23 may 2015 / 09:04 H.
La presa de Siles es ya una realidad y con ella una opción clara para dinamizar la agricultura de esta zona y, por lo tanto, su economía. Esta comarca, dado su alta tasa de paro y emigración, requiere de una atención prioritaria y después de la eterna construcción de la infraestructura se esperaba, ni más ni menos, que revertiera directamente en ella. Sin embargo, en los planes del Gobierno central este punto más que claro está enmarañado. Así se enmarca la disputa política entre, por ejemplo, el PSOE y el PP. Los primeros no entienden que una comarca deprimida tenga que “compartir”el recurso hídrico de la presa. Frente a los datos que estipula el Gobierno, con 6,1 millones de metros cúbicos para 3.500 hectáreas, los socialistas alegan ante la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir que la dotación sea mayor, en concreto, suficiente para abastecer 10.000 hectáreas de esta comarca, a razón de 1.500 metros cúbicos por cada 10.000 metros cuadrados. Junto a esta clara reivindicación se exige la construcción, cuanto antes, de las conducciones para llevar el agua a las explotaciones agrícolas. De hecho, parece que existe una contradicción entre el motivo de la edificación de la presa ligada, sobre el papel, para favorecer en concreto a esta comarca y su inclusión en el Sistema de Regulación General. En cualquier caso, se requiere una mayor claridad en la postura del Gobierno y saber qué se va a hacer con todo esos recursos hídricos. Después de tantos años esperando que se consumara este proyecto que, al final del trayecto, se le reste un ápice, por pequeño que sea, de protagonismo a la comarca no es de recibo. Cuanta más agua tenga la zona más productivos serán sus olivares. Así de simple.