El Hueco
José Aguilar Millán, desde Jaén.- La historia de Jaén es la historia de sus barrios, y la historia de los barrios la forman las personas que han vivido y han pasado por ellos dejando su huella indeleble. Juan García, 'El Hueco”' hijo de Martina, vivió y trabajó en el barrio de la Magdalena, donde dejó una gran huella. Quién no oyó hace años, años 70 y 80, hablar del bar 'El Hueco' de la Magdalena.
Recuerdo que siendo chiquillo subían de todo Jaén a degustar sus fantásticos reclutas. Las propinas daban lugar a que Juan tocase su recordado cencerro, que era uno de los atractivos de su negocio, haciéndolo sonar según fuera de generosa la misma. Para mí siempre es un placer recordar aquellos tiempos en mi barrio del alma, donde junto a “El Hueco”, se ganaban la vida en él, gentes sencillas y trabajadoras como Juande, Angustias, Antonio el del supermercado, mi padre, Cerezo, Miguel Quiles, Valderrama, los Parrales, el horno de Cantos, el horno de Quiles. Tiempos de bocadillos de mortadela, de pan con aceite y colacao, y de lamparones en las ropas, de rebecas y de saquitos y del único traje con olor a alcanfor. Tiempos de Antón, de Furnieles, de blanco y negro, de pesetas, dos reales y gordas, de la televisión única, del cine Rosales, de partidos de futbol en la calle, de vida en el salón, donde se convivía, tiempos de braseros de erraj, de sabañones, de los zapatos gorilas y pelotas verdes duras, de hilo negro, más palante, tiempos de travesuras y de se lo digo a tu padre. Tiempos de biscutes en los Parrales, Boca ruido, Teruel, Papa fumo, Cerezo y “El Hueco” observando la vida de estos años me pregunto: ¿Dónde los cariños, los abrazos, las promesas, los besos, mis abuelos, mis vecinos, los “te quiero para siempre” de esos maravillosos años? ¿Dónde la pureza y la inocencia de aquellas gentes? ¿Dónde? Dejo constancia en estas páginas de la muerte de Juan García, “El Hueco”, vecino ilustre que fue del barrio de La Magdalena, donde arropado por su barrio, con gran pesar, se celebró su emotivo entierro hace unos días. Descanse en paz.
José Aguilar Millan