El Gobierno de Rajoy, a la deriva
Damián Martínez Aguilar desde Jaén. Dieciséis meses han bastado para que Mariano Rajoy y su equipo de Gobierno anuncien a los españoles que la legislatura de cuatro años que deberían de cumplir estaba totalmente finiquitada. Las caras de asombro por parte de Soraya Sáenz de Santamaría , Luis de Guindos y Cristóbal Montoro eran fiel reflejo de las historietas que pretendieron vendernos el pasado día 26 de abril en la rueda de prensa después del Consejo de Ministros, rueda esta que hubo que repetir, ya que ni ellos mismos sabían a ciencia cierta lo que pretendían decir a los medios de comunicación.
Esto no es de recibo, quien tendría que haber dado la cara era Mariano Rajoy como presidente de Gobierno, elegido con una mayoría aplastante de lo cual los españoles que no le votamos estamos orgullosos de ello, francamente nunca tendría que haberlos arrojado a los leones a sus tres ministros, pobrecillos qué cara tenían de susto, solo balbuceaban palabras sin contenido alguno, en más de una ocasión fueron los periodistas quienes tuvieron que sacarlos de tal atropello, hubo uno, Cristóbal Montoro, que se limitaba a reírse de lo que estaba diciendo y a eso le llamamos en Jaén falta de educación; pero bueno, estamos cansados de que nos mienta y ese día de todo lo que dijo el noventa y nueve por cierto eran mentiras. Este Gobierno en funciones, como ellos se denominan ahora, vienen a decirnos a los españoles que el paro crecerá en 1.300.000 parados más; que el IRPF permanecerá así hasta 2015; que los funcionarios recuperarán la paga extra “perdida” en el 2015 y en un solo pago; que el país sufre una dramática situación, y que no se pueden lograr milagros. Todo esto y más, ya lo sabíamos, lo que no se puede a estas alturas es buscar un culpable y para ello señalan con el dedo a Angela Merkel y así lo reconoce Mariano Rajoy en privado. Esto nos viene a decir a los españoles el porqué fue incapaz de desgranar su programa electoral públicamente, si lo hace, hoy no estaría sentado en su sillón de la Moncloa. El presidente del Gobierno y su equipo nos están demostrando que son unos ineptos y unos irresponsables y que solo saben prestarse a los “mandatarios” europeos. Yo apostaría que lo primero que hace Mariano Rajoy al levantarse es llamar a Angela Merkel y ponerse a su servicio y le indique cuáles son las tareas de ese día y a la noche vuelve a llamarla para que le diga si las mismas están bien realizadas, de lo contrario tendría un tirón de “orejas”. No, ese no es el camino, el país necesita trabajo, entrega, dedicación y sobre todo honestidad para con los ciudadanos. En España estamos 47.000.000 de españoles; 8.100.000 jubilados; 6.202.700 en desempleo; 16.600.000 trabajando, y 1.900.000 en el umbral de la pobreza, los cuales tienen todo agotado, familias enteras que no ingresan ni un euro en su casa y que tienen que comer de lo que les damos los demás, esto me recuerda (y se me saltan las lágrimas) los tiempos más que difíciles que se pasaron en nuestro país en la posguerra civil. ¿Esto es lo que quería la derecha más rancia de Europa? Pues ya lo tienen, a qué esperan para destruir el país, este Gobierno nunca demostró el más mínimo interés por sacar a España de la crisis. Desde que llegó todo fueron recortes y mentiras, pero las mentiras tienen las “patas muy cortas” y llegará el momento y no en “diferido” en que los españoles digamos “hasta aquí hemos llegado”, y se monte el espectáculo, nadie nos va a detener, sabedores somos que la consigna dada a la policía nacional es “ palos al mono”. No es este el camino que los españoles queremos, pero sí es verdad que estamos cansados del gobierno inoperante y poco creíble, no escucha a los demás partidos, se ríe de los españoles, no es capaz de incentivar al pequeño y mediano comercio con rebajas fiscales y descuentos en la Seguridad Social por un periodo de dos o tres años, teniendo en cuenta que este comercio es el que genera empleo y mueve la economía en España, pues las grandes superficies solo tratan de ver cómo ganar más y engañar al trabajador. Solo me queda decirle al Gobierno central, que si no es capaz de enderezar el rumbo de la nave en la que estamos sumergidos, que se marche, sí, que se marche, de lo contrario puede que estalle algo que no desearíamos, la paciencia tiene un límite y ese límite está al borde del abismo.