Deportes de riesgo
El concepto deporte, como se sabe, puede abarcar múltiples actividades y responder a una amplia variedad de juegos, divertimentos o recreos. En si, el deporte no debería arrastrar más connotaciones que aquellas que le son propias en esencia, en cuanto a todo aquello que hiciera referencia al ejercicio saludable y al aspecto lúdico del mismo, pero como tantas otras manufacturas del género humano acaba contaminándose con elementos que le son ajenos y por supuesto nocivos. Me estoy refiriendo, por poner un ejemplo, a esos deportes de sólida y amplia raigambre popular, que estimulan a las masas hacia comportamientos no siempre deseables, de sobra conocidos por todos, que hacen aflorar en algunos casos pasiones irracionales, e incluso salvajes, que obedecen y amparan por desgracia, tan sólo los intereses económicos de muchos personajes cuya única afición deportiva consiste en practicar el “golfismo” sin obstáculos, y que se solapan bajo el nombre de un equipo o en los colores de una camiseta o en las virtudes y facultades de una determinada persona. Acaba desvirtuándose el espectáculo, se inmiscuye en ocasiones el politiqueo más canalla, más ruin, la racionalidad puede llegar a atrofiarse y el buen aficionado, el fiel seguidor, y el entusiasta de cualquier disciplina deportiva, puede acabar mutando en ultra embrutecido o en un forofo desbarrado. Puede ser y son, con estos ingredientes añadidos, auténticos deportes de riesgo, y no sólo para aquellos que los practican, sino también para aquellos que se supone que los disfrutan. No son lo mismo, evidentemente, y sirviéndonos como paradigma para cualquier deporte, la poesía futbolística que predica Valdano y las proclamas soeces de un “hooligan”.
No obstante si usted a pesar de todo quiere practicar un deporte de riesgo y padece insolvencia física por edad o naturaleza, como nos ocurre a muchos, no se me preocupe, tan solo tiene que salir a pasear por los abruptos pavimentos de las calles de Jaén en estos días de llovizna y hojas otoñales, la alta peligrosidad está garantizada.
No obstante si usted a pesar de todo quiere practicar un deporte de riesgo y padece insolvencia física por edad o naturaleza, como nos ocurre a muchos, no se me preocupe, tan solo tiene que salir a pasear por los abruptos pavimentos de las calles de Jaén en estos días de llovizna y hojas otoñales, la alta peligrosidad está garantizada.