El cierre de la cementera Holcim en Torredonjimeno cumple un año


José Rodríguez Cámara/Jaén
Hoy se cumple un aniversario que es de todo menos feliz en Torredonjimeno. El pueblo perdió su santo y seña industrial, la fábrica de cemento que, durante más de medio siglo, dio trabajo a padres e hijos. Para colmo, el prometido plan de reindustrialización, por el momento, no da frutos.

    11 nov 2009 / 10:28 H.

    Los empleados de la fábrica de cemento de Torredonjimeno (70 de plantilla y 50 de subcontratas) se quedaron sin sangre en las venas hará hoy un año. En una reunión por sorpresa, convocada a las siete de la tarde, en un hotel de la capital, el comité de empresa, que entonces presidía Mario Martínez, les dijo que la industria, en la que se ganaban bien la vida, se iba al garete. La noticia saltó ese mismo día y el rumor era conocido por todos los empleados. A pesar de ello, las informaciones que les dieron sus delegados sindicales fueron como una bofetada. Esta planta, con más de cincuenta años de historia, no era rentable para sus propietarios, la multinacional suiza Holcim. Ya lo dijo en su momento este gigante empresarial, que el cierre era “inevitable” y, doce meses después de tomar esa decisión, a pesar de una movilización social sin precedentes, nada ha cambiado. Es más, hoy, a su juicio, habría todavía más motivos. Manuel Soriano, director de Desarrollo Sostenible en España, explicó ayer que, si en 2008, el consumo de cemento descendió un 24 por ciento, en lo que va de este, la caída es superior en casi ocho puntos. Era “de cajón”, aclara Manuel Soriano.
    Tampoco oculta que, a pesar de que la Junta, el Ayuntamiento, los sindicatos, la propia multinacional y otros agentes se comprometieron a intentar buscar otra industria para Torredonjimeno, que supliera la falta, doce meses no han servido para encontrar una alternativa. Por el momento, reconoce, sólo hay “una idea”, ni siquiera un proyecto, para poner en marcha una planta de biomasa. El próximo día 19, se analizará la cuestión en una reunión de la comisión de seguimiento del cierre. Mientras llega el milagro, lo cierto es que el municipio ha perdido 120 puestos de trabajo. Treinta trabajadores de plantilla están recolocados en otros centros de la compañía, veinte están prejubilados y otros tantos se dedican al desmontaje de las instalaciones. De los 50 subcontratados, Holcim no tiene nada que decir puesto que, precisa su portavoz, no estaban en nómina. La realidad de estas personas es que la Justicia no reconoció que tuvieran relación con la empresa, y no se pueden beneficiar de las condiciones pactadas para los que fueron sus compañeros. Este fallo está recurrido. Su salida, para el alcalde, Cosme Moreno, sería un trabajo. Y es que eso es lo que falta en el municipio desde el cierre de Holcim que, además, llegó en plena crisis. Como prueba de la mala situación de la economía local, el regidor revela que en la bolsa de trabajo de la Administración local, de cien solicitudes, se ha pasado a más de un millar. No es extraño que el Gobierno local reclame, como agua de mayo, que algún empresario se interese en aprovechar los terrenos que Holcim abandonó ya hace un año.

    Actividad constante desde 1954
    La ya desaparecida industria, fue en su origen Cementos Alba. La fábrica comenzó a construirse en
    1953, dos años más tarde fue inaugurada. La producción inicial era de noventa mil toneladas de  clinker. En 1973, sufre su primera gran crisis, pero la supera en la década de los ochenta del siglo XX. La factoría se integra en 1986 en el grupo suizo Holderbank. Es el año en el que se constituye Hornos Ibéricos Alba (Hisalba).

    La planta se afianza con Holcim
    En 2001, Hisalba, después de años de esplendor, cambia su imagen y pasa a denominarse Hocim España, marca en el país del Grupo Holcim, uno de los líderes mundiales de la producción de cemento. La factoría alcanza sus mejores cifras en cuanto a producción (1.300 toneladas diarias). Además, las instalaciones se modernizan para ser más eficientes y respetuosas con el medio ambiente.

    Postura firme para salvar la fábrica
    El comité de empresa, que desconfía de la propuesta de recolocación de trabajadores de Holcim y de los motivos del cierre, al considerar que la planta es rentable, comienza una intensa lucha para evitar la desaparición de la industria. Reciben el respaldo de las administraciones públicas, de los partidos y de los vecinos de Torredonjimeno, donde está la cementera, y Jamilena, municipio en el que se encuentra la cantera.

    Acuerdo con el menor coste social
    Después de unas tensas negociaciones entre Holcim y el comité de empresa, se llega a un acuerdo sobre la situación en la que quedarán los setenta trabajadores en nómina de la factoría. Las medidas pactadas pretenden que el coste social de la decisión de la multinacional sea el mínimo. De esta forma, se firman prejubilaciones ventajosas y se recoloca, con ayudas para el traslado, al grueso de empleados de la industria tosiriana.