El caso de los Nereo, un crimen que sacudió a la sociedad española
Ignacio Frías /Jaén
Todo asesinato, en lo literario, encierra el germen de una buena historia. Y el crimen de los hermanos Nereo, ocurrido en Porcuna el 28 de julio de 1913, hace un siglo, reúne todos los ingredientes. El escritor Luis Emilio Vallejo Delgado noveló los hechos en La Nereida, editado por El Olivo, de Úbeda, que acaba de publicar su segunda edición.

Todo asesinato, en lo literario, encierra el germen de una buena historia. Y el crimen de los hermanos Nereo, ocurrido en Porcuna el 28 de julio de 1913, hace un siglo, reúne todos los ingredientes. El escritor Luis Emilio Vallejo Delgado noveló los hechos en La Nereida, editado por El Olivo, de Úbeda, que acaba de publicar su segunda edición.
La revista “Andalucía en la Historia”, en su último número, destaca en su portada: “Cuando Jaén clamó contra la pena de muerte”. Se refiere a El crimen de los hermanos Nereo, la investigación de unos hechos ocurridos en el término municipal de Porcuna, en los que los hermanos Justo y Antonio Ramírez Nereo, de 20 y 18 años, respectivamente, dieron muerte a la pareja de la Guardia Civil, formada por el sargento José Martínez Montilla, y el guardia Francisco Vivancos Cánovas. Su autor, Luis Emilio Vallejo, consciente de la calidad del material recopilado, noveló la historia y la publicó el pasado verano con el título La Nereida, un nombre que evoca a Nereo, el dios de las olas del mar, y, en concreto, a la huida de los hermanos Nereo, tras cometer su crimen.
Desde un primer momento, según el autor, el esclarecimiento de los hechos presentó lagunas insalvables. A los Nereo se les condenó a la pena capital en un juicio militar. El proceso hizo correr ríos de tinta en España y figuras como Niceto Alcalá Zamora, Pablo Iglesias, Carmen de Burgos, Eduardo Dato, el conde de Romanones o Jacinto Benavente, pidieron el indulto haciéndose eco de un clamor popular por el perdón de los reos y contra la pena de muerte, que partió de Jaén durante la inauguración, el 15 de agosto de 1915, del monumento a Bernabé Soriano. La presión popular y política dio su fruto parcialmente. Justo, el hermano mayor, fue indultado, pero el menor, Antonio, que se autoinculpó de todo, fue ajusticiado, el 30 de septiembre de 1915, en Jaén.
el crimen. “Se le llamó crimen de los Nereos, pero quizá fue un acto en defensa propia”, matiza Luis Emilio Vallejo. El autor sintetiza así los hechos: La cortijada de San Pantaleón, de Porcuna, celebraba sus fiestas y allí se encontraba una pareja de la Guardia Civil, cuando se oyó un disparo de escopeta. El dueño del cortijo comentó a los guardias que debían ser los hermanos Nereo, que paraban en el cortijo cercano de Los Borregos.
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