El amor de una mascota
A veces me pregunto porque una familia que decide comprar o adoptar un perro, al cabo de un tiempo lo abandona o lo maltrata de tal forma que el pobre animal no puede defenderse.
Es algo que me pregunto y siempre lo tendré rondando en mi cabeza. Cuando una familia no puede hacerse cargo de un animal, que no vaya a por él, de hecho ni se le pase por la cabeza el tenerlo en casa. Hay que ser consecuentes de lo que tenemos y lo que hacemos, y si, nuestra economía no puede afrontar todos los gastos que requiere un perro no lo adoptemos ni lo compremos. Porque el abandonar un perro en una cuneta para que dentro de dos días este muerto, ya sea por un atropello, por habré o por frío, es lo más desagradable que hay en esta vida. No entiendo como hay personas tan “frías” de hacer esta clase de actos, no tienen corazón, y mucho menos, no pueden ponerse en la piel del animal. El perro, si es bien educado desde un primer momento puede llegar a ser el mejor amigo del hombre. Dan tanto y piden tan poco que, a mi se me estremece el corazón al pensar que, solo de pensar que hay una “gentuza” por ahí maltratando o abandonando su perro, me entran ganas de ir a buscarles y romperles la cara. Perdón por la expresión, pero no puedo llegar a hacerme una idea de como puede estar sufriendo el animalito. Las penas por maltratas a un animal son demasiado flexibles para lo que deberían ser en realidad. Por desgracia no podemos coger a aquellos que abandonan su perro, porque no tienen microchip. Desde aquí hago un llamamiento y pediría que todos los dueños que poseen una mascota tendrían que tener la obligación de insertarles este chip, para que el día de mañana, si deciden abandonarlo, la policía, el veterinario o la protectora de animales se pusieran en contacto con él y pedir explicaciones sobre lo sucedido. Ya que no todo es abandono, sino también que el perro se escapa y luego no sabe volver a su hogar.
Carlos Gónzalez / Jaén