Dos años de prisión por atracar un casino con armas manipuladas

El Juzgado de lo Penal número 2 de Jaén condenó ayer a dos años de prisión a Carlos Ramón L. C., un vecino de la capital, por el atraco perpetrado en febrero en un salón de juegos. El ladrón reconoció los hechos ante su señoría y el fiscal rebajó la petición de pena de forma ostensible.

    08 sep 2010 / 11:22 H.

    Los hechos ocurrieron en la noche del 12 de febrero en un casino de máquinas recreativas ubicado en la Avenida de Andalucía. Un hombre encapuchado y vestido con un chubasquero militar entró en el local, intimidó a la empleada con una pequeña pistola, que parecía de fogueo, y se llevó todo el dinero que había en la caja: poco más de quinientos euros. Apenas dos semanas después, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría identificó al atracador y resolvió el caso. El ladrón era Carlos Ramón L. C., un vecino de la capital de 37 años y con casi una veintena de detenciones anteriores a sus espaldas. Ayer, fue condenado a dos años de prisión como autor de un delito de robo con intimidación.
    Este caso es especialmente llamativo porque el arrestado “fabricó” el arma con la que perpetró el atraco. Tras producirse los hechos, la Policía descartó que el golpe fuera obra de un profesional. Los investigadores de la UDEV determinaron que el autor era un aficionado al mundo de las armas, “con conocimientos suficientes para su manipulación y mantenimiento”. Este perfil encajaba con el de Carlos Ramón L. C. Durante varios días del pasado mes de febrero, varios agentes se convirtieron en su sombra y lo sometieron a un discreto seguimiento hasta que fue detenido.
    En el registro de los dos domicilios que utilizaba, la Policía encontró varios enseres que lo vincularon con el atraco al salón de juegos. Se hallaron las ropas que llevaba ese día y que fueron reconocidas por la víctima. Igualmente, se halló una pistola de pequeño calibre, marca Blow, idéntica a la utilizada en el robo. Carlos Ramón L. C. guardaba otras dos pistolas más y una escopeta. Eran de fogueo y, presuntamente, él mismo las había manipulado para que dispararan fuego real. De hecho, el arma larga tenía los cañones recortados y la culata adaptada para un manejo más cómodo. “Es un manitas de esto”, explicó uno de los policías que le puso los grilletes.
    Hace unas semanas, este mismo juicio tuvo que suspenderse porque Carlos Ramón L. C. renunció a su abogada. Ayer, la vista se celebró y el acusado fue atendido por la misma letrada. El juicio fue cuestión de minutos, ya que el procesado mostró su conformidad y reconoció los hechos que le imputaba la Fiscalía.
    Rafael Abolafia / Jaén