llamados “sindicalistas” —“que, por su nombre, deben ser tan raros como yo”, se convencería el extraterreste— que, después de una manifestación, se fueron “a tomar cervezas y a vivir”. “¡Estando España como está!”, completaría enfadado el mismo hombre de la vara de mando.
“Y ¡ay por dios! ¿Qué ha pasado?”. No duraría un segundo la presunta culpabilidad de este ser extraño e inocente, cuando escucharía un “¡y sí, claro! A tomar cervezas y a vivir” saliendo de la boca de una mujer a la que todo el mundo dice no entender para, en realidad, no tener que hacerlo. “¡Trabajar para vivir, para mantener a la familia y para tomar una cerveza después de una manifestación! No vivir para trabajar. ¿O es que solo se la puede tomar la señora Cospedal?”, la vería preguntar enfurecida. “Afortunadamente, no me transmuté en mujer”, se tranquilizaría.
Más tarde, después de que entre todos marearan a una gallina que acabaría desnortada, oiría hablar a la misma señora de gafas y de sempiterna sonrisa, a pesar de los chaparrones que le caen, de “gigantes de barro” asociados al PGOU propuesto y de “volantes de Pedrín, preferibles a Disney World” que no están al alcance de todos los bolsillos. Y, sin haber visto jamás un “volante de Pedrín”, habría deseado uno para poner fin a su aventura en el Santo Reino.